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Ciudad de México.- Durante el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, los homicidios han incrementado, en consecuencia, amplios sectores de la sociedad, encabezados sobre todo por mujeres han alzado la voz y exigido se castigue a los responsables; sin embargo, a decir de Aquiles Córdova Morán, secretario general del Movimiento Antorchista, la lucha feminista en el país es necesaria, siempre y cuando sea respaldada con un programa profundo y estructural.
En su video mensaje semanal recordó que el pasado 8 de Marzo, fecha en que se conmemora el Día Internacional de la Mujer, casi 80 mil mujeres realizaron una marcha en la Ciudad de México, el cual culminó con un mitin en el Zócalo. Exigieron al gobierno de la Cuarta Transformación castigo para los feminicidas y los actos de violencia en su contra no queden impunes.
De antemano, reconoció la lucha que están dando las mujeres, no solo en los meses actuales, sino de aquellas, que resultado de su lucha en el Siglo XX y anteriores, dejaron un legado, el cual tiene que ver con el reconocimiento de la mujer en la vida laboral, electoral y de mejores prestaciones.
“Estoy convencido de que se puede y debe mejorar la lucha de las mujeres, como sector social oprimido más que por los hombres, adoptando algunas medidas como contar con una organización bien definida y estructurada. con líderes reconocidos y ampliamente aceptados y respetados por sus bases; adoptar un carácter permanente, tenaz, y no esporádico y circunstancial y, finalmente, un programa amplio y profundo contenido social, de carácter estructural, capaz de atraer el apoyo y la solidaridad de los demás sectores oprimidos”, afirmó el líder social.
(Fotografía Animal Político)
Sobre la demanda de los grupos feministas, de frenar la violencia en su contra, agregó que esta solicitud no excluye, desde luego, la lucha por demandas inmediatas y de carácter urgente de las mujeres, sino que exige que forme parte central del programa de la lucha feminista.
Así, comentó que “la reunión de estas condiciones elementales es lo que puede conferir al día internacional de la mujer el significado e importancia que le atribuyeron las grandes luchadoras revolucionarias de principios del siglo XX que lo hicieron realidad a costa de grandes sacrificios”.
Y es que –de acuerdo a una nota del diario La Razón citado por Córdova Morán- “durante los primeros dos meses del año, mil 154 mujeres fueron asesinadas, en promedio 19 al día, lo que representa un repunte de 4.8 por ciento en comparación con el mismo periodo del año pasado, respecto al cual también se apreció en el número de víctimas de extorsión, secuestro, corrupción de menores, trata de personas, lesiones y llamadas de emergencia relacionadas con incidentes de violencia contra este grupo poblacional”, estos datos son verdaderamente terroríficos, añadió.
Desde su punto de vista, la lucha de las mujeres por su emancipación social y contra la discriminación, la violencia física y los asesinatos de que son víctimas, como lo demuestra la nota de La Razón, no solo es una lucha inobjetablemente justa y apegada a derecho, es también un movimiento de trascendencia mundial, de grandes repercusiones para la economía del país, para su transformación en una sociedad con mejores ciudadanos, civilizada, solidaria y pacífica. En fin, es una lucha que afecta la vida de todos y que merece, por eso, toda la atención y el apoyo de la sociedad en su conjunto.
El líder social argumentó que es necesario entender que las consignas de lucha, por la naturaleza de su función, no resultan demasiado precisas, demasiado concretas para que todos, incluido el gobierno, entiendan que es exactamente lo que debe hacerse para satisfacer esas consignas. Lanzar a los cuatro vientos el grito ¡alto a la violencia contra las mujeres! ¡Alto a los feminicidios! ¡Alto a la impunidad de los culpables! resulta muy eficaz como medio de agitación; pero, si se piensa un poco, se ve que significan una propuesta limitada y rutinaria para combatir el problema: represión, persecución y cárcel, es decir, solo violencia legal contra la violencia ilegal de los feminicidas y agresores de mujeres.
“Pero ¿es ese realmente el mejor y el único remedio que se necesita? ¿Lo que se le reclama al gobierno es su falta de mano dura para perseguir y encarcelar a los delincuentes?, cuestionó. Por ello se pronunció porque el fenómeno no se vea de forma aislada.
“Hecho esto, debería incorporarse en el programa de lucha de las mujeres la exigencia de que el gobierno ataque las causas profundas del feminicidio y la misoginia de los criminales, que sería una manera más racional de intentar acabar con esta plaga, aunque sin excluir, desde luego, el empleo de la violencia legal y la cárcel para los delincuentes consumados”, concluyó.