Comentario político del periodista Raymundo Medellín para el programa radiofónico “Hablando Claro” de Radio Expresión México, que conduce Manuel Aparicio.
El populismo lo hemos padecido en México; aquello no es novedad del actual gobierno, se trata de políticas públicas populistas que se han aplicado por los diferentes partidos que han gobernado, porque no es posible que un gobierno utilice los dineros del pueblo para conseguir la aceptación de las mayorías que habitan un país, sin que se paguen las consecuencias.
El populismo es un concepto político que permite hacer referencia a los movimientos que rechazan a los partidos políticos tradicionales y que se muestran, ya sea en la práctica efectiva o en los discursos, combativos frente a la clase dominante.
En muchas ocasiones desde un mismo partido ya registrado, o mediante el respaldo de un movimiento social, se llama a los que menos tienen para ofrecerles “privilegios”, que solamente serían una realidad con lo que se conoce como política populista; resulta muy agradable para el oído escuchar que el gobierno que encabezará tal o cual líder, que las pensiones no serán a los setenta años, sino a los 50 recibirán su pensión, además con un aumento paulatino.
El populismo apela al pueblo para hacerse del poder, entendiendo al pueblo como la clase social más baja y sin privilegios económicos o políticos; quienes representan al populismo basan la estructura de su mensaje discursivo, en los males que encarnan las clases privilegiadas; por lo anterior los políticos populistas se presentan ante la comunidad como los redentores de los humildes.
Como anteriormente lo dijimos, un gobierno populista no busca el bienestar o el progreso del pueblo; en muchos casos la simple actitud de un país que esté llevando a la práctica políticas populistas, ahuyenta la inversión de empresas extranjeras, las cuales al salir del país provocan desempleo y como consecuencia lógica, el empobrecimiento de la gente.
Un gobierno que está perdiendo la preferencia de los gobernados, los cuales en una cercana elección, pueden ocasionar que otro partido político llegue al gobierno, toman medidas para que esto no suceda, por ejemplo le subsidian el servicio de energía eléctrica a los gobernados, les subsidian el consumo de agua, les subsidian incluso el transporte; y para que ese gobierno pueda mantener los subsidios, tiene que pedir dinero prestado; por ello la deuda aumenta de manera considerable, por arriba del producto interno bruto.
(fotografía CNN)
Es un gran engaño el que hacen los políticos populistas, cuando aseguran que su gobierno se fundamenta en la participación popular y en la inclusión, regularmente esos gobiernos pasan por cuatro fases: la primera es la aceptación de los gobernados, ya que todo parece que va bien, la “política populista funciona”, aumenta el empleo y el salario real, el efecto de la inflación parece desvanecerse y las políticas de tipo fiscal y monetario parece que crecen, se ve una reactivación, bueno, hasta se piensa que el país encontró su modelo económico de progreso; en la segunda etapa, se inician los desbalances, aumenta de manera considerable la tasa de inflación, crecen las deudas, se estanca el volumen de exportación y aumenta la importación, y al venirse la caída de las reservas internacionales, en el país se inicia el control de precios y de cambio de la moneda, lo cual ya es una inflación reprimida; la tercera etapa es el déficit fiscal, el gobierno empieza a emitir más dinero para la financiación, aumenta la falta de divisas a pesar de que el cambio está controlado, lo que provocará en poco tiempo la devaluación de la moneda, empieza la caída de la demanda de dinero y disminuye el salario real; finalmente en la cuarta etapa viene el ajuste; se intenta rearmar al país, como si se tratara de un rompecabezas; los bancos no abren sus puertas y a quienes tienen sus ahorros, solamente se les permite retirar en cajeros electrónicos determinada cantidad diariamente.
En América latina muchos son los gobiernos que han llevado a la práctica políticas populistas, desde Juan Domingo Perón en Argentina, hasta Venezuela con Hugo Chávez y México no ha sido la excepción con la mayoría de sus gobernantes incluyendo a Andrés Manuel López Obrador; muchos de los líderes populistas que aspiran al gobierno y que mandan a volar a las instituciones, representan un peligro para cualquier nación, las consecuencias ahí están a la vista.