Miguel Ángel Casique Olivos
El Covid-19 no se ha ido y sigue matando; hay más de 23 millones de muertos
La cantidad de sucesos políticos, económicos y sociales en nuestro país y el mundo es tan grande, instantánea y simultánea que algunos de ellos llegan a su clímax sin que los ciudadanos noten su existencia o bien porque los medios informativos, incluso los más amarillistas, los “desaparecen” o ubican en segundo o tercer plano para destacar otros hechos.
Éste es el caso, por ejemplo, de la grave crisis sanitaria generada por la pandemia de Covid-19, que aún golpea al mundo pero cuyo impacto mediático en México (no el mortal, ni el económico) se ha ido diluyendo con informaciones recientes como la de la “casa gris” de Houston, cuya revelación provocó una crisis política al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) quien, dicho sea de paso, sigue fuera de quicio; o la decisión de Rusia de intervenir militarmente en Ucrania para evitar que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y Estados Unidos (EE. UU.) avancen en su ambición imperial de someter y controlar a otros pueblos.
En EE. UU., la crisis sanitaria generada por la pandemia se mantiene, pues hasta el seis de marzo se habían registrado 80 millones 917 mil 522 contagios, cifra que lo ubicaba en el primer lugar mundial, seguido de la India, con 42 millones 967 mil 77 casos y Brasil, con 29 millones 49 mil 13. En mortandad, EE. UU. ocupa también el primer sitio con 984 mil 20 fallecidos; y nuestro país se ubica en el cuarto lugar, con 461 mil 561, además de ser el segundo con la tasa más alta de muertes por cada millón de habitantes, superando a su vecino del norte, que se encuentra en la cuarta posición en este recuento. Pero cuando se habla del número de pruebas por cada 100 mil habitantes, nuestro país aparece en el sitio 19, ya que apenas se han aplicado 12 millones 82 mil, equivalentes al nueve por ciento de la población nacional.
El 27 de febrero se cumplieron dos años del primer contagio por Covid-19, y el 11 de marzo del primer fallecimiento. Según cifras oficiales, los contagios ya suman cinco millones 534 mil 86 y las extraoficiales plantean entre 800 mil y un millón de fallecidos. El pasado lunes siete de marzo, las víctimas mortales de la pandemia en el mundo eran seis millones de personas; pero las deficiencias en su registro puntual y la falta de pruebas en muchos países sugieren que el número de fallecidos es mucho mayor. Un análisis del equipo de investigación periodística de The Economist afirma que las pérdidas humanas van de 14 a 23.5 millones de personas y que en el mundo ha habido 450 millones de contagios.
En dos años de pandemia, el gobierno de AMLO ha actuado con lentitud, ineficiencia y sin una estrategia sanitaria definida frente a un enemigo que ha atacado a los mexicanos con alrededor de dos mil contagios por día, 14 mil a la semana y entre 40 y 50 mil casos por mes. Esto contrasta con la grave decisión de la al declararen “semáforo verde” a 31 de las 32 entidades de la República a partir del siete de marzo. No hay duda de que el Covid-19 aún contagia y mata a muchísima gente en México; mientras que el primer mandatario está ocupado en ver cómo sale bien librado del fuerte golpe que le llegó al Palacio por el escándalo de uno de sus hijos. Con este tipo de cortinas de humo –y con las que surgirán debido a las elecciones del próximo mes de junio– quieren hacernos creer que Covid-19 se está yendo y que ya no hay de qué preocuparse.
Al Presidente y a Hugo López-Gatell parece no importarles que “al entrar en el tercer año de la pandemia, el SARS-COV2 se está propagando entre las personas a gran velocidad en todo el mundo… el virus sigue evolucionando y el riesgo de aparición de variantes en el futuro es alto”, como lo han advertido la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El Covid-19 no se ha ido y no se irá tan fácil: sigue matando a seres humanos y nuestros gobernantes se olvidan de atender la salud de sus gobernados. Las denuncias, por tanto, deberán continuar y la población debe saber que la única forma de salvar la vida es tomando medidas ella misma y organizándose para formar una sola fuerza social que, en el futuro, cambie a sus gobiernos por otros que sí vean por la salud de todos. Por el momento, querido lector, es todo.