La ontología del mal

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La ontologia del mal

 

José Luis Aguirre Huerta *

Satanás constituye el paradigma de lo maligno, lo atentatorio contra el bien común y pulverizante del bienestar individual, todo aquello que se opone al desarrollo humano, es en sí mismo un acto de maldad, el género humano consolida en su conformación ontológica, lo más bello y sublime y lo más miserable y perverso.

Se agolpa en nuestra mente el recuerdo lacerante de centros de exterminio mundial, como las cárceles de Abu Ghraib en las proximidades de Bagdad, o Guantánamo, en la isla Caribeña Cubana, muy a ultranza de los campos de concentración nazis, construidos para diezmar a la población judía capturada en los países europeos ejes del círculo Alemán.

La perversidad no tiene límites, matar a prisioneros elegidos por azar, encadenarlos como perros o exponerlos miserablemente a canes asesinos amenazantes de devorarlos, pareciera que existe un abismo insalvable dentro de los sujetos que detentan la bondad y quienes despliegan la maldad; sin embargo los agentes captores de prisioneros, orquestando matanzas atroces, en nombre de Hitler, Stalin, Pol Pot, Idi Amin, Saddam Hussein, George Bush, Richard Nixon, creyeron a sus dirigentes políticos, estaban actuando con apego a la defensa del patriotismo que desempeñaban, consideraban que el exterminio a los prisioneros, era un acto de vindicación de los Derechos de las ideologías que representaban.

Sobre el particular se ha generado todo un sistema de entrenamiento psicológico y mediático a los agentes de exterminio, se les prepara para la guerra sucia, supuestamente en defensa de los intereses de su patria, imprimiéndoles un criterio de disposición como torturadores emanado del sistema de poder, los funcionarios de prisiones, el ejército o la policía, suelen sostener que la masacre se justifica para acabar con las manzanas podridas del mundo, y siempre a estos torturadores se les observa con el trastorno psicológico de la sociopatía paranoica, con una carencia de amor propio y miedo excesivo al terrorismo, bajo el estigma de la alienación mental y dependencia absoluta hacia las ordenes de sus jefes, o comandantes, quienes a su vez tienen la consigna de destrucción a una población o un país, etiquetado del enemigo, es decir satanizado por la ideología del Estado Poder a quien pertenecen.

Cuando la elite del Poder oligarca o imperialista quiere destruir un país, supuestamente enemigo, y apropiarse de su riqueza, por ejemplo yacimientos petroleros, recurre a los expertos en propaganda, para crear un programa de odio, los ciudadanos del stabilishmen, acaban odiando a la región elegida para el latrocinio, hasta el punto de pretender segregarlos, atormentarlos o matarlos, la persecución de la brujas en la Santa Inquisición, la delación de los judíos en Alemania, la xenofobia de los americanos de Arizona matando migrantes, el famoso Ku Klux Klan (es el nombre adoptado por varias organizaciones de extrema derecha en Estados Unidos, creadas en el siglo XIX), la persecución de los árabes por el mundo occidental; y así miles de ejemplos de programación mental de poblaciones contra poblaciones.

Hace falta una imaginación hostil, la construcción psicológica implantada en las profundidades de la mente, mediante una propaganda que trasforma a los otros en el enemigo, mediante palabras e imágenes.

El proceso se inicia con una imagen estereotipada y deshumanizada del otro a quien se presenta como despreciable poderoso y diabólico, un monstruo abstracto, amenaza latente para nuestras creencias, costumbres y valores.

Mediante palabras e imágenes se construye un miedo abstracto al enemigo, y su amenaza inminente hace que la razón actué de manera irracional, y con obediencia ciega al Estado que se erige en defensor de la libertad, es ahí donde los ciudadanos pacíficos, cobran la moral de un guerrero Atila el Huno -Atila (llanuras danubianas, c. 395-Valle de Tisza, 453) fue el último y más poderoso caudillo de los hunos, tribu procedente probablemente de Asia, aunque sus orígenes exactos son desconocidos. Atila gobernó el mayor imperio europeo de su tiempo, desde el 434 hasta su muerte en 453. Conocido en Occidente como El azote de Dios-.

Todo se preparó con la difusión cibernética del enemigo, o la programación mental propagandística, impresos, televisión, cine o internet, con fijación en los recovecos del cerebro primitivo límbico, de potentes emociones de miedo y odio. El enemigo atentó contra las Torres Gemelas, el hijo de kim Il Sung (Kim Jong-un) pretende acabar con el mundo, se exacerban en consecuencia las emociones del miedo y el odio.

