La Casa Blanca defendió como un gesto de cortesía el saludo de mano del presidente Barack Obama con su homólogo de Cuba, Raúl Castro, durante el servicio fúnebre celebrado en memoria del ex mandatario Nelson Mandela.
El presidente saludó de mano a quienes estaban en el estrado y el señor Castro era uno de los que estaban ahí”, dijo un vocero de la presidencia, Josh Earnest.
Rechazó toda noción que el saludo pudiera ser interpretado como una suerte de espaldarazo para el régimen cubano.
El saludo se produjo cuando Obama se dirigía al estrado para pronunciar su discurso, algo que la Casa Blanca insistió no estaba programado, si bien se sabía que el presidente cubano sería uno de los líderes presentes en la plataforma.
Ese gesto terminó convertido en uno de los momentos más memorables de esa ceremonia y fue aprovechado por los republicanos en el Congreso para criticar al mandatario, algo que el vocero caracterizó como una patraña política.
Solía haber un importante principio que se originó con el partido republicano de que la política partisana debe quedar fuera de momentos como este”, apuntó.
Earnest dijo que el encuentro fue insuficiente para que Obama y Castro hablaran sobre temas de la agenda bilateral o asuntos como el del contratista estadunidenses Alan Gross, quien cumple una condena de 15 años bajo cargos de espionaje.
“El presidente no tuvo la oportunidad de decirle (a Castro) directamente, como lo ha hecho en varias ocasiones, que Alan Gross debe ser liberado”, refirió.
El vocero insistió que el encuentro fue un simple intercambio de saludos y no una conversación sustantiva “de manera que no hubo una oportunidad para que el presidente expusieran sus múltiples preocupaciones sobre abusos de derechos humanos en Cuba”.
Excelsior