Jesús Yáñez Orozco
Ciudad de México, (BALÓN CUADRADO/Agencias).- Con una pelota de trapo, cuando era niño Jorge Bergoglio daba sus primeros toques al balón en una época en que los jóvenes debían recurrir a la imaginación para jugar al futbol en la calle, recuerda el ahora papa Francisco, en una entrevista. En ella califica de “poeta” a Maradona, quien tildó de “hijo de p” a Juan Pablo II –porque vivía entre paredes y techos de oro–, cuando militaba en el balompié italiano.
«Conocí a Diego con motivo de un partido por la paz en 2014. Recuerdo con placer todo lo que hizo por Scholas Occurrentes, la Fundación que se ocupa de los más necesitados en todo el mundo», narra el primer Papa latinoamericano al diario deportivo italiano La Gazzetta dello Sport.
Y contrasta:
«En la cancha era poeta, un gran campeón que dio alegría a millones de personas, tanto en Argentina como en Nápoles. También era un hombre muy frágil.»
El Sumo Pontífice afirma que cuando supo que Maradona había fallecido, a los 60 años de edad, el pasado 25 de noviembre, rezó por él y envió un rosario a su familia, junto con algunas palabras de consuelo.
En la entrevista, Francisco, a sus 84 años, fiel seguidor del club San Lorenzo de Almagro, hace un repaso a sus primeros recuerdos futbolísticos en Buenos Aires.
“Recuerdo muy bien y con gusto cuando mi familia iba a El Gasómetro (el primer estadio de San Lorenzo). En particular, el campeonato de 1946, el que ganó mi San Lorenzo”, dice.
También rememora esos días que “pasé viendo a aquellos futbolistas jugando y la alegría de los niños cuando regresábamos a casa. La alegría, la alegría en la cara de la gente, la adrenalina en la sangre”, en referencia a los días de su infancia.
Abunda:
“Luego tengo otro recuerdo, el de la pelota de trapo. El cuero era caro y éramos pobres. Una bola de trapo nos bastaba para divertirnos y casi hacer milagros jugando en la placita cerca de casa. »
Reconoce que “de niño me gustaba el futbol, pero no era de los mejores, al contrario, era lo que en Argentina llaman ‘pata dura’. Por eso siempre me hacían jugar de arquero.”
Ser arquero, subraya, “fue una gran escuela de vida para mí. En esa posición debes estar preparado para responder a los peligros que puedan surgir, que llegan de todas partes, resume, mientras agrega que también jugó al basquetbol.”
En la entrevista, que tuvo lugar a principios de diciembre en El Vaticano, el Papa también advierte de los peligros del dopaje en el deporte.
“Ningún campeón se construye en el laboratorio. A veces ha sucedido, y no podemos estar seguros de que no vuelva a pasar. Esperemos que no, aunque el tiempo pone en su sitio a los talentos que son originales y a los que son construidos”, sostiene.
Un campeón, enfatiza, “nace y se fortalece con el entrenamiento. El dopaje en el deporte no es sólo una estafa, es también un atajo que anula la dignidad.”
El talento, alaba, “es un regalo recibido, pero por sí solo no es suficiente. Hay que trabajar en él. Entrenar es cuidar ese talento, intentar hacer madurar esas posibilidades.”