¡Eres símbolo de Fraternidad, Unión y Lucha!
Maricela Serrano Hernández
El 6 de octubre se han cumplido 3 años de la desaparición forzada de Don Manuel Serrano Vallejo, tres años desde que unos cobardes asesinos, enemigos del progreso, del bienestar y la libertad del pueblo, han querido seguir oprimiendo y explotando a los pobres de México. Tres años de dolor para nuestra familia Serrano Hernández, pero tres años de indignación y solidaridad para la familia antorchista, tres años de ira de la buena, de aquella que nos exige revisar nuestras convicciones profundas y continuar luchando por los pobres de México. Pues si los asesinos cobardes de mi padre Manuel Serrano Vallejo pensaban que elegiríamos la neutralidad, nuestras obras y comportamiento les dicen que su ilusión se ha evaporado; hoy más que nunca les decimos, ¡no claudicaremos! Porque no podemos vivir de espaldas a una realidad que lacera y hace sufrir injustamente a tantos niños, adolescentes, jóvenes, hombres y mujeres, ancianos, a causa de la exclusión globalizante de una economía neoliberal que los hunde en la miseria y la indignidad, la violencia y la marginación, el abandono y la soledad, la depresión y la enfermedad.
En contra de todos aquello que piensan lo contrario, les digo: los Serrano Hernández somos una familia de fe y convicciones, creemos que Dios no es ajeno a los sufrimientos del pobre y del desvalido, que el verdadero Dios está en contra de todo poder opresor, y que esto nos exige mirar la realidad desde el sufrimiento injusto que se produce hoy en el mundo. Por eso, el sufrimiento de los inocentes tiene que ser tomado en serio, nunca podrá ser aceptado como algo normal. Nadie en la cabalidad de su conciencia puede aceptar como normal la injusticia y la crueldad que empuja a hombres y mujeres a vivir en la pobreza, víctimas del hambre y la miseria, producto de una economía inhumana. Lo tenemos que decir en voz alta: es inhumano encerrarnos, es egoísmo puro encerrarnos en nuestro bienestar personal, ignorando el malestar de las más pobres y débiles de nuestra sociedades. Es cruel seguir alimentando una secreta ilusión de inocencia pensando que el hambre y el sufrimiento se encuentran lejano a nuestro mundo real, mientras que el clamor, el gemido y el llanto del pobre y del inocente retumba en nuestros oídos. Por ello, nuestra convicción profunda no puede jamás dejar de gritar la indignación que siente por la desaparición forzada, cruel e inhumana de Don Manuel Serrano Vallejo, por lo que pedimos justicia y castigo para sus asesinos, no más simulación y tolerancia por parte de las autoridades responsables de la procuración, impartición y ejecución de la justicia. Les digo claro a las autoridades: Sí no ha justicia, hay incapacidad y corrupción, y, por tanto, hay negligencia y colusión con los asesinos de Don Manuel Serrano Vallejo.
Ya son tres años de la desaparición de mi padre, tres años de dolor, cosa que es innegable, pero también, son tres años de probada fraternidad de cientos de miles de compañeros y compañeras que formamos la gran familia antorchista. En un mundo en el que el neolibelarismo quiere conquistarnos por medio de la indiferencia ante el dolor de los oprimidos, surgen del seno mismo de la tierra los miles de hermanos, que con conciencia crítica y sensibilidad humana ante el sufrimiento protestan de la manera más enérgica uniéndose a nuestro clamor de justicia.
Esta tragedia, perpetrada por quien o quienes han sido separados de los sentimientos que hacen de los hombres seres humanos, de quienes han sido reducidos en su espíritu a la insensibilidad y vileza casi animal, ha sido para nosotros elemento de unidad y fortaleza. Y esa fortaleza se incrementa día con día, con el apoyo solidario de mexicanos que desde distintos puntos de la República han hecho de la desaparición de mi padre una denuncia nacional.
Los compañeros y hermanos antorchistas decimos claro y sin titubeos, nuestro grito de justicia nunca podrá ser acallado, nunca nos silenciaran con la bandera de la muerte y del martirio, porque nuestro grito y nuestro esfuerzo de lucha es legítimo; pedimos justicia, sana distribución de la riqueza, educación y cultura para la clase marginada y excluida de nuestra nación, trabajo y sana recreación, deporte y desarrollo integral para todo hombre y mujer que pertenece a la Nación Mexicana y de manera apremiante para los más pobres. Y si Don Manuel Serrano Vallejo fue plagiado y asesinado por haberles arrebatado el poder de manera democrática a la minoría de vividores, parásitos, opresores y maleantes de Ixtapaluca, nuestro padre, compañero y hermano Manuel Serrano Vallejo es ahora para el Movimiento Antorchista, el símbolo de unidad, de lucha, de convicción más profunda y trascendente, para seguir construyendo la organización de los pobres de México, pues no cesaremos de crear, un mundo más humano y con igualdad de oportunidades de crecimiento y desarrollo integral para todos.
Gracias compañeros y compañeras, hermanos de lucha por tres años de solidaridad en el dolor y en el grito legítimo de justicia; su fraternidad y unidad han sido fundamentales para nuestra familia. Nuestras convicciones se han fortalecido y se han hecho más profundas y sólidas, hoy sabemos que el sacrificio, la lucha, el esfuerzo, la tenacidad, el desarrollo, la unidad y la fuerza que se encuentra en nuestra vida tienen dos orígenes: la familia Serrano Hernández y la gran familia del Movimiento Antorchista.
Gracias Maestro, Ingeniero Aquiles Córdova Morán, por su ejemplo de vida y la entereza con la que nos ha ayudado a conducir nuestras vidas. Sin duda alguna, es usted pieza clave en la consolidación de nuestra formación en los valores trascendentes que crean un mundo mejor para los pobres de nuestra nación.
¡JUNTOS VALE LA PENA SEGUIR LUCHANDO POR EL SUEÑO DE CREAR UN MUNDO MEJOR!
