Blas A. Buendía Si hablamos entre perdedores y el nacimiento de una nueva casta de los NINIS morenistas, al perredista Juan Zepeda no le fue tan mal porque además de catapultarse en la arena política de la nación y más en su partido, el PRD, dejó constancia de su encomiable labor social para ir escalando esos peldaños que para muchos les cuesta trabajo, o de aquellos otros que se integran a este noble oficio de hacer política, pero cambian de repente para amasar fortunas indebidas en el servicio público federal.
Blas A. Buendía Si hablamos entre perdedores y el nacimiento de una nueva casta de los NINIS morenistas, al perredista Juan Zepeda no le fue tan mal porque además de catapultarse en la arena política de la nación y más en su partido, el PRD, dejó constancia de su encomiable labor social para ir escalando esos peldaños que para muchos les cuesta trabajo, o de aquellos otros que se integran a este noble oficio de hacer política, pero cambian de repente para amasar fortunas indebidas en el servicio público federal.