Jesús Yáñez Orozco
Ciudad de México, (BALÓN CUADRADO).– Cada vez está más en desuso aquella frase del fallecido cronista Ángel Fernández que definía al futbol, como “el juego de hombre”. Pese a prejuicios sociales hace tiempo prima la diversidad sexual. Por ejemplo, la ausencia de importantes contratos y patrocinadores, así como el impulso de una ola feminista, han permitido que varias jugadoras en activo se declaren abiertamente lesbianas a diferencia de los varones.
Porque hasta ahora, los hombres, han sido pocos en el mundo quienes han aceptado públicamente ser homosexuales, comparó Héctor Salinas, doctor en ciencias políticas y sociales por la Universidad Nacional Autónoma de México y autor del libro ¡Eeehhh puto!
“Las futbolistas tienen menos restricciones en términos de contratos económicos. Con los varones existen limitantes: como los patrocinios, enfrentar a los fanáticos y los intereses de los clubes, los cuales son millonarios y no van arriesgar sus ingresos”, argumentó.
Detalló que la brecha económica entre géneros también tiene un peso en este tema.
“Los sueldos de las selecciones femeniles son más bajos que cualquier equipo incluso de menor categoría varonil. En tanto las chicas sigan sin tener fuertes patrocinios tendrán la oportunidad de visibilizar la diversidad sexual”, apuntó.
Mientras que en el balompié varonil aún es un tabú la homosexualidad, varias jugadoras han revelado ser lesbianas y defienden la diversidad sexual como la campeona mundial con Estados Unidos Megan Rapinoe.
En la Liga Mx también hay jugadoras que han narrado su proceso de aceptación como gays.
Están los casos de Janelly Farías, ex mediocampista de Chivas, el de Liliana Rodríguez (Pumas) y Maite García (ex integrante de Toluca), quienes han revelado su relación, así como las futbolistas de Tigres Stephany Mayor y Bianca Sierra que son pareja hace varios años.
Salinas explicó que la homosexualidad femenina tiene “un menor rechazo” debido a que si un hombre es gay se toma como “una traición social”, porque renuncia a su masculinidad y al poder de esta misma, mientras para las mujeres es “un símbolo de libertad”.
Las mujeres, explicó, “tienen como una ventaja la ola feminista que se vive en todo el mundo, por medio de la cual se reclaman derechos fundamentales. Con los hombres aún son pocos quienes trabajan los temas de masculinidades.”
No obstante, reconoció que dentro del futbol existen casos donde los entrenadores piden a las jugadoras no demostrar sus preferencias sexuales de manera pública.
“Suelen ser hombres que caen en el papel de papá homófobo al pedirles que no hagan exhibiciones. Por eso también sería importante una mayor participación de mujeres entrenadoras y, sobre todo, talleres de sensibilización en temas de diversidad sexual”, puntualizó.
(Con información del diario La Jornada)