Una vez más Andrés Manuel López Obrador, el dueño y regenteador de Morena, mostró el cobre del que está hecho. Si bien en los comicios del pasado 7 de julio obtuvo, sorpresivamente, triunfos en la Ciudad de México inimaginables y logró algunas posiciones en el interior del país, su desprecio, ira, malaleche contra el sistema y los mexicanos, lo ubica en un ser despreciable y antisocial.