Miguel Ángel Casique Olivos
Crímenes sin justicia, como el de Manuel Hernández, son responsabilidad de gobiernos.
En México hay 37 mil 485 desaparecidos, según indicó ayer la Secretaría de Gobernación Federal, pero la cifra seguramente es mucho mayor. Según, de esa cantidad, 340 personas ya han sido identificadas, este dato se se dio en la instalación del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas.
Llama la atención que la misma Secretaría de Gobernación acepte que la cifra es mucho mayor pero también que éste es uno de los temas más dolorosos y más complejos que resiente México, nuestro país; dolor y enojo por que los familiares y amigos, casi nunca, ven resuelta esta problemática.
Por otro lado, hace cuatro semanas en el portal de noticias telesurtv.net se dio a conocer que se habían asesinado a 21 dirigentes políticos tras la elección en México; la información hacía referencia que entre julio y agosto de este año habían ocurrido 63 ataques contra actores políticos de los cuales 21 fueron homicidios dolosos.
El dato fue publicado por la compañía de análisis de riesgos “Etellekt”, en donde también reveló que durante los últimos 12 meses, más de 850 dirigentes habían sufrieron algún tipo de ataque, de los cuales 175 han terminado en homicidios y que hasta ahora permanecen impunes; el informe en cuestión es “Violencia política en México”.
La cifra, ya de por si alarmante, nos muestra que por mes fueron asesinados 14 líderes políticos y que hasta el momento del informe era un total de 175 dirigentes acribillados. El informe dice que fue uno de los periodos más violentos del país.
Uno de esos crímenes políticos es el de Manuel Hernández Pasión, quien fue presidente Municipal de Huitzilan de Serdán y líder antorchista en la zona Sierra Norte de Puebla, cometido el 10 de de octubre de 2017, es decir hoy se cumple un año de ese artero asesinato político. Hernández Pasión, junto con su escolta, el policía Juventino Torres, fueron baldeados en las goteras del Zacapoaxtla, Puebla.
El crimen, tras las investigaciones realizadas y la presión del pueblo hiutzilteco para que se haga justicia, “avanzaron” un poco. Con testigos de la zona se sabe que los autores intelectuales se han identificado plenamente, dejando de lado que los asesinos fueran pistoleros de la zona huitzilteca. Los mismos habitantes del municipio, ya con la experiencia acumulada por otros crímenes que se han cometido antes en el municipio contra familiares y algunos amigos, aseguraron que la logística que siguieron los atacantes de Manuel está totalmente fuera del alcance material de los asesinos tradicionales de la zona.
Así quedó descartado un crimen local y más bien todo apunta a que, el de Manuel, fue político y había sido orquestado y preparado por políticos con mucho poder en la zona; incluso, la investigación que hizo la Fiscalía de Puebla reveló la identidad de los asesinos y de los autores intelectuales, todos ellos escondidos amparados y respaldados desde la presidencia municipal de Zacapoaxtla y encabezados y coordinados por el mismísimo alcalde, Guillermo Lobato Toral, pariente y patrón de los matones y la cabeza más visible de los autores intelectuales.
Y aunque el caso “quedó esclarecido”, aparentemente, en las primeras semanas de ese octubre de 2017, lo cierto es que a la Fiscalía General del Estado de Puebla sólo detuvo a los supuestos autores materiales y no ha movido ningún dedo para detener y castigar a los autores intelectuales; el crimen político, pues, de Manuel Hernández seguirá esperando verdadera justicia. Se comenta ya que si no hay castigo, con mucha seguridad quedará demostrado que el propio alcalde de Zacapoaxtla tiene padrinos políticos, muy bien encumbrados en la política gubernamental poblana o a nivel federal, que no permiten que vaya a pisar la cárcel. Bien haría la Fiscalía atender este enésimo llamado o de lo contrario se revelará como cómplice por omisión.
El caso Manuel Hernández sólo es un ejemplo de una lista de asesinatos de gente inocente que sigue esperando justicia y que al parecer nunca llegará; pero aunque no llegue, a los mexicanos y a la población ya les queda claro que este fue un crimen preparado y ejecutado por el poder público; así es como se tiene que entender que la autoridad, a un año, no haya hecho alguna acción para castigar al autor intelectual.
El clímax no político…
¿Qué pasa en Xalapa? Este 9 de octubre habitantes denunciaron que el alcalde morenista Hipólito Rodríguez Herrero, en 10 meses de la administración municipal no ha ejecutado obra pública en 56 colonias de la capital del estado. ¿Qué estará haciendo el alcalde con los mil 470 millones de pesos que llegaron al municipio para obra social en este 2018?, incluso, ya se comenta que hay 100 millones de pesos que están etiquetados desde la Federación, pero estos podrían perderse ante la negativa del alcalde y la misma dirección de Desarrollo Urbano en expedir licencias de construcción.
Al alcalde morenista se le pueden complicar más las cosas ya que en el portal de internet change.org se sumó una petición para exigir su renuncia, la solicitud es acompañada de fotografías que muestra la basura amontonada en las principales calles de la capital veracruzana, algo que ha hecho crisis en los últimos días.
Ahí, a petición textual en la red social, se dice: “A los xalapeños… La Capital de Veracruz, cuna de la cultura veracruzana, ha padecido estos meses de las decisiones caprichosas de su Presidente municipal…”; y es que, a decir de la percepción que hay, el alcalde se está mostrando incompetente: primero, prefirió armar su equipo de trabajo con personas de otros lados y declaró a la prensa que en la ciudad no existían “expertos” con el perfil que buscaba; segundo, la gente cercana con la que trabaja no ha cumplido ni siquiera con la normatividad básica de transparentar su actuar y tercero, afectó a los trabajadores de base municipales con reducciones de salarios, hostigamiento y acoso laboral, alegando desconfianza. Si Hipólito es ejemplo de gobernantes morenistas, ya está la respuesta al gobierno que empezará el 1 de diciembre, no hay más. Por el momento, querido lector, es todo.