Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
En cualquier Gobierno, órgano jurisdiccional o autónomo, Poder Legislativo, una de las áreas que jamás debería ponerse en la mesa como cuota política es la seguridad.
Sin embargo, en el Congreso de la Ciudad de México en esta Legislatura se le entregó la Dirección de Resguardo como cuota a un partido político, el PT, vía su diputada vicecoordinadora, Miriam Saldaña, quien colocó ahí a un inexperto en la materia, cuyo único mérito para el cargo es que ella lo amadrinó.
Esto, a pesar de que pone en riesgo a los 66 diputados, que no pueden tener la certeza que el recinto de Donceles y Allende esté bien cuidado; tampoco otras instalaciones como la de Plaza de la Constitución 7, frente al Zócalo, donde se ubican las oficinas de todos los legisladores.
El referido director de Resguardo del Congreso es Camilo Ganech Ramírez García, cuyo desempeño puede describirse con su actuación del martes pasado, en lo que fue una sesión sumamente compleja porque se votó la prohibición de las corridas de toros sin sangre. Ello obligaba a un dispositivo de seguridad interno y externo muy riguroso, planeado, ejecutado y supervisado con mucha antelación. A pesar de que personal administrativo, asesores de diputados y hasta algunos legisladores llegaron varias horas antes de las 8:00 horas que estaba convocada la sesión, el director de resguardo arribó apenas 20 minutos antes del comienzo. Tarde, pero sin sueño, eso sí.
Contraste total con lo que ocurría en las dos legislaturas anteriores, en que el área de Resguardo la encabezó Óscar Valencia, él sí experto en el tema, y además traía bajo fuerte disciplina al personal de seguridad. Cuando estaban previstas sesiones complicadas que requerían un operativo mayor de seguridad, por ejemplo, un informe de Gobierno, toma de protesta o la votación de temas muy candentes, Valencia solía dormir en un hotel entorno al Congreso, a donde llegaba desde las 5 de la mañana para encabezar el operativo. Lo primero que hacía era revisar con un perro policía que no hubiera algún artefacto que pusiera en riesgo la seguridad de los diputados y sus invitados. Y como jefe, ponía el ejemplo de llegar temprano. Sus subordinados tenían que hacer lo propio sin chistar.
No existía el conflicto de interés de ahora, en que el director de Resguardo fuera pariente (sobrino) de un líder sindical: José Carlos Hernández Sánchez encabeza el minoritario y agonizante “Sindicato Auténtico de Trabajadores del Congreso CDMX”.
Ese martes, el Congreso estuvo a salvo por el gran operativo que hubo de los granaderos (que ya no son granaderos) de la Ciudad de México, a pesar de la llegada tardía del responsable del Congreso, quien por cierto lo primero que hizo fue dar instrucciones a sus subordinados para obstaculizar el trabajo de los periodistas. Un ataque a la libertad de expresión.
La relación laboral de Camilo Ganech con el Congreso no ha sido la mejor. Durante varios años tuvo un litigio contra éste porque fue despedido. Ganó el laudo y logró que le dieran su base como personal sindicalizado, por lo que en estricto sentido ahora no podría ocupar una plaza de confianza, como la que encabeza. No debe extrañar que se incumpla una medida administrativa, si los diputados permiten que se ponga en riesgo su seguridad con un incapaz.
Si los legisladores de verdad valoran su seguridad y la del Congreso, la designación del director de Resguardo no debería ser una cuota partidista, sino resultado de un gran proceso de auscultación, con expertos, especialistas. Pero eso difícilmente va a suceder. Lo veremos.