Enojo en comunidad muxe contra actores profesionales

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+Causa repudio entre especialistas porque fingieron ser etnólogos/antropólogos 

+Censuran falta de ética de Erick Israel Consuelo y Noé Hernández

+Los afectados exigen una disculpa pública por parte de ambos

+En la vida real se hicieron pasar por lo que no son

+Ese hecho dificultará la labor futura de etnólogos y antropólogos, alerta CEAS

 

Por: Beatriz Astudillo

Ciudad de México.- Un enérgico posicionamiento del Consejo Directivo del Colegio de Etnólogos y Antropólogos Sociales, A.C. (CEAS) fue lanzado para mostrar su desacuerdo con relación a la falta de ética y buenas prácticas de parte de los actores Erick Israel Consuelo y Noé Hernández.

Ambos se hicieron pasar por etnólogos/antropólogos para “delinear personajes” de la película Finlandia (2021) dirigida por Horacio Alcalá.

Los muxes nacieron biológicamente hombres. Pero adoptan roles de mujer. Juchitán, en la región del istmo de Tehuantepec, en Oaxaca, es una de las principales ciudades de la cultura zapoteca en donde ellos se localizan, una sociedad indígena que se denomina el tercer género. 

El pasado 8 de diciembre de 2021, el periódico El Universal publicó una nota en su sección de espectáculos en la que los actores ya mencionados, relatan y describen cómo se hicieron pasar por antropólogos y etnólogos “como recurso para construir su papel en la película Finlandia” mientras estuvieron en localidades del Istmo de Tehuantepec, en el estado de Oaxaca, México.

“Hay que cambiar el rumbo”, relatan, cuando vieron cierta intimidación (sic.) al saber que eran actores, por lo que acordaron “omitir que eran actores y en algún momento se identificaron como etnólogos”.

La farsa que realizaron estos actores, dice el posicionamiento del CEAS, atenta contra los antropólogos que hacen trabajo de campo en nuestro país por dos cuestiones básicas y explican:

Para hacer trabajo de campo y etnografía, un antropólogo requiere de la confianza de la gente y la principal forma de construir ello se logra a través de la formalización de su presencia en el sitio de estudio (incluso en términos institucionales).

La transparencia y enunciación de objetivos y propósitos del estudio a realizar, el trato respetuoso y honesto con las personas; y un manejo responsable y ético de la información y del conocimiento que se construye.

La dimensión ética de la práctica antropológica tiene como fin que el presente etnográfico se desarrolle bajo marcos consensuados.

Esto incluye guardar secrecía o manejar anonimatos cuando se requiere, con la finalidad de no comprometer a las personas, ni en su identidad ni en su seguridad en el presente y en el futuro dentro su propio entorno y fuera de él.

Las acciones de los mencionados actores atentan contra la profesión antropológica al comprometer el arribo futuro de antropólogos y otros científicos en condiciones de seguridad para el desarrollo de su trabajo. Lo cual se vuelve trascendente en el actual contexto de violencia que vive nuestro país.

Y continúa el comunicado:

 “Repudiamos absolutamente el engaño y la mentira que ejercieron los actores para satisfacer su interés personal, pues edificar un personaje para una película con base en el engaño, no sólo es extraactivismo sino también una forma espuria de enriquecimiento individual”.

Para los especialistas, esta clase de engaño puede poner en riesgo la práctica de los futuros antropólogos que lleguen a esos y otros sitios; además de sentar bases para que cualquiera pretenda engañar a las personas con fines espurios y ajenos al desarrollo del conocimiento.

El Colegio, exhorta a Erick Consuelo, Noé Hernández y el director de Finlandia, Horacio Alcalá, para que realicen un ejercicio de verdad y reparación del daño, de tal manera que en un acto público se disculpen en las localidades donde ejecutaron su farsa.

De igual manera, hacen un llamado a la comunidad de actores en México para que reprueben este tipo de prácticas dentro de su gremio, en donde la falta de ética y el engaño no pueden ser los vehículos de la “creatividad” y que, asimismo, desarrollen protocolos de ética y de sanción gremial para el desarrollo de sus productos artísticos.

