Miguel Ángel Casique Olivos
¿Evitará José Ramón Amieva desalojo de familias en Tláhuac o las va a ignorar?
Este martes 25 de septiembre, en la Ciudad de México, José Ramón Amieva, Jefe de Gobierno, aseguro que los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública van a poder hacer uso de la “fuerza mortal” para repeler agresiones de los delincuentes; ayer mismo, la jefa de gobierno electa, Claudia Sheinbaum se pronunció porque se de prioridad el acceso a la justicia y a los derechos humanos.
Se cual sea lo que suceda, las palabras de “fuerza mortal” suenan fuertes, pero también es fuerte saber que de enero a la fecha murieron 21 policías en cumplimiento de su deber. Pero según le Ley que regula el uso de la Fuerza Pública de los cuerpos de Seguridad, establece formas y mecanismos para el uso de la fuerza letal. Por ejemplo, en el artículo 12 de esa Ley se precisa que “el policía sólo implementará armas de fuego en defensa propia y de otras personas, en caso de peligro inminente o de cometer lesiones graves… “; de acuerdo a esto quien pertenece a algún cuerpo de seguridad debe velar por la vida e integridad física de la persona o el detenido. Entonces, cómo se va a ejecutar ese uso de la “fuerza mortal”. Parece un trabajo no tan fácil para los cuerpos policiacos y para el Jefe de gobierno, pero seguramente la propuesta se va a quedar en el camino.
Donde también se ve difícil la situación, sobre todo porque José Ramón Amieva no quiere intervenir, es en lo que esta día le solicitan cientos de familias que protestan en las oficinas del gobierno de la ciudad; ellos solicitan que se detenga una orden de desalojo de 200 familias en la Delegación Tláhuac. Y es que el Gobierno de la Ciudad, a través del Instituto de Vivienda capitalino, pretende arrebatar su vivienda a familias humildes del predio “Buena Suerte”, ubicado en la delegación Tláhuac; por lo que este día unas mil personas se manifiestan en las oficias del gobierno para pedir, primero, ser recibidas y después solicitar la intervención de la autoridad y evite tal desalojo.
De acuerdo a las familias, por necesidad, habitan dicho predio desde hace siete años y tienen construidas sus pequeñas viviendas con láminas de cartón; y, sin contemplaciones como es su costumbre, el gobierno capitalino en acuerdo con el INVI ya envió una notificación de desalojo, sin ofrecer un proyecto alternativo para los precarios habitantes de este lugar.
Las familias de la demarcación, junto con su líder social, Gloria Brito Nájera, han reiterado que el INVI es una dependencia de gobierno que fue creada para atender la necesidad de vivienda de la población residente en la Ciudad de México, principalmente la de bajos recursos económicos, gente vulnerable y en situación de riesgo; y efectivamente, su finalidad es contribuir a la realización del derecho humano básico que significa la vivienda; pero tal parece que en estos días que corren se ve todo lo contrario.
Hoy se verá si el Jefe de Gobierno José Ramón Amieva, es capaz de resolver problemas básicos de la ciudadanía o si ya sólo espera su retirada; por lo visto en el combate a la inseguridad y el narcomenudeo quiere dejar una buena percepción entre los capitalinos, así se deja ver con la medida anunciada el día de ayer. También debería de auxiliar y recibir a las familias que hoy le solicitan su intervención y detener el desalojo, que de ejecutarse, dejaría en el desamparo al menos mil capitalinos.
El clímax no político…
Hay más de 30 mil desparecidos en México e incluso se sabe, porque lo vemos a diario en la prensa o en declaraciones de familiares, hay miles de personas que recorren varias entidades en busca de sus hijos, padres, madres, esposas, familiar o amigos. Esta problemática de personas “desaparecidas” se debe básicamente a que los gobiernos en sus tres niveles han fallado en la garantía de dar seguridad a los mexicanos; pero una vez que ya sucedió el fenómeno tampoco las autoridades brindan la ayuda necesaria a quien lo requiere. Este, como otros problemas, es sólo un reflejo de lo mal que está el país y que tiene un solo fondo, y lamentablemente no es la corrupción. Por el momento, querido lector, es todo.