Juan U. Hernández
Al vestirse de guinda el país, los colores del politécnico dirían los estudiantes, lo que la clase política tradicional ya temía que les pasará, pasó, pero ahora le toca a esta clase política asimilar las lecciones que la democracia les deja y reinventarse para pasar a la práctica del juego democrático al interior de sus partidos y dejar atrás la práctica de la simulación y el engaño, propias de la soberbia con la que algunos hacían gala todavía unas horas antes de los comicios que demostró el hartazgo de la ciudadanía.
Solo muy pocos aceptaban que venía un tsunami y que era bueno que pasara para que los engreídos con el poder se dejaran ya de desplantes como los de Nuño y sus encuestas que favorecían al candidato que “coordinaba”, y ni que decir de los líderes tricolores en los estados que querían apantallar con el control de la gente y sus destinos.
“Hay miles de indecisos” decían para autocomplacerse de que no la tenían perdida, en lugar de ser honestos y tratar de convencer a los electores de que las políticas de sus gobiernos eran aceptables y por ello deberían de continuar en el poder.
Pero se cerraron, dijeron que la estructura era suficiente, “tenemos un guardadito que nos alcanza”, comentaron otros.
Pero no les alcanzó, más que el destino del hartazgo ciudadano contra aquellos políticos que llevan 18 años de este siglo prometiendo el combate a la inseguridad y la violencia y hacen todo para que esto continúe, en lugar de eliminarlo.
En las redes subsisten especímenes del viejo régimen que se niegan a cambiar, siguen buscando peros en la fuerza que los barrió en lugar de ver la paja en el propio, como finaliza un dicho. Se niegan a aceptar que los mexicanos hablaron en la urna en contra de ellos, algunos son: exdiputados, exfuncionarios diversos y sobre todo vividores del sistema que ahora los dejará fuera.
Ese es el nerviosismo de muchos, que no quieren que los agarren con las manos en la puerta y ante cualquier atisbo de cambio se niegan a dejar el lugar donde han hecho su vida aun cuando fuera a costa del engaño, mucho o poco de acuerdo con la dependencia, desde donde han simulado servir a la Nación.
El estertor de tricolores, azules y amarillos, es tal que se siente la lucha que dan en contra del cambio en el país, pero lo cierto es que donde aún se encuentren, tienen que comenzar a cambiar si no quieren ser borrados en los próximos comicios.
Hay que sumar para que a México le vaya bien, todos sin importar las diferencias propias de una democracia, deben aportar por el renacimiento del país, porque si nos vamos a revisar lo malo de los demás, veríamos que Peña Nieto firmó 266 compromisos y solo cumplió 102 a medias en su sexenio, esto es un 38% de lo que ofreció y por eso la población se cansó de tanto engaño. El siguiente gobierno debe ser diferente y responder a las expectativas creadas, sino le pasará lo mismo.
NUEVA OPOSICIÓN
Sin duda que le tenemos que apostar a una oposición fuerte y responsable para hacer los contrapesos necesarios en el juego democrático del país, olvidando de paso la venta de lealtad a cambio de privilegios para los suyos o sus gobiernos, aquello que todo sabemos es: “te apoyo en esto para que tú me apoyes en este proyecto o presupuesto”. Este tipo de negociaciones tiene que acabar por faccioso y corporativo.
Necesitamos una oposición que en verdad señale las políticas públicas o acciones que no se apeguen a la ley, o que cometan irregularidades en su desarrollo, que no sean transparentes o existan indicios de corrupción, pero no para que la utilicen como moneda de cambio, “o me das esto o lo hago público”, eso es chantaje político a la que los gobernantes están acostumbrados.
Uno de los vicepresidentes con los que ha cogobernado Peña Nieto fue contundente al afirmar que, con la reforma a los estatutos del PRI, se dieron un “balazo en el pie” y tendrá que revisarlo y refundar el partido surgido de la revolución mexicana si quieren regresar a la contienda política y evitar que las pocas posiciones de gobierno que les quedan las pierdan en los comicios siguientes.
La falta de métodos democráticos para la toma de decisiones y la designación de candidatos y demás acciones de los partidos, sin duda que funciona mejor en unos y en otros, de acuerdo con estos comicios, no funcionó y es necesario democratizar estas formas para bien de todos a corto plazo.
El partido de Gómez Morín también debe refundarse ante la debacle del joven maravilla donde ya algunos levantan la mano para dirigirlo, ya que sería una incongruencia que Anaya intentara regresar como presidente de su partido, cuando a su interior demandan cambios. Roberto Gil, destacado militante, Ernesto Ruffo, primer gobernador azul, son buenos prospectos.
Lo que debe quedar claro para todos, en particular para los que ganaron la elección, es que cualquier gobierno necesita de una oposición fuerte que permita el juego democrático e impida el abuso del poder, porque no tener contrapesos, lo vivimos durante 70 años, da paso a una dictadura o acciones de ese tipo.
Los contrapesos, transparencia y rendición de cuentas son necesarios en un México nuevo que camine hacia el desarrollo.
NUEVA CHIQUILLADA
Lo decíamos aquí que la debacle oficial estaba en curso porque se negaron a cambiar y soberbios querían apantallar; lo cierto es que el PRI como partido solo ganó el Distrito de Linares en Nuevo León, de 300 distritos en que se divide electoralmente el país y como coalición “Todos por México” logró trece espacios de mayoría más en el país.
Entre estos están los tres que, de 41 distritos en disputa, lograron en el Estado de México, los otros diez son: 3 en Yucatán, 2 en Chiapas, 1 Zacatecas, 2 en San Luís Potosí, 2 en Coahuila, con lo que suman 14 diputados de mayoría de 300 posibles.
El PAN obtuvo 5 como partido y 63 como coalición Por México al Frente, un total de 68 de diputados de mayoría de 300 posibles.
Como partido, Morena ganó en 8 distritos federales y como coalición “Juntos haremos historia” arrasó en 210 distritos de 300 que tiene el país; esto es, 218 de mayoría.
Los demás partidos coaligados no pintaron en ningún distrito con lo que, en términos absolutos, la nueva mayoría en el Congreso la representa Morena, seguido del PAN y el PRI, pero por la composición final que arroje cada grupo parlamentario una vez otorgadas las diputaciones plurinominales y las senadurías de lista, el tercer lugar puede cambiar.
En los estados, Morena ganó uno solo y 24 en coalición, 5 por México al Frente, Movimiento Ciudadano en Nuevo León y el PRI en Yucatán. Según la presencia de cada fuerza, se repartieron el segundo lugar que da lugar a la primera minoría en las entidades, todos los demás son la nueva chiquillada a la que algunos se resignan a formar parte, pero esa fue la decisión ciudadana.
RENUNCIA DE ORTEGA
Sicarios del gobierno sandinista de Nicaragua siguen asesinando a la población de ese país (318 muertos) al negarse Daniel Ortega a soltar las riendas del poder y de los beneficios económicos para su familia, pese a que organismos internacionales han verificado las violaciones a los derechos humanos y los asesinatos del gobierno. Nuevas elecciones libres para Nicaragua son necesarias.
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