7.5 millones de pesos, construirían decenas de escuelas y hospitales
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Decía el gran gurú, maestro de los políticos del PRI y de todos los partidos, Don Jesús Reyes Heroles, “en política, la forma es fondo” y yo agregaría, “en política lo que parece, es”, retomando una frase del Presidente del Gobierno español (1981/1982), Leopoldo Calvo-Sotelo, para ubicar en su justa dimensión el segundo affaire priista del sexenio: la casa de Malinalco, adquirida por el Secretario de Hacienda y Crédito Público peñista, Luis Videgaray Caso, otro escándalo que tiene el mismo hilo conductor de La Casa Blanca, de Las Lomas: Grupo HIGA, del afortunado concesionario de obras públicas, Juan Armando Hinojosa, quien gozó de multimillonarios y jugosos contratos en el Estado de México, en el sexenio de Enrique Peña Nieto y como Secretario de Finanzas, Luis Videgaray
Y mire que nada me interesa que alguien “con el sudor de su frente” se compre una vivienda para pasar el fin de semana, pero cuando ésta tiene como origen un halo turbio, como la anterior, cae en la suspicacia, en percepción –no clara- de la forma y fondo cómo se consiguió.
La historia mediática ya es ampliamente conocida por lo que no entraré en detalles, sino mostrar los ¿por qué?, el ¿cómo?, y el conflicto de interés que hay detrás de la casita de Malinalco (para pasar el fin de semana).
En respuesta al Wall Street Journal, el titular de las finanzas públicas, el cobrador de impuestos del país, le dice al rotativo norteamericano, cito textual, “la operación se realizó de manera plenamente legal, cuando yo no era servidor público y dentro de parámetros de mercado, por lo que –sostiene- no existió conflicto de interés alguno”. Fin de la cita.
No pierda de vista el término “no existió conflicto de interés”. El propio funcionario público, hoy federal, antes estatal, tuvo relación con el señor Hinojosa (Higa) durante más de 10 años, cuando el gobierno mexiquense le dio contratos para obras públicas en la entidad, facturación que tenía que pagar la Secretaría de Finanzas de la entidad vecina.
Hinojosa es el agente inmobiliario de la Casa de las Lomas. Participó también, como socio minoritario en el proyecto ganador del malogrado Tren Rápido México-Querétaro, que tuvo que cancelarse por las inmensas dudas que generó, por la presencia de Grupo Higa, ligado abiertamente al PRI y al gobierno mexiquense peñista.
En un país en donde la pobreza y pobreza extrema ronda los 52 millones de mexicanos, en donde se regatea a los trabajadores de salario mínimo –que los hay- obtengan 82.86 pesos diarios, en donde el desempleo alcanza ya más de 7 millones de infortunados y la válvula de escape a esta desgracia es la economía informal, que supera los 20 millones de vendedores en todo el país, que un burócrata –eso sí de primer nivel- gaste 7.5 millones de pesos, para comprarse una casita veraniega, es un verdadero insulto a la dignidad de los grupos vulnerables del país… Y no se diga, una mansión de 86 millones de pesos.
Con esas fortunas podrían construirse decenas de escuelas y hospitales para los mexicanos.
Pero volvamos al tema central. Dice en su carta al WSJ, el “Mejor ministro de Finanzas en el Mundo 2014” según la Revista EuroMoney, que la compra de su casa fue a través de un crédito hipotecario por medio millón de dólares –usted supondría que con un banco- pero no, fue con la propia inmobiliaria de Juan Armando Hinojosa, -su amigo de más de 10 años- se imagina las tasas de interés que le cobró; pero ante la sorpresa de propios y extraños, liquidó la deuda de inmediato, cheque la fecha, el 31 de enero de 2014, siendo ya Secretario de Hacienda.
Ahí le van otras fechas que echan por tierra el supuesto “no conflicto de interés” que refiere en su carta Videgaray: el 17 de agosto de 2014, con bombo y platillo el Secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza y el Gobernador de Querétaro, José Calzada Rovirosa, lanzaron la licitación pública para la construcción del Tren de Alta Velocidad (TAV), de inmediato un grupo de empresarios nacionales y extranjeros pujaron por la obra y la ganan. En noviembre el propio Ruiz Esparza señala que el ganador del contrato por un monto de casi 59 mil millones de pesos, es el consorcio integrado por las empresas GIA+A, de Hipólito Gerard, (cuñado del ex presidente Carlos Salinas de Gortari); Constructora Teya, de Juan Armando Hinojosa Cantú, ambas mexiquenses, ¿raro, no?; Prodemex, de Olegario Vázquez; GHP Infraestructura Mexicana, y los expertos China Railway Construction Corporation International, CSR Corporation Limited y la francesa Systra, filial del Sistema Nacional de Ferrocarriles de Francia.
Dos detalles de los ganadores: Hinojosa (HIGA) a quien Luis Videgaray compró la casa de Malinalco y dos inversionistas mexiquenses (coincidencia o pago de favores).
Otra duda, en su misiva al diario neoyorkino y con la eventualidad de demostrar que su dicho es verdadero, el aludido no presenta ningún documento que pruebe que liquidó la propiedad, no exhibe los contratos, ni precisa el monto de las tasas de interés del crédito que Hinojosa le cobró, y menos aclara el concepto “por razones financieras”, liquidé de un sola exhibición el préstamo.
La duda está sembrada y para su mala suerte, se da a escasas semanas del otro conflicto de interés, nuevamente Hinojosa (Higa) por el caso de Sierra Gorda 150, Colonia Lomas de Chapultepec, en donde dos funcionarios de primer nivel, pero burócratas al fin, con salarios fijos mensuales, altísimos desde luego, no podrían comprar una casa de 7.5 millones de pesos, con su quincena o de 86 millones de pesos con su sueldo de funcionario público; salvo que hayan “ahorrado” toooooda su vida para asegurar su digna morada.
Lo malo de todo esto, para el señor Videgaray, es que su transacción se da en un escenario nada claro. Me explico: conoce a Hinojosa en el Estado de México, siendo Secretario de Finanzas, al empresario lo elijen como el constructor de toda la obra pública del sexenio peñista. Luego cuando se viene al Gobierno Federal como Secretario de Hacienda, Hinojosa le entra a la licitación del Tren Rápido México/Querétaro, con un grupo de amigos y pasa lo increíble, ganan la puja y les asignan la obra. Ya para entonces se había consumado el financiamiento para la compra de la casa veraniega de Malinalco, hoy explotada en dudas y aunque respondió epistolarmente, no disipó las mismas.
Para su mala suerte, estalló a escasas semanas de Sierra Gorda 150. Los mexicanos ya no creen esas historias.