Blas A. Buendía
Es justamente cierto que el 5 de febrero de 1917 cuando en el Pleno del Constituyente de Querétaro no había ninguna mujer que fuera copartícipe de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos -forme a fotografías históricas del momento-, hoy en día es una protesta generalizada e incluso rechazan el fenómeno de misoginia del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto al no integrar a una fémina cuando menos en la solemne ceremonia del antiguo Teatro Iturbide del domingo pasado.
Desde más allá de los tiempos de la postrevolución, la misoginia siempre ha sido un malestar para las propias mujeres porque se sientes desplazadas, pero lo que se vivió en aquella época, era de considerarse que el machismo sigue siendo regio con o sin sentido, predominando el sexo masculino en muchas esferas del poder y del propio desarrollo de México.
No es tanto que se les desplace, sino que preexiste la conciencia que deben ser incluidas porque son parte de toda sociedad, aunque existen pésimas conductas de funcionarios públicos, y cuando se trata de un magistrado que se supone que son letrados, se atreva a insultarlas de una forma ruin.
Basta recordar lo abominable de su diligencia cuando de pésimo gusto y de peor tacto político, fueron las declaraciones que emitiera el Presidente de la Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con sede en Xalapa, Veracruz, Juan Manuel Sánchez, en un foro de Equidad de Género, en Tabasco.
Sentenció que “las mujeres deben llegar a cargos públicos por su inteligencia y no porque estén bien buenas y tengan unas nalgas exquisitas”. Así el nivel del magistrado que calificaba elecciones en siete estados de la República, y denunciado abiertamente en la prensa mexicana el martes 8 de noviembre de 2016.
Y a 100 años después, aún faltan acciones a favor de las mujeres en la Carta Magna, advierten mujeres políticas pertenecientes a diversos partidos políticos de un sistema que es más que caduco u obsoleto, está rebasado por la modernidad.
El Estado revive su presencia en recuerdos de ceremonias institucionales, pero así también las olvida no por mero accidente como en el antes, durante y después que se dio en la víspera de la Promulgación de la Constitución Mexicana de 1917, que en la praxis es urgente que la presencia de la mujer sea un garante de desarrollo, no sin antes la necesidad de vencer prejuicios e inercias adversas a la cultura de igualdad.
Para el Partido Nueva Alianza, a través de la Coordinación Nacional del Movimiento de Mujeres, trabaja con la agenda liberal para avanzar hacia la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, es decir, que al cumplirse un siglo de haberse promulgado la Carta Magna de los Estados Unidos Mexicanos, aún faltan acciones para lograr el empoderamiento político, social y económico de las mujeres y avanzar así en el ejercicio pleno de sus derechos humanos y de acceso a la justicia.
Leticia Gutiérrez Corona, coordinadora nacional del Movimiento de Mujeres de Nueva Alianza, si bien destacó lo anterior, remarcó la necesidad de vencer los prejuicios e inercias adversas a la cultura de la igualdad, “no sólo en las políticas de gobierno sino en nuestra cultura nacional, donde se fortalezcan las instituciones, para que los temas de género no sean un simple discurso, sino una política transversal de Estado”.
Estima: “Existen todavía limitaciones en la formación de una cultura política y democrática orientada por valores de igualdad, pluralismo, tolerancia y no discriminación que garanticen el ejercicio del poder en los tres niveles de gobierno”.
Gutiérrez Corona señala de igual manera, que algunas de las modificaciones que ha tenido la Carta Magna a lo largo de estos 100 años han buscado eliminar la brecha de desigualdad entre mujeres y hombres.
Afirma que uno de los cambios más importantes fue el registrado en 2011 en materia de derechos humanos, ya que se reconocen los tratados internacionales de los que México es parte, así como el decreto que incorpora el principio de la paridad de género, denominado 50-50, a fin de que mujeres y hombres estén en igualdad de condiciones para participar en procesos electorales.
Por lo anterior, insistió en que la igualdad de género no es una competencia entre mujeres y hombres, más bien es un tema en el que se deben eliminar los estereotipos culturales y reconocer el talento y capacidades femeninas.
Leticia Gutiérrez indicó que un avance importante de la participación política de las mujeres se reflejó en la integración de la Asamblea Constituyente para aprobar la Constitución Política del estado 32-Ciudad de México, que estuvo integrado por 49 diputadas y 51 diputados; Nueva Alianza participó con dos mujeres y un hombre. En comparación, recuerda, el Congreso Constituyente de 1917 no tuvo ni una sola mujer.
Puntualiza que Nueva Alianza a través de la Coordinación Nacional del Movimiento de Mujeres trabaja con la agenda liberal para avanzar hacia la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres y por el respeto a los derechos humanos de mujeres, niñas, indígenas, migrantes y personas adultas mayores.
Es por ello, millones de féminas aún se preguntas: “¿Misoginia, estereotipo de empoderamiento en la armadura de la Carta Magna?” [email protected]