“La exploración artística no debe ser pretexto para socavar la dignidad, ni tomar a la ligera una práctica profesional como la que hacemos las antropólogas y los antropólogos, y mucho menos para socavar la confianza de la gente con la que se entra en contacto para supuestos fines artísticos”, advierten los especialistas.

Muy por el contrario, el arte y su edificación debería de exaltar el humanismo y expresar un profundo respeto generalizado hacia toda manifestación de la vida humana, tal como lo intenta la antropología, dice el comunicado el que, además, externa “su total reprobación e indignación al extraer, sin un consentimiento plenamente informado, datos sensibles e información diversa sobre la vida de las poblaciones istmeñas”.

Para el CEAS, la usurpación de práctica profesional para el beneficio personal es repudiable. Usurpar la actividad profesional y actos propios de una actividad profesional es un delito federal perseguido por el Código Penal Federal en su artículo 250 y que describe:

“Se sancionará con prisión de uno a seis años y multa de cien a trescientos días… (Apartado II) Al que sin tener titulo profesional o autorización para ejercer alguna profesión reglamentada, expedidas por autoridades u organismos legalmente capacitados para ello, conforme a las disposiciones reglamentarias del artículo 5 constitucional. A)- Se atribuya el carácter del profesionista. B).- Realice actos propios de una actividad profesional, con excepción de lo previsto en el 3er. Párrafo del artículo 26 de la Ley Reglamentaria de los artículos 40. Y 5º. Constitucionales. C).- Ofrezca públicamente sus servicios como profesionista. D).- Use un título o autorización para ejercer alguna actividad profesional sin tener derecho a ello. Ej-Con objeto de lucrar. Se una a profesionistas legalmente autorizados con fines de ejercicio profesional o administre alguna asociación profesional”.

El CEAS, expresa “su total reprobación ante la acción de Consuelo y Hernández, quienes, sin tener el coraje para asumirse como actores en un contexto cultural diverso y complejo, usurparon la identidad profesional de los antropólogos para la construcción del rol dramático que ejecutarían como actores, lo cual capitalizarán en beneficios económicos personales a corto y largo plazo”.

De igual manera, la Red Nacional de Estudiantes en Ciencias Antropológicas (RENECA) se suma al posicionamiento que realiza el Colegio de Etnólogos y Antropólogos Sociales A.C. (CEAS) contra los actores que mintieron para acercarse a una comunidad muxe en el estado de Oaxaca, omitiendo su verdadera profesión.

La RENECA, expresa que es alarmante que se considere a las profesiones dentro de las diversas ramas de la Antropología como un simple “recurso para la construcción del papel en la película Finlandia”, debido a “que nuestros años de estudio y la cantidad de discusiones que tenemos en torno a nuestras investigaciones, sobre la importancia de la colaboración y la horizontalidad en nuestro trabajo se ve completamente invisibilizado por una práctica tan superficial y descuidada como la de ambos actores mencionados”.

Ellos aseguran que no demeritan en absoluto la labor de los intérpretes ni mucho menos de la industria fílmica en su afán de retratar una parte de la cotidianidad.

“Estamos conscientes del extractivismo cultural que lamentablemente se ha realizado a las comunidades por parte de diversos científicos sociales en pos de la academia o de sus intereses”.

En su posicionamiento, manifiestan que su postura es invitar a reflexionar y a repensar el trabajo desde las ciencias sociales y desde las artes, realizadas para y con las comunidades.

Sin embargo, explican que las prácticas antiéticas y no reflexionadas, como la de los actores, continúan abonando a la verticalidad, a la extracción de conocimiento injustificado y a la no retribución; aún con las consignas que intentan llevar en los filmes, como ha sucedido con “Ya no estoy aquí (2019)”, “Chicuarotes (2019)”, entre otras, y que han recibido varias críticas, no sólo por su narrativa, sino por su producción.

La RENECA, además de unirse al exhorto del CEAS también exigen una disculpa con quienes estudian, se forman y discuten para hacer de la profesión de la Antropología una que deje de realizar prácticas deplorables de extractivismo, colonialismo y no retribución.

De igual forma, la colectiva ‘Las Hijas de Coyolxauhqui’ se unieron a las exigencias del Colegio de Etnólogos y Antropólogos Sociales (CEAS) y exigieron también, disculpas públicas de los actores para la comunidad que, con engaños accedió a abrirles las puertas de sus hogares.

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