· Marcelo Ebrard, el mil usos, ha sido traicionado y abandonado a su suerte
· Si el Peje Lagarto sostiene a su nuera Claudia Sheinbaum para convertirla en candidata presidencial, seguro que MORENA pierde la elección del 2 de junio de 2024
Blas A. Buendía
Marcelo Ebrard ha tenido que soportar las vejeces de un político traidor llamado Andrés Manuel López Obrador, alias el Peje-Kk’s, quien como gran maestro de la logia de traidores y fieros falaces, su pobre ex canciller precisamente ya no sabe qué hacer: correr, llorar o buscar el recoveco en otros instituto políticos porque a sus 64 años, si hoy no la hace, jamás llegará a cristalizar su sueño dorado en convertirse en Presidente de México. Su andamiaje ha sido duro y cruel con él, porque la “caballada” con otros partidos no está desnutrida como la ex jefa del Gobierno de la Ciudad.
El gran obstáculo que tiene enfrente es la permanente arrogancia del actual Ejecutivo federal, de quien le ha representado ser una piedrita en su zapato, cuyo dolor no lo deja reconciliar su sueño porque sabe que los principales integrantes del Movimiento Regeneración Nacional, se le van a echar encima si llegara a ser el ungido candidato de MORENA de última hora, por la simple y sencilla razón, que las campañas preelectorales de las vulgares “corcholatas” Claudia Sheinbaum y de Adán Augusto López Hernández, no han levantado el interés del electorado.
Si bien es cierto que López Obrador juega varios roles en la carrera presidencial de otros “soñadores”, como es el caso de su “carnal” Marcelo Ebrard, éste mantiene en su mente aquel acuerdo político verbal de quien sería el próximo candidato presidencial sería él, pero los métodos y ambiciones han cambiado.
El acierto de Marcelo Luis Ebrard Casaubón, es que es un político internacionalista mexicano. Es miembro del partido Morena. Fue secretario de Relaciones Exteriores de México desde 1 de diciembre de 2018, hasta su renuncia el 12 de junio de 2023 durante la presidencia de Andrés Manuel López Obrador.
No obstante de ello, si entre traidores habla la sociedad, fijamente pone sus ojos en la regordeta fisonomía de López Obrador, a quien se le considera como un “caballo” que posee reacciones imprevisibles, es decir, ese caballo es muy traidor por arrebatos y desmanes que continuamente ha cometido quedando azorada la sociedad, “de lo que ve y todavía no lo cree”: ¡La traición trapera de Andrés!
El núcleo político mexicano observan en Marcelo que su triste destino será fatal. Quien ha sido “fiel colaborador del tabasqueño”, éste hasta podría accionar la Espada de Damocles en su contra, lo que representaría posiblemente el ocaso de su vida política, teniendo que aceptar las decisiones garrafales de Andrés Manuel, quien sigue empecinado en no bajar del pedestal a Claudia Sheinbaum, quien no da una, sino más bien, el aparato del Estado le ha servido como alcahuete y su mejor promotor publicitario para “enriquecer” su ego presidencial.
La flaca de la Sheinbaum no tiene el carisma que le pudiera sustentar para lograr tal virtud, sino todo lo contrario; se le ha visto caminar sola por el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México “Benito Juárez”, junto con sus colaboradoras, de forma desapercibida, o en restaurantes donde los comensales se burlan de ella.
“¡Adiós destructoras de México!”, escuchó Claudia la voz genuina del reclamo, acompañada de miradas encontradas, donde se le observó una sonrisa de vergüenza que no podía ni con ella. Su actitud pareciera que su subconsciente le demandaría “trágame tierra”, quedando en el fichero del “glup”, a través del cual se ejecutan tareas condicionales definidas, al tiempo de ser escarnio y soportar la ironía: “¡Me saludan al kk’s”.
Pese a ese escarmiento desagradable que afecta las relaciones con los demás y hasta a nosotros mismos, se presume que Marcelo Ebrard Casaubon, aspirante a candidato a la Silla del Águila, sufrirá en sangre propia la gran decepción que soportó hace cuatro décadas su mentor Víctor Manuel Camacho Solís, cuando se enteró que la encuesta (es decir Carlos Salinas de Gortari) se decantó por Luis Donaldo Colosio Murrieta.
