Se trabaja con imaginación, intuición y
una verdad aparente; cuando esto se consigue,
entonces se logra la historia que uno quiere dar a conocer
Juan Rulfo
Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
Aquí se lo he dicho, el sexenio de Enrique Peña Nieto se fue por la borda la madrugada del 26 de septiembre del 2014 con la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Eso fue un duro golpe del que ya no se levantó mientras se fraguaban las Reformas Estructurales del Estado.
La respuesta fue tardía sobre un tema de seguridad nacional, un hecho inédito, el gobierno nunca tuvo el control sobre el manejo, les ganó la opinión pública, las investigaciones periodísticas y la oposición que le sacó raja política, el más beneficiado López Obrador y su cúpula.
Luego construyeron una verdad histórica poco o nada creíble orquestado por Jesús Murillo Karam que sigue en proceso. Aunque sea doloroso sucedió algo parecido como el caso de la matanza de 1968 o el magnicidio de Luis Donaldo Colosio, aunque se investigó no se tiene certeza de que paso y los culpables, hay “verdades” o versiones construidas por la opinión pública.
En el caso de Teuchitlán y el rancho donde se encontró el campo de exterminio, el gobierno de Claudia Sheinbaum ha caído en las mismas trampas, en lugar de enfrentar el problema han tratado de minimizarlo, inclusive la presidente se fue de gira y anduvo baile que baile.
Luego la estrategia tardía fue el enojo de Sheinbaum, culpar a los medios y al pasado sin ningún elemento, aprendió del mejor, de su mentor que así se le fue todo el sexenio. Luego la pinza mediática se cerró en las redes sociales con sus corifeos.
Todavía tienen la posibilidad de hacer un control de daños, que la FGR investigue y lo haga de manera convincente y que los de la 4T se muestren sensibles ante los más de 100 mil desaparecidos y la mitad son del sexenio del Pejelagarto y que en este gobierno van 400 personas no encontradas. Están obligados… pero mejor ahí la dejamos.
Hipocresía
Que lejos quedaron los tiempos en que Gerardo Fernández Noroña se ganó el respeto de propios y extraños con críticas severas en el sexenio de Felipe Calderón y de Peña Nieto, hay que decirlo, era una voz crítica y se veía valiente interpelando a Genaro García Luna y al finado Molinar Horcasitas.
Lejos, muy lejos quedaron esos tiempos, hoy está convertido en personaje del oficialismo, le gana la arrogancia y destila prepotencia. Pero en Palacio Nacional saben que no es confiable para ocupar otras posiciones, por eso no lo llevó López Obrador ni Claudia Sheinbaum al gabinete.
Los priistas y panistas ya aprovechan la coyuntura de sus desafortunadas declaraciones sobre el caso Teuchitlán y piden su destitución como presidente de esa cámara. Es probable que no pase nada, pero del Senado me cuentan que hay legisladores de su propia corriente que no lo soportan.
Entre Palabras
Vaya escándalo en el que se ha metido la senadora Andrea Chávez. Una investigación de LatinUS muestra la promoción anticipada para posicionarse rumbo a la elección de Chihuahua. Entre más quiere explicar, más se enreda. Como decía López ¿Quién pompo?
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Hasta la próxima.