Por: Miguel Ángel Casique
Voto duro en elecciones un problema para los candidatos y partidos…
Mientras que el pasado 17 de enero, con los tres partidos políticos y precandidatos presidenciales, se decía que alistaban sus ejércitos para conquistar “millones” de votos para el próximo primero de julio: José Antonio Meade Kuribreña unos 20 millones de votos, Andrés Manuel López Obrador unos 17 millones de votos, y Ricardo Anaya de unos 23 millones de votos, todas cifras en voz de los mimos precandidatos o de sus voceros coordinadores de campaña, la realidad podría decirnos otra cosa.
Sobre estas declaraciones, más tarde pero ese mismo 17 de enero, se decía que los partidos y sus precandidatos no están entendiendo que serán castigados por el electorado y esto suena lógico y con más posibilidades de llevarse acabo porque, en la mente de los ciudadanos hay una imagen muy clara y transparente, tanto del PAN como el PRD y el PRI, de cómo malgobiernan, para quién gobiernan y que ninguno de los tres ha logrado resolver los verdaderos problemas de la población y muchos menos han dejado ver, en dónde han sido gobiernos, políticas públicas de fondo que vayan a cambiar la situación del país.
Pero como la intención de cada candidato es hacer que el electorado perciba que puede cambiar su voto por quien va más arriba o, por quien está prometiendo mejor, todo mundo se avienta a decir que tendrán votaciones altas. También en este juego de ir generando “tendencia” entran las encuestas: que si el amarillo ya está arriba, que si el azul está más abajito y que si el tricolor de plano es el más amolado, pero esas encuestas, no en este 2018, sino históricamente han tenido una misión que ya el electorado la está procesando y que influye cada vez menos a la hora de emitir su voto.
Pues contrario a esa impresión de “millones de votos” 5 días después, ayer se manejó en uno de los diarios nacionales que el voto duro de partidos está bajando y que será ubicado entre 8 millones 400 mil sufragios para el PRI, en 6 millones 500 mil para el PAN y en 2 millones 600 mil para el PRD, esto basado en un estudio de los registros mínimos para cada partido en las secciones electorales durante los últimos seis comicios federales.
Esto, nos comentan, querido lector de Esténtor Político, tiene algo de lógica, primero porque los ciudadanos ya no confían en ningún partido y tampoco en sus candidatos, y segundo porque el número de mexicanos que prefiere no participar en las elecciones cada vez es más alto.
En las tres últimas jornadas electorales las cifras de cada candidato ganador estuvo así: en 2000 con 15 millones 900 mil votos, 15 millones en 2016 y 19 millones 200 mil en 2012, según analistas el promedio de apoyos necesarios para ganar en las urnas es de 16 millones; lo que se necesita para ganar, dicen es de 16 a 18 millones si el proceso se da entre tres abanderados, de ser dos los que contiendan podría alcanzar 21 millones.
Pero la desbandada que está a la orden del día, sobre todo en el PAN y Morena, va a traer serias afectaciones, el PRI por ejemplo tendría que aumentar en 10 millones su voto duro para sumar 18 millones y Ricardo Anaya o López Obrador tendrían que aumentar su voto duro en más de 12 millones. ¿La situación de marginación y pobreza de los mexicanos está para que estén decididos ir a las urnas este 1 de julio y aumentar el voto? Aún falta verlo.
El no clímax político…
La desigualdad social es una traba para la eliminación de la pobreza comentó y advirtió Jörn Kalinski, de Oxfam Alemania y es que resulta que sólo ocho empresarios tienen una riqueza que equivale al ingreso de 3 mil 600 millones de personas, la mitad más pobre de la humanidad, reveló la Organización humanitaria Oxfam, en un reporte publicado a propósito de la realización, esta semana, del Foro Económico Mundial, que reúne a la élite de la política y negocios del mundo.
Nada nuevo, la riqueza se sigue concentrado: por un lado unos cuantos acumulan más riqueza y por el otro se incrementan la miseria y pobreza entre la población. Según cifras el uno por ciento más rico de la población posee más que el restante 99 por ciento. Esa minoría registró además 82 por ciento del crecimiento patrimonial global el año pasado. La lista de multimillonarios aumentó más que nunca entre 2016 y 2017. Esto no pinta para ser un clímax político. Por el momento, querido lector, es todo.
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