El ex canciller —entre otros muchos cargos y encargos que ocupó a lo largo de su fructífera carrera como político—, esperó pacientemente varios años para ser nominado candidato presidencial, y confiar en el compromiso que le hizo su patrón, Andrés Manuel López Obrador, el momento en que Marcelo declinó a la candidatura presidencial, debido a que la encuesta popular favoreció en marzo del 2000 al propio Ebrard, y no al tabasqueño.
Marcelo aguantó todo, ser casi un personaje parecido al mil usos; aceptó los caprichos y las sandeces de López Obrador, corregir los dislates y ocurrencias internacionales; conseguir las vacunas necesarias para inmunizar a los afectados por la pandemia de coronavirus; vivir exiliado en París para no atender la responsabilidad del colapso de la línea 12 del Sistema de Transporte Colectivo (Metro) de la Ciudad de México.
Huyó a la Ciudad Luz, con su tercera esposa, la modelo Rosalinda Buesa (no es económica la observación, pero sus anteriores esposas fueron Francesca Ramos Morgan y Mariagna Prats Donovan, quien es una actriz mexicana y ex Primera Dama de la Ciudad de México, cuando estuvo casada con Marcelo Ebrard hasta 2011).
Para vivir varios meses en Francia, se necesitan muchos recursos económicos. El ex canciller tiene suficientes recursos para eso y un poco más, por eso ha ocupado los cargos de secretario de Gobierno en el entonces Departamento del Distrito Federal (DDF]), con Camacho Solís, en el sexenio de Salinas de Gortari.
En esa fecha se estableció una estrecha relación de amistad y complicidad con AMLO, entonces sobrevivía en su modo de agitador profesional. AMLO, con sus hordas, mantenía un sucio campamento de varios días en la plancha del Zócalo. Causaba náuseas caminar por las hermosas y principales avenidas de la capital de la República, y una vergüenza inaudita a nivel internacional.
Ebrard le entrego varios millones de pesos (se presume que fueron 300 millones de pesos del erario capitalino) para que el Peje Lagarto despejara la Plaza de la Constitución. Fue un arreglo de amplia e descalificada corrupción.
Además le proporcionó autobuses de lujo para que regresara a Villahermosa, con todos sus plantoneros. Ese fue su modus vivendi, el chantaje para levantar los bloqueos y plantones, como fue el caso del asalto a los pozos petroleros en Tabasco, abanderando #ElÉxodoporlaDemocracia.
La amistad se fortaleció entre el Peje y el famoso Chucky (apodo que se le indilgó a Marcelo, por el parecido del muñeco diabólico) cuando el entonces presidente Vicente Fox lo sustituyó como secretario de Seguridad Pública, luego de la tragedia de Tláhuac, cuando tres agentes federales fueron linchados por los colonos, en vivo y a todo color.
El Peje lo protegió y lo comisionó como secretario de Desarrollo Social. El sexagenario intuye que el “presidente” López Obrador no cumplirá su promesa y lo traicionará de nueva cuenta. De este vaticinio, se podría rebasar hasta lo inverosímil.
Se expone y se comprueba que tiene en mente a la ex jefa del gobierno de la ciudad, Claudia Sheinbaum Pardo, que además de ser su nuera —fue pareja de Andrés “Andy” López Beltrán, el hijo más activo del presidente y conocido traficante de influencias y chantajista de líderes sindicales y sociales—, todo bajo el amparo de su papá, el Presidente de México.
Esta es la última llamada política presidencial para el ex canciller quien ha sido de todo: fue priista con su mentor Manuel Camacho; estuvo en las filas del Partido Verde Ecologista; fue fundador del Partido Centro Democrático; por convenir a sus intereses, se afilió al Partido de la Revolución Democrática; también fue parte del partido de Dante Delgado, el Centro Democrático para finalmente terminar en el Movimiento de Regeneración Nacional, “el partido de la Destrucción Nacional”, solo superado por el “chapulineo” Ricardo Monreal Ávila.
