Miguel Ángel Casique Olivos
Conflicto en Ucrania: ¿es la causa de la inflación en México?
Mucho se habla en la prensa de las consecuencias de la justificada operación militar que Rusia envió a Ucrania y que tiene al mundo comiéndose las uñas, principalmente por el ámbito económico debido la enorme ola de sanciones que cayeron casi de inmediato por los países que integran el G7, la Unión Europea (EU) y los países aliados en la OTAN. Poco se habla de que esas mismas sanciones económicas afectarán de igual manera a los sancionadores, una especie de efecto Bumerán.
Curiosamente esos países aliados de los Estados Unidos -el hoy inquisidor de los rusos- no previeron cómo y cuándo evitar los efectos negativos en sus economías por aislar al mayor generador de energéticos de toda Europa. Efectos que ya comienzan a hacerse notorios con el alza de precios en el gas y la energía eléctrica, superando precios históricos.
Muchos otros países que se sumaron al bloqueo también presentarán el mismo destino.
En México, por ejemplo, el gobierno federal optó por no sumarse a las sanciones. Sin embargo, de haberlo hecho, las consecuencias de hoy serían catastróficas para gran parte de su población. Pero a pesar de ello, el país ya enfrentaba una decadencia en sus finanzas, a tal grado que nos encontramos estancados con un crecimiento nulo de la economía mexicana, según los datos del Inegi.
Las razones de fondo no es el conflicto en Ucrania, sino la pandemia jamás controlada por el gobierno y la cerrazón a invertir en la productividad de los sectores económicos desde el inicio de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador. Así, México ha importado en los últimos tres años más productos de otros países como son los alimentos agropecuarios básicos y compuestos químicos para elaborar fertilizantes, que bien se podrían producir dentro del territorio mexicano. Es por ello que la gran mayoría piensa que el conflicto entre Rusia y Ucrania dañará al 20% de la economía mexicana cuando el problema viene de mucho más atrás.
Un claro ejemplo es el abandono del campo. Los programas como “Fertilizantes del Bienestar” o “Sembrando vida” solo han funcionado como mecanismos clientelares que favorezcan el apoyo incondicional a la 4T; no mejoran la productividad del campo que nos daría mayor dependencia alimentaria, evitando que los precios se dispararan y perjudicando los bolsillos de los mexicanos de a pie.
Se han cumplido dos años de haberse detectado el primer caso de Covid-19 en México. Hemos visto claramente sus consecuencias a su paso: economía débil, pérdida de empleos, alza en el precio de los alimentos, pobreza, desabasto de medicamentos, hambruna, etc. Pero también hemos sido testigos de la indiferencia de la 4T y como prioriza su permanencia en la silla presidencial con las mismas mañas que dicen haber eliminado de los gobiernos pasados, una de ellas la corrupción.
Y el 2022 no fue menos sombrío que el 2021. De inmediato vimos la cuesta de enero más cara de la historia y una inflación acelerada por los alimentos agropecuarios básicos, igual la más alta en 22 años (Inegi, febrero 2022). Hoy se vuelve a corroborar que la inflación sigue con tendencias al alza, 7.28% en febrero: en lugar de que la canasta básica se más accesible esta se vuelve todo lo contrario. Ojo, los datos que nos presentan son oficiales, en la realidad los precios pueden superar estas expectativas, siendo más caros.
Aun con toda la crisis, la “economía moral” de AMLO solo se limita a encerrarse en una pequeña idea de felicidad cuando muchos mexicanos claman por ayuda para sobrevivir. Y sumado al modelo económico capitalista que genera cada día la necesidad y nuevos pobres que los necesita para tener más mano de obra barata y aprovecharse de esa misma necesidad, los pobres son tan necesarios para echar a andar la economía de mercado y la oferta y la demanda, misma al que el presidente se suma para que no mejoren las condiciones de vida de los mexicanos a costa del gobierno sino de su trabajo, sin importar que estos sean explotados arbitrariamente.
Es por ello que la inflación se convierte en una oportunidad de ganancia sin que las grandes empresas pierdan ni un solo peso, pero es un castigo para los bolsillos de los mexicanos. La inflación es un valor agregado consecuencia de una economía débil, sin posibilidades de mejorar a corto plazo.
Es momento de un nuevo modelo económico que sí vea por la necesidad y no genere la necesidad. La dependencia alimentaria es más necesaria ahora que nunca. Es por ello que la 4T debe apostar por la productividad mexicana en todos los sectores económicos. El desarrollo del campo y la economía van de la mano y evitar una crisis de hambruna como la que tenemos tocando a la puerta.
Por último, la inflación en México tiene responsable: AMLO. El conflicto en Ucrania son agentes externos que no debieran afectarnos, pero desgraciadamente sí por lo que no quieren hacer los hoy “defensores de la soberanía”.