Jesús Yáñez Orozco
Ciudad de México, (BALÓN CUADRADO).- Falleció la tarde del 19 de noviembre, alrededor de las 14:00 horas–, víctima de cáncer, el legendario marchista mexicano Ernesto Canto, medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984. Tenía 61 años de edad.
Así lo confirmó el Comité Olímpico Mexicano, organización de la que fuera miembro. Su carrera como marchista olímpico fue reconocida por sus múltiples logros, nacionales e internacionales, amén de esa presea áurea.
El 31 de octubre del 2020 el atleta comunicó a través de su cuenta de Twitter sobre la lucha que libraba en contra de una enfermedad. También agradeció la preocupación del público e informó “cada día recupero fuerza y ánimo para seguir adelante”. Sufría de cáncer de páncreas a hígado.
Cinco días después, por el mismo medio, agradeció las muestras de cariño y pidió comprensión pues los médicos le recomendaron tranquilidad.
Elogió el apoyo “fundamental” de su familia. Hasta esa fecha descartó solicitar donadores de órganos aunque no lo descartó para un futuro.
A mediados de la semana pasada pidió la eutanasia. Petición que rechazó su familia con la esperanza de que se obrara el milagro y salvara la vida.
Entre sábado y domingo anteriores comenzó su etapa agónica.
Originario de la Ciudad de México, hacia el final de la década de 1970 inició su carrera como atleta de alto rendimiento. En el año de 1981 recibió el Premio Nacional del Deporte.
Un año después comenzó su camino para clasificar a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 al conseguir la medalla de oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en La Habana, Cuba.
Canto también conquistó oro en marcha de 20 kilómetros en el Campeonato Mundial de Atletismo de Helsinki (Finlandia) en 1983, así como en la Copa del Mundo de Valencia (España) en 1981. Ese mismo año también ganó presea de plata en la Copa del Mundo efectuada en San José, California, en Estados Unidos.
En 1984 también impuso la plusmarca de la competencia con registro de una hora 18 minutos 38 segundos. Dentro de su exitoso palmarés brillan reconocimientos como el Premio Nacional del Deporte, el cual ganó en 1981.
El oro que lo encumbró en el Olimpo de los dioses del deporte llegó a los pies del Memorial Coliseum, en Los Ángeles, cuando cruzó la meta con el cronómetro en 1:23.13 en los 20 kilómetros. Detrás suyo cruzaría el también mexicano Raúl González, conocido como “Don Galleto”, años después.
Esos logros lo llevaron a ser considerado como el “Mejor Andarín del Mundo” por la Federación Internacional de Atletismo Amateur (LAAF).
En 1987 anunció su retiro del atletismo, pero es convencido por el presidente del Comité Olímpico Mexicano, Mario Vázquez Raña, a que ampliara su trayectoria hasta los Juegos Olímpicos de Seúl (Corea del Sur) en 1988. Fue descalificado en el kilómetro 17.
Fue el primer atleta mexicano en conquistar presea en el ciclo completo de competencias de Juegos Centroamericanos y del Caribe (La Habana, Cuba, en 1982), Juegos Panamericanos (Caracas, Venezuela, en 1983) y Juegos Olímpicos (Los Ángeles, California, Estados Unidos, en 1984).
Más tarde, igualaría su hazaña la taekwondoin María del Rosario Espinoza, aunque ella lo completó en dos ciclos olímpicos diferentes.
Años después desempeñó varios puestos públicos. Entre ellos asesor del Senado de la República entre 2003 y 2004, cuando se constituyó la Ley Federal del Deporte.
Del 2015 a la fecha se desempeñaba como director general de Prevención del Delito de la Secretaría de Seguridad Pública.