Aquiles Córdova Morán Aunque no es del dominio común, no por eso es menos cierto que la economía de libre empresa o de libre mercado, al llegar a su fase de “imperialismo agresivo” como la llamó Hobson, no es de ningún modo partidaria de la libertad y la democracia sino todo lo contrario: empujada por la elevadísima concentración de la riqueza en unas cuantas manos, se vuelve fanática irreductible de la dictadura de estas minorías privilegiadas, que la necesitan y reclaman como la mejor garantía para la conservación y el incremento de su riqueza. Sin embargo, estas minorías saben que, para conservar a la vez el poder económico y el político sin grandes problemas, necesitan contar con el apoyo (voluntario y hasta entusiasta si fuera posible) de las grandes mayorías empobrecidas; y con este fin han revivido y actualizado la “democracia” de los griegos de la época clásica convirtiéndola en la ficción del “poder del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, pero, al mismo tiempo, cuidándose muy bien de poner a punto mecanismos eficaces de manipulación para inducir el voto popular hacia los candidatos previamente seleccionados por ellas para cuidar y engrandecer sus inmensas fortunas.