La guerra contra el terrorismo ha sido benéfica para los servicios de inteligencia británicos. Después de décadas de notoriedad por las operaciones “antisubversión” contra los activistas políticos y sindicalistas coludidos con los escuadrones de la muerte en Irlanda del Norte, y por ayudar a EU a derrocar a gobiernos electos de todo el mundo, los espías por fin tienen la oportunidad de ser los buenos.