El primer ministro de Italia, Enrico Letta, ganó el miércoles una moción de confianza en el Parlamento después de que el líder de la centroderecha Silvio Berlusconi, ante una rebelión en su propio partido, dio marcha atrás con su amenaza de derribar al Gobierno.
Mientras decenas de senadores de centroderecha se preparaban para desafiar a su líder y salvar a la coalición liderada por Letta, Berlusconi cambió repentinamente de parecer y dijo que también apoyaría al primer ministro, apenas días después de generar una crisis al ordenar a sus ministros que se retiraran del Gabinete.
Tras un debate de a ratos acalorado en la Cámara alta, en el que afrontó reiteradas acusaciones de haber desatado el caos para evitar su propia expulsión del Parlamento por una condena por fraude fiscal, Berlusconi dijo: “Hemos decidido, no sin algunos conflictos internos, apoyar al Gobierno”.
Los mercados financieros reaccionaron positivamente, pero la resolución de la crisis, siete meses después de unas elecciones que no arrojaron un claro ganador, deja una gran interrogante sobre la capacidad de Letta de abordar los profundos problemas económicos de Italia, que están afectando a sus socios de la zona euro.
La tardía declaración de apoyo de Berlusconi causó una sonrisa de asombro y una mueca de incredulidad en el primer ministro, quien para entonces veía casi con seguridad una victoria en la moción de confianza tras haber logrado el respaldo de los legisladores díscolos de la centroderecha.
Berlusconi cubrió su cara con las manos tras hablar. En el que podría ser uno de sus últimos actos en el Senado antes de que comience el proceso de expulsión el viernes, el multimillonario de 77 años estuvo entre los 235 votos a favor de Letta para que el primer ministro continúe en el poder.
Más tarde, mientras se retiraba, fue confrontado por transeúntes.
“Lo que ocurrió hoy debería ser mostrado en un teatro, no en un Parlamento”, dijo Federico D’Inca, diputado del Movimiento 5 Estrellas durante un debate en la Cámara baja, donde Letta ganó un segundo voto de confianza hacia el final de la tarde.
Letta, respaldado por su Partido Democrático y por Pueblo de Libertad (PDL) de Berlusconi, sólo encontró oposición en grupos políticos menores que sumaron 70 votos en contra. Después el primer ministro ganó cómodamente otra moción 435-162 en la Cámara baja, donde el PD cuenta con una sólida mayoría.
DUDAS SOBRE ESTABILIDAD DE ITALIA
El primer ministro de centroizquierda, que asumió el poder en abril después de las elecciones en febrero, dijo que seguiría adelante con un programa de medidas fiscales para ordenar las finanzas públicas de Italia y de reformas que buscan sacar al país de su peor recesión en 60 años.
También prometió reformar la criticada ley electoral que ofrece a ambas cámaras del Parlamento poderes similares y dificulta que cualquier partido obtenga una mayoría funcional.
Sin embargo, la sorpresiva naturaleza de su victoria deja una serie de preguntas sin responder sobre la estabilidad de su Gobierno y el futuro del movimiento de centroderecha de Italia, que estuvo a punto de dividirse ante los profundos desacuerdos entre sus miembros antes de la votación legislativa.
Tras haber comenzado como una moción de confianza sobre Letta, la votación se convirtió en una prueba para Berlusconi, cuyo control de las filas conservadoras del espectro político italiano quedó bajo gran amenaza por primera vez desde que ingresó a la política hace dos décadas.
Su declaración ante el primer ministro coronó un debate que viró desde un alto dramatismo a lo que un político de centro describió como una farsa, puesto que una rebelión sin precedentes dentro del PDL persuadió a Berlusconi de que no tenía sentido continuar con la resistencia.
“Berlusconi perdió, sin contar con el hecho de que votó por el Gobierno”, dijo el secretario del PD, Guglielmo Epifani. “Por sobre todas las cosas perdió ante el país y la opinión pública”, destacó.
Al comienzo del debate sobre la votación de confianza, Letta dijo que Italia se arriesgaba a quedar sin un Gobierno estable.
“Italia está bajo un riesgo que podría resultarle fatal, sin remedio”, dijo al Senado. “Eliminar ese riesgo, aprovechar o no la oportunidad, depende de las decisiones que tomemos en esta cámara. Depende de un sí o un no”, declaró.
Sin embargo, aún persiste la incertidumbre respecto a si el Gobierno podrá aplicar las reformas y las dolorosas medidas presupuestarias y tributarias que el país necesita para revertir una década de estancamiento económico y reducir su deuda, que asciende a 2 billones de euros (2,7 billones de dólares).