Lo que a mí me parece inaceptable
es que un escritor o un intelectual
se someta a un partido o a una iglesia.
Octavio Paz
Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
Aquí se lo dije la semana pasada, la visita de López Obrador a Estados Unidos tendría una carga diferente a la que hizo cuando Donald Trump era presidente y se decía su amigo. Con Joe Biden no había margen de maniobra, como se dice todo era coreografía para que las placas de los fotógrafos salieran bien, tampoco hubo ninguna grosería que activara el viejo discurso contra el “imperialismo yanqui” utilizado por los dictadores latinoamericanos que tanto admira López Obrador, pero si lo doblaron igual que en julio del 2020.
De entrada, López Obrador llegó con el desaire de no asistir a la “Cumbre de las Américas” porque no se invitó a sus amigos Nicolás Maduro de Venezuela, Miguel Díaz-Canel de Cuba y Daniel Ortega de Nicaragua, que son non gratos en EU. López tardó más de seis semanas en reconocer el triunfo de Biden y no es que en la Casa Blanca les preocupe el reconocimiento de López, pero todo cuenta en aquello de las relaciones diplomáticas con la potencia número uno y vecino del norte. El gobierno de la 4T se ha convertido en un exportador de indocumentados, se reactivó de manera descontrolada la migración con más de 800 mil compatriotas que huyeron al país del norte, aunque en Palacio se vanaglorian de las remesas, esas que criticaban en los gobiernos anteriores a los que llamaban fracasados.
Aunque la ceremonia fue breve y López Obrador hizo su show en aquello de que no habla de corrido y lo soportaron, los resultados son la obligación para militarizar más la frontera norte e invertir mil 500 millones de dólares, una buena cantidad que seguramente hizo pasar aceite al amo de la “austeridad republicana”, igual que Trump que logró usar a la Guardia Nacional para contener el flujo migratorio en el sur de México y convertirnos en un Tercer País Seguro, la amenaza siempre estuvo puesta en firmar o no el T-MEC.
Insisto, aunque México no es prioridad para Biden y su gabinete, seguramente hay preocupación por la desbordada violencia que se vive de este lado y que ha dejado más de 126 mil homicidios dolosos, el tráfico de drogas, los cárteles que internan estupefacientes y dineros para ser lavados de aquel lado. Pese a los roces entre el gobierno de la 4T y la DEA, los resultados de la reunión Biden-López fueron evidentes y 48 horas después se dio la captura de Rafael Caro Quintero y la aceptación por parte de funcionarios de EU que sus agencias participaron en su localización. Mientras la violencia consume a México como nunca, y se pensaba que en los próximos días habría extradición exprés del capo a Estados Unidos, resulta que no porque le otorgaron un amparo, el narco es el mismo que está acusado por el asesinato del agente Enrique “Kiki” Camarena y que de refilón le pega al titular de CFE, un funcionario importantísimo en el sexenio de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari, ¿Por eso habrán detenido su extradición?
El 19 de junio del 2020, Andrés Manuel López Obrador aceptó que había dado la orden para liberar a Ovidio Guzmán Loera alias “El Ratón”, hijo de “El Chapo” Guzmán que fue entregado como tributo cuando Donald Trump llegó a la Casa Blanca. Mientras el discurso falso del humanismo que pregona López según su humor se dejó libre al narcotraficante para evitar la pérdida de vidas, claro que desde entonces a la fecha hay un número indeterminado de muertos por esa decisión. Mientras “los chapitos” se enfrentan en la Ciudad de México y hacen crecer su tentáculo, en Estados Unidos se ofrece una recompensa de 5 millones de dólares.
En la visita del Pejelagarto a Washington no hubo apapacho, ahí están los resultados, todo lo demás, las porras, el hotel y los que le fueron a mostrar su simpatía por la 4T, fue un numerito más para la narrativa optimista del caudillo… Pero mejor ahí la dejamos.
Entre Palabras
Mientras tanto en el frente de la campaña, Adán Augusto López se vuelve a placear y les gana los reflectores a Sheinbaum y Marcelo.
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Hasta la próxima.