La delincuencia anda desatada, y para demostrar que la policía es un cero a la izquierda, al presidente de Coacalco, Erwin Castelán, le dejaron dos de sus camionetas, una Durango y Jurnney sobre ladrillos. El alcalde ahora entenderá a los ciudadanos que denuncian la falta de vigilancia que existe en el municipio.