Ciudad de México, (BALÓN CUADRADO).- Persiste la polémica cinco días después de que Dodgers ganó, gracias al poderío de brazos de dos mexicanos, la Serie Mundial de Beisbol sobre Tampa Bay. Othón Díaz, presidente ejecutivo de Diablos Rojos, pone el dedo en la llaga. Asegura que la “saturación” de la poderosa industria del futbol “puede opacar logros históricos” en otros deportes.
Hace unos días, en el sexto juego de la Serie Mundial, dos mexicanos conquistaron el título de Grandes Ligas para terminar con 32 años de frustración en los Dodgers de Los Ángeles. Víctor González fue el pítcher ganador y Julio Urías se llevó el salvamento –tuvo la responsabilidad de conseguir el dramático out final–.
“Los intereses económicos que se mueven en ese espectáculo”, lamenta, “distraen de lo que ocurre en otras actividades competitivas.”
Comoara:
“Basta que juegue la selección –mexicana– de futbol ante un equipo modesto o se consiga una victoria mediana en ese deporte para que sea la noticia principal en todos los ámbitos.»
«Si vemos, el triunfo de estos jóvenes con Dodgers no tuvo la difusión que merecían”, reflexiona.
Cuatro décadas atrás, hubo una euforia por un pelotero, Fernando Valenzuela, un fenómeno –Fernandomanía, se llamaba– que no se ha repetido en el beisbol mexicano.
Para el presidente de los Diablos Rojos, equipo del que salieron González y Urías rumbo a Estados Unidos, el poder económico del futbol hace más difícil que el éxito de estos dos jóvenes sea reconocido como se merece.
“Hay una ceguera respecto a lo que ocurre en otros deportes”, insiste Díaz.
Estos dos peloteros, argumenta, “demuestran la calidad de nuestro beisbol. Se pierde de vista que han triunfado en un deporte del más alto nivel, donde los contratos son hasta más jugosos que en el futbol, pocos mexicanos en el extranjero han logrado triunfos comparables.”
Díaz recuerda que ellos salieron apoyados por el dueño de Diablos Rojos, Alfredo Harp Helú. Pero años después, el empresario tuvo que sacrificar ganancias con otras transacciones en su equipo, con tal de no ser un obstáculo en la carrera de los jóvenes.
“Con González y Urías sí hubo pago por su transacción”, aclara.
Sin embargo, advierte, las modificaciones posteriores en Grandes Ligas ya no permitieron ganancias con la salida de jugadores.
“Fue necesario sacrificar en lo económico”, reconoce.
(Con información de Juan Manuel Vázquez, reportero de La Jornada)