A Marcelo solo les faltó formar parte del padrón del Partido Acción Nacional, pero como no es empresario, ni siquiera el intento hizo por coquetear con los dirigentes del blanquiazul fundado por Manuel Gómez Morín, ideólogo universitario, líder político y forjador de instituciones.
En su ya larga carrera en las filas de la política, Marcelo ha logrado sobrevivir a los embates y cambios políticos. En su trayectoria ha demostrado eficiencia y lealtad. Sabe de lo escabroso de los caminos de la política. Ha soportado las humillaciones del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Compartió los apuros del ex regente Víctor Manuel Camacho; lo acompañó en su berrinche de renuncia al DDF; fue efímero subsecretario de Relaciones Exteriores; fue fiel colaborador en su aventura como Comisionado por La Paz, en la selva chiapaneca, durarte el alzamiento del “comandante Marcos”.
Al fallecimiento de Camacho, se refugió en la larga campaña presidencial del Peje. Confió en la palabra —ya devaluada— presidencial, y ahora, lamentablemente, vuelve a sortear las traiciones del C. Presidente Constitucional.
Hoy, Marcelo cuenta con un poderoso equipo de prensa, encabezado por Lomelí, Arguelles, Yáñez, y otros, que tienen entre todos, una nutrida lista de columnistas que aceptan las instrucciones del citado grupo.
Como último recurso Marcelo acudió a la denuncia en contra de la titular de la secretaría del “Bienestar”, Ariadna Montiel, a quien acusó de orientar grandes recursos para la campaña de la favorita del Peje Lagarto, Claudia Sheinbaum.
Se quejó por la desmedida pinta de bardas a favor de la ex jefa de gobierno de la Ciudad de México, de contratar brigadas para promover el voto, hacer encuestas cada por casa, repartir volantes, despensas y dinero. Toda una maquinaria del engaño.
Ese recurso de denuncia legalmente desesperado, ha originado un virtual distanciamiento con el presidente Peje Lagarto, quien además de traicionar a Ebrard Casaubon afirma su proclividad de vender a sus más cercanos colaboradores.
¡Qué triste será para Marcelo Ebrard saber que toda lealtad entregada al Peje, de ser uno de sus más fieles colaboradores, de dar la cara para paliar las estulticias del tabasqueño y sobre todo, haber confiado hasta la ignominia en una persona que traiciona a todos lo que lo han impulsado, tenga que tolerar otra ignominia trapera!
El oclocrático Peje —emanado de la legítima kakistocracia mexicana— también ha traicionado a personajes como Cuauhtémoc Cárdenas quien fue el que lo impulsó en el escabroso camino legal de la política; a los chuchos Zambrano y Ortega, quienes le dieron dinero a raudales y lo hicieron dos veces candidato a la Presidencia de México.
Al desaparecido Porfirio Muñoz Ledo quien le colocó la banda presidencial, y lo aconsejó en todo momento; a Dante Delgado, a quien le entregó el presupuesto del Partido Convergencia por la Democracia (ahora Movimiento Democrático); a Cesar Yáñez, quien lo acompañó en la larga campaña y fue el artífice de conseguir recursos económicos; al ahora senador Germán Martínez Cázares quien renunció a la dirección del IMSS, cuando supo que parte del presupuesto se canalizaría a las obras “emblemáticas” del sexenio, y hoy acérrimo enemigo de Andrés.
También han sido víctimas del desprecio y traición del zafio tabasqueño Guadalupe Acosta Naranjo y Carlos Arce, que no aceptó atender instrucciones de turbios manejos del erario federal. La lista de agravios por parte del kakistocrático presidente Andrés Manuel López Obrador, es basta y mucho muy larga para nunca terminar…
Lo cierto es que si el Peje Lagarto sostiene a su nuera Claudia Sheinbaum para convertirla en candidata presidencial, seguro que MORENA pierde la elección del 2 de junio de 2024.
Obligadamente, ya veremos…
Premio México de Periodismo Ricardo Flores Magón-2021