París, Francia.- En una declaración conjunta emitida hoy, la ICC y la OMS han anunciado el acuerdo para el aprovechamiento de la red global de la ICC, de más de 45 millones de empresas, para permitir a las compañías de todo el mundo participar de manera plena y activa en la prevención de la extensión del brote de coronavirus COVID-19.
La colaboración entre la ICC y la OMS facilitará los flujos de información, al distribuir entre las empresas la información más reciente y más fiable del brote de COVID-19.
“Una acción temprana, valiente y efectiva reducirá el riesgo a corto plazo para los empleados, así como el coste a largo plazo para las empresas y la economía”, recoge la declaración. “Como prioridad inmediata, las empresas deberían estar desarrollando, actualizando, preparando o ejecutando los planes de continuidad del negocio”.
Reconociendo el papel esencial que puede desempeñar el sector privado en minimizar la probabilidad de la transmisión, la declaración conjunta ICC-OMS pide a los gobiernos nacionales que adopten una visión conjunta de gobierno y de sociedad para responder a la pandemia del COVID-19 y subraya la urgencia de que sea, para Jefes de Estado y de Gobierno, su prioridad máxima.
Esta declaración sigue a un llamamiento de la ICC del jueves 12 de marzo de 2020 a los países del G20, para que acuerden urgentemente un plan de acción global omnicomprensivo, que haga frente a la pandemia y restaure la confianza y la estabilidad de la economía global.
La ICC y la OMS solicitan también a los gobiernos, que faciliten todos los recursos necesarios para combatir el COVID-19 en el plazo más breve y garanticen que las cadenas de suministro médico transfronterizo funcionen de manera efectiva y eficiente.
El Secretario General de la ICC, John W.H. Denton AO, afirmó: “La ICC tiene un impacto en el empleo de más de mil millones de trabajadores tanto en países en desarrollo como desarrollados. Tenemos la responsabilidad de facilitar una respuesta empresarial efectiva que proteja a la gente del riesgo para la salud derivado del COVID-19 y del impacto negativo en las empresas de las que depende su subsistencia”.
Ante la posible caída masiva de la producción, el cierre de fronteras, la volatilidad de los mercados financieros y la contracción de la economía a corto plazo, se debe actuar equilibrando la necesidad sanitaria de la lucha contra la enfermedad con la del mantenimiento de la actividad económica vital. Por ello, con la finalidad de mantener el tejido empresarial global se ha planteado la conveniencia de mantener la liquidez, adaptar la normativa tributaria, suspender los techos de gasto público —estableciendo planes de recuperación— o flexibilizar los sistemas laborales.