Se construye la imaginación hostil, mediante el usufructo del poder transformador de las imágenes del enemigo, de ahí el poder maligno de las fuentes retóricas ideológicas del populismo que hipoteca la conciencia humana de la masa de pobres, a cambio de promesas de dotación de bienes y derechos inmanentes a la liberación del proletariado, liberación que solo emerge en migajas, porque nadie detenta la capacidad para solventar esas promesas de derechos, cuyo poste implicaría un debido reparto de la riqueza social.

Pero dicho sea de paso, el populismo produce en su ejercicio, millones de pobres, porque se alimenta de estos, y en su conjunto, decía el filósofo Facundo Cabral, son muy peligrosos, porque pueden hacer de un monstruo, un líder mundial, baste el ejemplo que padecemos de dos locos en escena (Donald Trump y Kim Jong-un), amenazantes del exterminio del globo terráqueo.

Las potencias que enfrentan la guerra, usan la propaganda de creación del imaginario hostil, en la percepción del enemigo, hasta llegar a justificar el genocidio y construir el plan de un pueblo, para eliminar de la faz de la tierra a todo el que considere su enemigo.

Policías militares yanquis imprimen a prisioneros iraquíes, en centros carcelarios, como Guantánamo y Abu Ghraib, formas inconcebibles de tortura, a unos prisioneros civiles, golpes y patadas, prisioneros obligados a formar pirámides humanas, o colgados en las vigas por largos periodos de tiempo; arrastrados como perros, amenazados por canes bravíos, soldados sin escrúpulos, quienes justifican su actuar ante su intención de extirpar a las manzanas podridas del terrorismo internacional, pero sin darse cuenta que sus manos también forman parte del engranaje de ese terrorismo internacional al que dicen perseguir, el estado terrorista, también es al que pertenecen, y sus psiques han sido envenenadas bajo el paradigma de constituirse en los enemigos de Satanás, mismo discurso que también pregonan los terroristas árabes.

La pregunta que permea en el aire: ¿dónde está la maldad?, la construcción del mal obra en la perversidad de la preservación y expansión del poder hegemónico mundial; esta pregunta la puede descifrar Adolf Eichmann, aquel alemán nacido en Ramia en marzo de 1906, muerto en mayo de 1962, coronel nazi, responsable directo de la trasportación de deportados a los campos de concentración alemanes en la Segunda Guerra Mundial; un hombre frenético de la doctrina fascista, utilizó la logística de los campos de concentración como fanático al cumplimiento de su deber, los judíos eran estadísticas que debía cubrir, sin importarle mucho el antisemitismo fanático, un simple engrane de Himmler con quien conflictua cuando este último ordena acabar con los asesinatos masivos de judíos, Eichmann sigue produciendo órdenes de exterminio.

El odio judío contra el fascismo, también irradia crímenes, el secuestro, juicio y ahorcamiento de Eichmann, se realiza en el entorno de la ilegalidad, pasando por alto la soberanía argentina, es privado ilegalmente de su libertad en los barrios de Palermo, durante cerca de medio mes en espera de ser deportado en la vía de contrabando al Estado de Israel, el fincamiento de su juicio se basa en la violación de todos los derechos humanos, bajo la justificación de juzgamiento al genocida, las protestas del presidente argentino Arturo Frondizi, fueron acalladas por el poderío de Sion.

La mentalidad de los demonios del exterminio se finca en el fundamentalismo ideológico, que pretende justificar de manera facciosa, el dominio del poder Expansionista Imperialista.

La figura de Satanás, edificada por la iglesia, en mucho ha servido para su empoderamiento y expropiación de los bienes del enemigo. Habría que preguntarle a Bush y a Rockefeller ¿qué ha pasado con el petróleo iraquí?

(Ontología.- Forma parte de la metafísica que estudia el ser en general y sus propiedades. Aunque la ciencia del ser existe desde la época de Parménides, el término ontología aparece por primera vez a comienzos del siglo XVII, según se suscribe en Wikipedia).

* Abogado de Profesión

Presidente de la Barra Interamericana de Derechos Humanos

[email protected]

55.22.61.65.25

(Fotocomposición de Blas A. Buendía)

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