María Esther Beltrán Martínez Fotos: J. Carlos Santana
Málaga, España.- Se presentó la sexta edición de Hors Pistes con la exposición Las edades de la imagen, en la que se abordaron temas como la vejez, el paso del tiempo, la memoria, el transhumanismo y la eternidad digital a través de diferentes proyectos de fotografía y vídeo. En el Centro Pompidou de Málaga.
Las edades de la imagen, reúne los proyectos de 20 artistas de la escena francesa y española.
La muestra, comisariada por Géraldine Gómez, Elena Robles y José María Luna, mezcla artistas de la escena francesa y española en torno a la «era de las imágenes» con la participación de Cécile Proust y Jacques Hœpffner, María J. Castañeda, Laura Zorrilla y Marta S. Ortega, del colectivo El silencio de lo viejo, Bill Morrison, Olaia Sendón, Saleta Rosón, William Delgrande, Irma Álvarez-Laviada, Barbara Hammer, Bolan Bao, Eduardo Nave, Miguel Ángel Tornero, Jose Quintanilla, Grégory Chatonsky, Jeroen van Loon, Mendía Echeverría, Fernando de la Rosa y Nastassja Krassouliay. «¿Desde cuándo eres viejo? Desde mañana» Elias Canetti.
“Las obras de esta exposición revelan las conexiones invisibles entre el cine y las personas. El mismo movimiento las atraviesa: el del paso del tiempo. Por un lado, las imágenes captan el paso del tiempo y de las personas; por el otro, el hombre que capta la vida, sus marcas, sus arrugas, su rigidez, su lentitud y sus recuerdos. Los vínculos entre las películas y las personas mayores no cesan. Son como un espejo el uno del otro” explica la comisaria.
José María Luna explica que son archivos, condenados a un destino frágil e ineluctable. Por un lado, cuerpos que se dañan; por el otro, películas que desaparecen; por un lado, la memoria que se
evapora; por el otro, las imágenes y los sonidos carcomidos por los parásitos. La conservación es difícil, se convierte en una cuestión política, ética y cultural.
Las edades de la imagen nos enfrenta a las siguientes preguntas: ¿Qué guardar de nuestros recuerdos, de nuestra historia? ¿Cuál es el destino de los cuerpos envejecidos en la imagen? ¿Cuál es el destino de la imagen en la era digital? ¿La imagen permite una vida eterna, los avatares una segunda vida? ¿Puede uno salvar al otro?
María J. Castañeda, Laura Zorrilla y Marta S. Ortega conforman un colectivo de artistas sevillanas que realiza proyectos artísticos de investigación en la esfera de lo social, aunando artes escénicas, fotografía y audiovisual.
Explican su obra. “El silencio de lo viejo es un proyecto de investigación y creación que plantea cuestiones acerca de la vejez, el «edadismo» (discriminación por razones de edad), el papel de los viejos en la sociedad, el pánico del paso del tiempo, el ocio en la vejez, la monotonía de la vida cuando se es mayor, o el deterioro físico. Las creadoras dan voz a mujeres mayores de 65 años, las visibilizan y reivindican los derechos humanos en esta etapa vital. En esta experiencia confluyen artes escénicas, creación audiovisual, y, sobre todo, la vida.
En sus trabajos, la videocreadora Olaia Sendón habla de lo universal a través del territorio que habita. La Costa da Morte (Galicia) es el epicentro de su imaginario, un universo que se cuela entre las fisuras que dejan los temas de la memoria y la identidad. Entre la maternidad y la pandemia, el hogar y las relaciones familiares se han vuelto parte central en su trabajo.
Bolan Bao estudió cine en China, durante los cuales realizó varios cortometrajes. Uno de sus documentales presenta la historia de la arquitectura teatral tradicional china. Continuando su formación en la Universidad de París I Panthéon-Sorbonne, experimenta con nuevos enfoques artísticos, liberándose de la estructura narrativa.
«¿Cómo definir el tiempo? Si alguien me pidiera describirlo con precisión, creo que siento lo que es el tiempo, pero no puedo describirlo con palabras. Un reloj pierde las pilas y deja de funcionar, pero la hora del cuerpo sigue ahí, y tú sigues levantándote cada mañana. Esta película es un viaje interior, se trata de sentir más que de mostrar. Pensar en el tiempo como un proceso que tiene una forma espontánea e incontrolada», Bolan Bao.
El trabajo de Miguel Ángel Tornero parte de lo fotográfico para acabar merodeando en lugares a menudo difíciles de describir, donde los límites del medio se estiran, se cuestionan, se vuelven endebles y se ponen a disposición de un componente emocional. En la naturaleza híbrida de su obra, utiliza el collage como un ecosistema donde intentar coser las capas y encontrar la manera en que convivan y cobren sentido las partes de un todo que a veces desborda.