Miguel Ángel Casique Olivos
La migración aumenta como resultado de agudización de la pobreza
Parece no haber ninguna duda, lo mencionan especialistas y algunos gobernantes, y el mismísimo presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), que las desbordadas cifras de migración hacia el país imperialista de Estados Unidos, es resultado de la agudización de la pobreza y miseria de los pueblos y de las naciones, pero también porque en esos mismos países ya no hay oportunidades de empleo con un trabajo bien remunerado para poder sobrevivir.
Llama la atención, por ejemplo, la frase de “No necesitamos coyotes, mejor solos. Ya no hay rutas, preferimos agarrar pa’l monte, es más seguro”; las palabras son de Elder, un migrante originario de Honduras que caminó 24 días para llegar desde su país a Palenque, en Chiapas y de ahí seguir su camino hacia el “sueño” dorado de miles y quizá millones de personas que en la mayoría de las ocasiones sólo logran conseguir unos cuantos pesos para poder sobrevivir él y su familia abandonada en sus lugares de origen. La cita publicada en un diario de circulación nacional también nos podría decir que muchos migrantes ya no pueden reunir cantidades (pequeñas o grandes) y hacerse valer de un “coyote” para llegar a los EE.UUU.
La migración es un fenómeno permanente, pero, sobre todo, se usa políticamente para llamar la atención, servir de distractor y, desde luego, se capitaliza en tiempos electorales; como ejemplo basta citar la campaña electoral de Estados Unidos que dio el triunfo a Joe Biden. Pero ahora, ni la pandemia generada por el Covid-19, ni el hecho de que se haya “cerrado” el tráfico por su causa han detenido los flujos migratorios de Centroamérica a México y de aquí hacia el país vecino del norte.
La mayoría de los países pobres y subdesarrollados por sus problemas políticos, sociales y fundamentalmente económicos, se olvidan de sus políticas interiores y dejan en segundo plano, trabajar (encabezados por sus gobiernos) y avanzar en sus áreas productivas para mejorar la vida de sus habitantes. Ante esto se ven obligados a tomar y a adoptar políticas económicas y sociales que son de otros países y que, las más ocasiones, van en contra de los intereses, la prosperidad y su desarrollo como pueblo.
Otro aspecto negativo es que los recursos naturales propios, sus economías y mercados internos y, sobre todo, su mano de obra, son supeditados y entregados a los países más poderosos, aquellos que se han enriquecido gracias al trabajo y el dominio de las naciones sometidas y dominadas. Esa mano de obra generalmente llega como inmigrante a los países como Estados Unidos.
El trasiego de migrantes se debe fundamentalmente al atraso y el subdesarrollo de las naciones más empobrecidas y débiles, países que dentro de sus territorios ya no pueden dar opciones de bienestar social a sus habitantes, ni siquiera para garantizar lo más básico y más elemental como la alimentación y la salud.
En los días que corren se está hablando de que la migración ilegal mexicana hacia Estados Unidos alcanza máximas cifras en el último mes y se dice también que en los últimos 6 meses (de octubre de 2020 a marzo de 2021) suman 277 mil 759 mexicanos que han sido detenidos y que un año antes la cifra fue de 131 mil 60. Lo sorprendente y que debe preocupar al gobierno de la Cuarta Transformación, para todos, es que expertos han advertido que este año sería el de mayor flujo en una década.
Si el año 2021 se convierte el de mayor éxodo de mexicanos hacia el país gringo desde 2017, tomando como base que marzo, donde según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, es el mes en el que se registró el mayor récord en la llegada de paisanos a Estados Unidos, con 62 mil 325, bien valen, aquí, tres interrogantes. ¿Cuál es la verdadera razón del aumento de la migración mexicana?, ¿el gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador está haciendo algo para evitar esas grandes oleadas de migrantes? y ¿hay algún plan delineado y con solución real para evitar que nuestro compatriotas emigren a Estados Unidos?
El aumento de migrantes de nuestro país, prácticamente desde que inició el 2020 y lo que va del 2021, coincide y debe relacionarse con el hecho de que nuestra nación tiene una política incorrecta y sin rumbo; es decir, la falta de empleos, el incremento de la pobreza, miseria y marginación y que los mexicanos vean más afectados sus bolsillos, es factor determinante para que nuestros conciudadanos busquen el “sueño americano”; por otro lado, en materia migratoria no hay política adecuada y nuestros migrantes, como los de otros países, sufren cuando sus gobiernos están sometidos a políticas extranjeras.
La migración, como muchos otros problemas, es propia de un modelo económico incapaz de atender las necesidades del pueblo y, por tanto, tiene que terminar, pero por ahora es casi imposible lograrlo. Las políticas obradoristas, unas veces “amables y solidarias” o más bien mediáticas y de manipulación, al dejar que grandes oleadas de migrantes lleguen a nuestro país, no son la solución. Ya vimos que cuando el expresidente Donald Trump dijo que se incrementarían los aranceles si no se detenía el fenómeno, muy rápido “nuestro” gobierno mando a parte del Ejército y la Guardia Nacional a evitar la llegada de guatemaltecos y hondureños.
Para atacar de fondo el problema migratorio México debe cambiar de política en la forma de gobernar; sin embargo, eso no es prioridad de AMLO y su Cuarta Transformación. Por ahora, toda la estructura de Morena y del presidente López Obrador parece muy ocupada en buscar la forma de mantenerse en el poder político este 6 de junio, engañando a la población y atacando y reprimiendo a todo el que no está de acuerdo con el gobierno actual. Por el momento, querido lector, es todo.