Ciudad de México.- Durante la pandemia, la mala gestión del Gobierno colocó a nuestro país en los primeros lugares mundiales de víctimas mortales de Covid-19. Ahora, el Gobierno de AMLO logra otro galardón mundial: ha colocado a México como el cuarto país con más criminalidad en el mundo, según el reporte publicado este mes por la Iniciativa Global Contra el Crimen Organizado. Si atendemos a lo que todos los días reportan los medios de comunicación y estudios estadísticos nacionales y a lo que presenciamos en las calles, el reporte no está alejado de la realidad: los asesinatos dolosos rebasan los 122 mil en lo que va del sexenio; se rompen récords diarios de homicidios (con 118 homicidios dolosos, el martes 24 de mayo fue el segundo día más violento en lo que va del sexenio de AMLO); aumentan los feminicidios y asesinan a más de un policía al día.
Por si esto fuera poco para exhibir la ineptitud del Gobierno, Porfirio Muñoz Ledo, el hombre que siendo en ese entonces presidente de la Cámara de Diputados y flamante diputado morenista, le entregó en 2018 al presidente López Obrador la banda presidencial que se había quitado Enrique Peña Nieto, ahora acusa al presidente de estar al frente de un “narcogobierno”: “Debe entender Andrés Manuel López Obrador que su contubernio o alianza con el narco no es heredable; no es heredable, porque éstos [los narcos], como lo han hecho siempre, en todas partes, en todas plazas políticas, se entienden con el que va a llegar, ya no va a necesitar el narco del Presidente”, dijo Muñoz Ledo (El UNIVERSAL, 3 de junio de 2022), afirmación que coincide con el reporte arriba señalado: “La principal razón por la que nuestro país se ubica en estas posiciones, se explica en el informe, se debe a los grupos criminales que son ‘los más sofisticados del mundo’… ‘’Los cárteles de la droga controlan el territorio en gran parte de México, cooptando al Estado a través del soborno y la intimidación, con el objetivo de facilitar sus actividades ilícitas’’… “Otras de las prácticas delictivas donde se ubica a México en los primeros lugares es en trata de personas, armas, comercio de heroína, delitos contra la flora, fauna y recursos no renovables” (EL FINANCIERO, 6 de mayo de 2022).
Algunos dirán, con razón, que la delincuencia no la creó el Gobierno de López Obrador sino que existía desde antes que llegara al poder. Pero esa excusa no libera a Morena y sus funcionarios de su responsabilidad en el crecimiento exponencial del problema y en el fracaso de su estrategia (si es que tiene alguna, aparte de los abrazos a diestra y siniestra), para disminuir los niveles de criminalidad que padecen millones de mexicanos, miles de los cuales han tenido que emigrar aceleradamente a otras regiones del país o del mundo para salvar sus vidas y las de sus familias: “El año pasado, 28,867 personas dejaron sus comunidades de origen a causa de la violencia, cifra casi 200% mayor a la del 2020, de acuerdo con cifras de organizaciones en pro de los derechos humanos”, (EXPANSIÓNpolítica, 2 de mayo 2022).
No olvidemos que la erradicación del crimen fue una de las principales banderas de campaña de López Obrador, quien ya siendo presidente reiteró su promesa muchas veces. Por ejemplo, en noviembre de 2019 dijo que, al terminar su sexenio,“la delincuencia organizada estará reducida y en retirada”. “En el documento que el Ejecutivo federal entregó al Congreso el martes se señala que durante su mandato los índices delictivos —de homicidios dolosos, secuestros, robo de vehículos y a casa-habitación, asalto en las calles, así como en el transporte público y otros— se habrán reducido 50% en comparación con 2018… “México habrá dejado de ser la dolorosa y vergonzosa referencia internacional como tierra de violencia, desaparecidos y violaciones a los derechos humanos” (primeraplana.mx, 2 de mayo de 2019). A estas alturas del sexenio nadie duda que eso ha resultado una gran mentira, la criminalidad no disminuyó sino que ahora México es uno de los países donde se cometen más crímenes. Una promesa similar hizo Alfonso Durazo, exsecretario de Seguridad Pública, mismo que ahora despacha tranquilamente como gobernador de Sonora: en cuatro años se tendrá “una Guardia Nacional que estará al tú por tú con el crimen organizado”, dijo en 2019, y agregó: “tenemos que combatir a las organizaciones criminales en su fortaleza económica, en sus finanzas, que es lo que les da capacidad para operar y es lo que les da capacidad para corromper y, a su vez, es lo que les da capacidad para sobrevivir”. Todo ha quedado en frases y más frases para engañar al pueblo.
Los planes propuestos por AMLO para acabar con las raíces sociales de la delincuencia, aquellas que se hunden y se nutren en la desesperanza de la gente agobiada por la desigualdad y la pobreza, han fracasado estrepitosamente; esas raíces son ahora mucho más grandes y hondas que antes de llegar AMLO a la presidencia; ahora hay más pobres que nunca, mientras que los ricos mexicanos agrandan sus fortunas apoyados en un presidente que prometió poner por delante los intereses de los más pobres, pero ahora confiesa sin rubor que a ningún rico le ha ido mal en la 4T, lo cual es absolutamente cierto a juzgar por el enorme crecimiento de las fortunas de los magnates mexicanos.
Los programas sociales, pregonados por los morenistas como la llave mágica para hacer de México un país sin desigualdades, no han sacado a nadie de la pobreza y sólo han resultado eficaces para crear clientela electoral, pues han puesto a millones de mexicanos pobres a merced de bandas de empleados de AMLO que amagan con cancelarles los “apoyos” si no votan por los candidatos de Morena. Así que ahora, en vez de progreso y paz, en México hay más pobreza, desesperanza, delincuencia, cruces en los cementerios y una creciente irritación social. No hay forma de evitar que la historia juzgue algún día severamente a los que se agruparon en Morena para manipular y engañar vilmente al pueblo de México.