México llora

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Por Beatriz Pagés

                                                                 (Imagen Tweeter Beatríz Pages) 

México llora. El discurso del Secretario de la Defensa donde pide a los mexicanos “unirse al proyecto de nación que está en marcha”, es decir, a la 4T, provocó lo inevitable. Que las fuerzas armadas aparecieran hincadas ante una dictadura.

Las palabras del General Luis Cresencio Sandoval, en el marco del aniversario de la Revolución Mexicana, dejaron postrado el ánimo del país. Fueron interpretadas como la señal ominosa de que la neutralidad política de las fuerzas armadas ha llegado a su fin.

De que ahora ya no están el servicio de la nación sino del partido en el poder. De que su lealtad ya no es hacia la Constitución, sino hacia un presidente arbitrario y autocrático.

Los mexicanos hemos sido educados en el respeto al Ejército. Para la idiosincrasia popular soldado, patria, bandera, escudo, soberanía, son sinónimos de unidad nacional. Y lo son, porque lejos de prestarse a intereses y ambiciones de poder, han estado siempre acompañando a la sociedad sin hacer diferencias de clase social, raza o religión.

Lamentablemente, el Secretario de la Defensa pidió apoyo para un “proyecto de nación” que busca constituirse en un régimen totalitario, dedicado a dividir y confrontar al país. Que se burla de las leyes y acosa libertades. El discurso del general decepcionó profundamente. Para decirlo con claridad: Muchos ingenuos llegamos a creer que todavía teníamos en la institucionalidad de las Fuerzas Armadas un dique de contención contra el tirano. Ahora sabemos que no es así.

Ahora sabemos que estamos en manos de soldados y marinos que pueden acatar en cualquier momento las órdenes represivas de régimen porque, para ellos, como señaló el titular de la SEDENA, “es un timbre de orgullo poder contribuir a la transformación…”

Perdón, señores generales, almirantes y demás oficiales. ¿De qué pueden sentir orgullo? ¿De la centralización del poder? ¿Del vertiginoso empobrecimiento de la población? ¿De la impunidad de la que hoy goza el crimen organizado? ¿O del odio con el que siembra y riega el presidente todas las mañanas el alma de México?

El general Cresencio Sandoval aceptó leer un discurso con los remiendos y añadiduras que seguramente le hicieron en Palacio Nacional. Y con ello, permitió que el presidente le hiciera daño al hombre, al soldado y a la institución que encabeza y representa.

La perversidad oficial obligó a un gran general a violar la Constitución. El Artículo 17 de la Ley de Disciplina del Ejército es muy claro: “Queda estrictamente prohibido al militar en servicio activo, inmiscuirse en asuntos políticos, directa o indirectamente…”. Pues la orden que le dieron al titular de la Defensa fue clara: hacer proselitismo a favor de Morena.

López Obrador ha utilizado parte importante de su mandato en echar a perder a las fuerzas armadas. Las envenena con dinero, las distrae con obras públicas inútiles y les ordena no actuar en contra de los criminales, a menos que políticamente le convenga. Ahí están como ejemplo, los colgados de Zacatecas.

El aplauso militar a la “Transformación” sumado al Acuerdo publicado en el Diario Oficial de la Federación para convertir la seguridad nacional en un pretexto para ocultar la corrupción en obras que, por cierto, están bajo responsabilidad del Ejército, hablan de que la relación entre lo civil y lo militar ya está putrefacta.

Y esto, indica, a su vez, algo mucho más grave: Que ese Ejército popular puede estar en vías de convertirse en una oligarquía, distante y de espaldas al pueblo. Listo para acatar las órdenes del tirano.

Después de saber que el apoyo militar es para el partido Morena, queda preguntarse si a partir de ahora ya no van a ser las urnas, sino la fuerza de las armas las que decidirá las elecciones. Las armas tanto de los militares como de los cárteles porque el 6 de junio Morena ganó gracias a su complicidad con el crimen organizado.

Desde hace mucho tiempo un discurso no había generado tanta polémica. La reacción en los medios y en las redes ha sido abrumadora, prueba de que los dichos del general abrieron una enorme grieta en el muro de contención a la dictadura de López Obrador.

Sus palabras tienen llorando a México. Hoy sabemos que las fuerzas armadas están del lado de un depredador de instituciones y libertades. Que los soldados no están conscientes o no les importa la amenaza que se cierne contra la democracia y la legalidad.

Se confirma que las instancias históricas que han contribuido a forjar la identidad nacional están cediendo al chantaje y a la extorsión de un grupo de asalto. Hoy sabemos, general Luis Cresencio Sandoval, que los ciudadanos nos estamos quedando solos.
@PagesBeatriz

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