Maricela Serrano Hernández
A seis días del inicio del año 2017 somos testigos fehacientes de que México, formado en su gran mayoría por el pueblo pobre, no quiere violencia, mentiras, vandalismo, demagogia, manipulación y la llamada raja política al estilo del supuesto mesías de Morena y la coordinadora de su bancada en la cámara de diputados, Rocío Nahle, quien junto a él y algunos más utilizan la mentira, la calumnia y el temor psicótico para sacar provecho político. Recordemos que la psicosis es la pérdida del contacto con la realidad, que puede tener como causa las falsas creencias acerca de lo que está sucediendo, o bien, escuchar o ver cosas que alguien en un sano equilibrio mental jamás vería.
Esa señora Nahle acusa al Movimiento Antorchista de ser causante de parte del caos y de algunos actos vandálicos que en estos días se han dado en el país. Sus afirmaciones sin sustento real ni demostración alguna en la realidad, muestra a la seguidora de López Obrador como una verdadera psicótica, insensible a la verdadera política nacional y la presentan como la títere de una izquierda que está al servicio de una persona y no de un cambio real del sistema político, económico, social y cultural de México.
Lo dejaremos claro: Antorcha no está de acuerdo con el aumento a la gasolina y mucho menos que la solución al llamado gasolinazo sea el vandalismo, la violencia escondida bajo el anonimato, la indiferencia perversa que deja a otros la solución. En el Movimiento Antorchista creemos en la capacidad que tenemos los seres humanos de ser conscientes de la realidad y que unidos organizaremos un cambio transformador, de manera pacífica y democrática, poniendo en práctica un proyecto de nación con objetivos claros, un sistema sociopolítico-económico-cultural humano que ayude a construir al hombre íntegro e integral.
El aumento del 20 por ciento al precio de la gasolina, el aumento al gas y la electricidad ha desatado la indignación social, nuestra ira e impotencia es real y comprensible, pero debemos encausarla para que su fuerza produzca una verdadera transformación social a través de conjuntar nuestra energía y no dispensarla o malgastarla. Se trata de usar con inteligencia nuestra fuerza, de no malgastarla en intentos de cambios individualistas, pues la verdadera solución no se encuentra en usar nuestra ira de manera instintiva y desorganizada, sino en usar nuestra fuerza de manera consciente e inteligente que nos permita cambiar el sistema neoliberal imperante, que lleva a la práctica un modelo económico al que únicamente le interesa la acumulación en manos de unos pocos.
Nos ha dicho el señor Presidente de la República que su decisión ha sido “no quemar por más tiempo” 200 mil millones de pesos para mantener artificialmente bajo el precio de los combustibles (gasolina, diésel), decisión que ha tomado para preservar la estabilidad económica del país, y so pretexto de utilizar esos 200 mil millones de pesos en los programas de tipo social. Pero lo que no nos dijo el señor Presidente es que su decisión está sometida a las reglas de la globalización y a los dictados del imperio yanqui, que nos permite exportar el petróleo que producimos para luego tener que importarle a los EEUU, en producto procesado, el 62 por ciento de nuestro consumo anual de gasolina y diésel.
Además de ser el Presidente de la República, es el operador político que nos deja a merced de los depredadores que continuarán saqueando los recursos naturales de nuestra patria y asfixiando a la población más vulnerable, que somos la mayoría.
México ya no necesita depredadores con cara de empresarios que no pagan impuestos y que ponen condiciones para que se les asegure el éxito en su inversión, haciéndoles rentable y apetecible el negocio de los combustibles. No requerimos más de esos monstruos del capital México requiere conjuntar su fuerza de acción pero no de forma espontánea; requerimos de proyecto, de ideas claras que nos permitan detectar las causas del problema y plantear soluciones verdaderamente estructurales que beneficien a la gran masa popular, donde paguen impuestos los grandes capitales y se generen recursos suficientes para atender las necesidades sociales.
Hoy nuestra legítima inconformidad ante el gasolinazo, para que sea fecunda debe nacer y obrar desde la sociedad civil organizada, como he mencionado más arriba, con claridad de objetivos, dotada de un proyecto de país que permita saber hacia dónde vamos y qué se propone a cambio de lo que hoy se critica. Lo que hoy sucede en el país es un claro signo que nos llama a construir una organización política que surja del pueblo, que apoye a gobernantes nacidos del pueblo, formados en el pueblo y que estén a favor del pueblo. Necesitamos de un gobierno popular que tome las riendas del país a favor de todos y de manera especial de los más necesitados. Este gobierno popular debe acabar con los abusos de poder del capital, con las injusticias gubernamentales y la manipulación de las masas por políticos oportunistas.
El Movimiento Antorchista se presenta como una verdadera alternativa para la Nación, no somos una organización que surja del oportunismo político, tenemos un Proyecto de Nación bien diseñado. Te invitamos a que tu inconformidad te permita organizarte y luchar por una vida mejor, pues somos la única organización del pueblo capaz de construir una patria más democrática, más soberana, más libre y más justa. Nuestros hechos así lo confirman. Por eso, tomemos el poder político para incrementar salarios, crear más empleos, hacer una mejor distribución del gasto social y un impuesto más equitativo.
En otras palabras, se trata de fundar una organización que nos permita crear las condiciones necesarias de equidad social, que le permitan a cada hombre y mujer, en cualquier etapa de su vida, desarrollar su existencia en la integralidad de la misma. Recordemos no hay verdadero desarrollo integral si no rompemos el egoísmo y la indiferencia que nos aleja de encontrar la verdadera solución al mal que nos agobia, por lo que ante la lucha desesperada o de quienes buscan ventajas política, impulsemos una fuerza organizada y consciente.
Imagen (Animal Político)
