Juan Carlos Flores Aquino
Vaya que las extorsiones telefónicas van en aumento, y encuentran nuevas modalidades para estafar y engañar a la gente. Lo peor, que las autoridades no han logrado aún evitar que sigan estos delitos, aún y con que se conoce que son bandas con un modus operandi muy identificado.
Le pongo un ejemplo cercano. Dos grandes amigos, que afortunadamente me tocó saber que sus whatsapp habían sido hackeados, y desde los cuales estaban solicitando dinero a sus contactos, como si fueran ellos mismos quienes lo pidieran.
En el caso de Rodrigo de la Cadena, usurparon su identidad y desde los números 5627003121, 4778192793, y 5626130698 se comunicaron con sus contactos diciendo que tenía un grave problema, para posteriormente intentar la estafa. Hizo las denuncias correspondientes y pudo recuperar su cuenta.
El otro caso, que me tocó recibir directamente, fue el de mi admirado Alberto Ángel “el Cuervo”. Aquí lo grave es que te buscan del propio whatsapp de la víctima, llamando poderosamente la atención que, asomándome a su perfil, hace unos días la cuenta la convirtieron en “empresarial”, con lo que no aparece el número del cual te llaman.
Sabiendo que era un engaño, les seguí el juego a los estafadores, con lo que pude identificar el modus operandi. Primero alguien que te envía un saludo (con buena ortografía) escribiéndote que se encuentra en recuperación y que ahí la lleva. Esto porque quienes somos amigos de El Cuervo, sabemos que hace poco estuvo en el hospital y está en proceso de recuperación, información obtenida por los estafadores al haber hackeado su cuenta.
(Fotografía Segurilatam)
Después, te van conduciendo al punto en el que te piden dinero “porque su tarjeta no pasa en el hospital y su aplicación tiene un problema”. Posteriormente, alguien con pésima ortografía te dice a donde tienes que depositar, en este caso la cuenta Banamex 5204 1657 58109999 a nombre de la “Doctora” Eustolia Martínez García.
Me llamó también la atención que al ver que no caí, alguien que escribía como extranjero, empezó a insultarme. Es decir, no era una sola persona, sino que alguien supervisa, seguramente de otro país.
Ahí están los números de teléfono y de cuenta de banco, y la tecnología permite saber de qué lugar envían los mensajes ¿por qué no actúa la autoridad?
Twitter: @floresaquino