Miguel Ángel Casique Olivos
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) a las órdenes del Presidente
El Gobierno Federal insiste en cometer los errores del pasado: “tapa un hoyo pero destapa otro” cuando transfiere fondos para cubrir una deuda, “hace frente” a un problema o recorta el presupuesto de un área para financiar una distinta; prácticas con las que perjudica el consumo y las actividades vitales de muchos mexicanos, como alimentación, salud, educación y servicios públicos básicos (agua, drenaje, transporte, etc.).
El Informe Trimestral de Finanzas Públicas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) revela que la Secretaría de Energía (Sener), a cuyo cargo se encuentra la construcción de la refinería Dos Bocas, rebasó en 305.9 por ciento el gasto de 143 mil 941 millones de pesos (mdp) que le fue aprobado para 2022.
Otra de las dependencias federales que debió ser apoyada con más dinero fue la Secretaría de Turismo, ya que se encarga de construir el Tren Maya –otra de las obras emblemáticas del Presidente– y para no interrumpir su ritmo de trabajo, recibió 114 mil mdp adicionales, monto equivalente al 174.4 por ciento respecto al presupuesto que se le había asignado el año pasado.
Sí, la razón de estas transferencias fue la misma: mala planeación del gasto público; y mientras estas oficinas federales fueron provistas con más recursos para atender las prioridades del gobierno morenista, la Secretaría de Salud (SS) reportó un subejercicio del 5.1 por ciento en su gasto programado de 2022, obviamente en perjuicio de los programas de vacunación y la atención médica de la SS en las 32 entidades de la República.
Otro de los temas más comentados en días pasados fue el aumento de la deuda externa, que “el bombero” de Palacio Nacional prometió empezar a pagar, lo que tal vez haga aplicando su método favorito: tomar recursos de otras partidas presupuestales, con la venia del titular de la SHCP, que acatará sin dudar sus instrucciones.
Entre enero y noviembre de 2022, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) solicitó créditos por 11 mil 822.9 millones de dólares (mdd) y amortizó siete mil 714.7 mdd, por lo que el saldo de la deuda externa aumentó cuatro mil 108.2 mdd, lo cual desmiente su reiterada afirmación de que ésta se reduciría.
En los cuatro años del gobierno de AMLO, las deudas externa e interna han aumentado y, lo que es peor, se incrementarán porque la Cámara de Diputados le autorizó un déficit de 1.1 billones de pesos para el ejercicio del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) de 2023; debido a que los ingresos del gobierno no alcanzarán para cubrir sus gastos. Esta “deuda pública interna” será financiada con cinco mil 500 mdd en préstamos provenientes de bancos internacionales.
Pero, además, hay que resaltar que el PEF 2023, cuyo monto asciende a ocho billones 300 mil mdp –el más alto en la historia de México– fue definido con dos objetivos muy claros: arropar con recursos extraordinarios la construcción del Tren Maya y la refinería de Dos Bocas; y, lo que es más preocupante, financiar las campañas electorales de las ya destapadas “corcholatas” de AMLO para la sucesión presidencial de 2024 y las de los candidatos del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) para los comicios locales de este año en los estados de México y Coahuila.
La prevalencia de los temas electorales en la agenda mediática –incluidos los pleitos internos en Morena– y la permanente campaña de linchamientos de AMLO contra el Instituto Nacional Electoral y sus presuntos “adversarios”, permiten suponer que la economía seguirá débil a pesar del supuesto crecimiento del tres por ciento en el Producto Interno Bruto, que la inflación se mantendrá alta, la pobreza y la miseria extrema continuarán al alza, al igual que la violencia delictiva y la inseguridad pública.
Éste es el México de AMLO, éste es el país que prometió y no uno donde primero estén los pobres. Por el momento, querido lector, es todo.