Alberto Woolrich Ortíz*
Si la memoria no me resulta infiel, corría el año de 1997 y en cierta platica sostenida entre impartidores de justicia y litigantes, el Lic. Lázaro Tenorio Godínez, expresó: “La impartición de justicia no es solamente un problema de jueces, sino de leyes, por cuanto éstas deben de responder a las necesidades del pueblo y no del gobierno. Toca a los jueces y magistrados la ejecución de esos elevados propósitos, convirtiendo en realidad los anhelos de justicia que claman los habitantes de esta Ciudad Capital y esa justicia debe de ser impartida en forma gratuita, pronta y expedita, como lo ordena nuestra Constitución Política”.
Desde aquellos pasados años el señor Lic. Lázaro Tenorio se declaró dispuesto a intervenir personalmente en cualquier caso que se diese al impartir justicia, desde esas épocas, sus oficinas siempre han permanecido abiertas para todos aquellos que anhelan recibir justicia, campesinos, obreros, damas de sociedad y aun aquellas provenientes de la cultura del esfuerzo, madres angustiadas, justipreciables y litigantes siempre son atendidos con prontitud, cortesía, conocimientos y elegancia en los momentos aquellos que fueran precisos. Múltiples medios de información han dado cobertura a su manera de impartir justicia y en ellos siempre destacan su acrisolada honorabilidad.
Desde aquella reunión han transcurrido años y los mismos han rendido frutos en su larga trayectoria profesional. En el hoy es todo un señor Magistrado del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, así como un Maestro y Dr. en Derecho; las publicaciones y libros que ha escrito se han convertido en lectura obligada para todos los jurisconsultos, su proba trayectoria profesional en diversas ocasiones ha sido reconocida, por sobre todo por el trato amable, sencillo y afectuoso para tratar a los justiciables que se le acercan para obtener justicia, con independencia de su enorme capacidad para conciliar en juicios de los cuales conoce.
La dignidad y probidad de esa toga y la majestad de su misión, han constituido en su trayectoria de impartidor de justicia un ideal, que en el hoy, todavía encuentra su máxima expresión.
El contacto con la justicia, día con día, revela que en ella se encuentra el fundamento de su pasión: impartirla. Lázaro Tenorio de siempre ha hecho valer el derecho, como vía de realización de lo justo, es un fiel convencido que la función del derecho tiende a ser algo mucho más excelso que “letra muerta”.
Cuando los actores o demandados que acuden a su recinto, vuelven sus ojos a ese impartidor de justicia encuentran probidad y conocimiento en esa toga, dichas miradas la ven revestida de claridad, porque justicia y derecho son enlazados en aras de una ciudad capital mejor, acercando hasta donde le es posible, la realidad de la justicia lograda, al ideal de la justicia aspirada.
Es cuanto.
*Lic. Alberto Woolrich Ortíz
Presidente de la Academia de Derecho Penal
Del Colegio Nacional de Abogados Foro de México.