Blas A. Buendía
A raíz del terremoto de 8.4º. en la escala de Richter que fue categorizado por las autoridades sismológicas de la UNAM, oficinas del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México resultaron sumamente dañadas constituyendo un serio peligro para miles de personas que en días hábiles asisten a los diversos juzgados de este Órgano Jurisdiccional.
Como ha ocurrido en el pasado, las administraciones de los gobiernos perredistas, y en esta ocasión el que encabeza Miguel Ángel Mancera, “van a querer decir” que en las instalaciones de Isabela Católica del TSJCDMX “no hay peligro”, pero este inmueble que alberga oficinas administrativas, al igual que en la edificación de Niños Héroes y avenida Fray Servando y Teresa de Mier donde se hallan las salas civiles de oralidad, a simple vista sufren de daños estructurales, conforme a testimoniales fotográficos que le hicieron llegar a este reportero.
Trabajadores del Poder de Impartición de Justicia comentan que “sería una barbarie y un genocidio querer meter a trabajar de nuevo en esos edificios a cientos de nuestros compañeros”, toda vez que vaticinan que “con otro temblor se vendrían abajo”. Los empleados están muy asustados, porque las autoridades de alto mando del tribunal, les sentenciaron que “este lunes será un día normal” a pesar del peligro latente que han dejado como secuela estos los dinámicos movimientos telúricos.
Reiteraron que las estructuras de esos edificios ya están muy mal debido a los embates que han sufrido a través de los tiempos. Es decir, han tolerado todo tipo de contingencias desde el terremoto de 1985, y que a 32 años de esos dramáticos sucesos que hicieron cambiar los protocolos de seguridad a nivel federal, a simple vista esas moles de concreto se ven ladeadas o fisuradas, para quienes acuden a esos sitios, lo hacen con “el Jesús bendito en la boca”.
La presidencia del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, que encabeza el jurista mexiquense Álvaro Augusto Pérez Juárez, hasta este momento ha incurrido en el mutismo, que luego del enorme susto que causó el movimiento telúrico de 8.4 grados-Richter registrado en la noche del jueves 7 de septiembre, debió haber citado a una urgente conferencia de prensa para dar a conocer las condiciones en que se encuentran las estructuras de este sector.
Sin embargo, el gobierno mancerista hizo un parcial reconocimiento sobre el estado de la ciudad, anunciando leves daños a las estructuras, pero para quienes tienen la encomienda en el cumplimiento del ejercicio de impartición de justicia, sus trabajadores han demandado constantemente el cambio de edificios para la seguridad vital de todo su personal.
Recientemente, el tribunal presentó en su portal “una nueva imagen” lo que, paradójicamente, le han dado por llamarle “el maquillaje de modernidad de las instalaciones del TSJCDMX” (http://www.poderjudicialcdmx.gob.mx/), que en la praxis, dista mucho de lo que también podría representar la seguridad de sus viejas instalaciones aplicado en el desempeño de los servidores públicos, empleados, proyectistas, jueces y magistrados, sobre todo en el ámbito de esta parafernalia escénica que concentra todo el potencial de la justicia en la capital de la República mexicana.
Estragos impresionantes
Es trascendente señalar que a la media noche del jueves 7 de septiembre de 2017, un aficionado tomó un video en las laterales de la histórica avenida Paseo de Reforma, donde se observa cómo, de forma impresionante, se tambaleaba la columna del Ángel de la Independencia. (https://www.youtube.com/watch?v=yUBy5UIbZ_o), por los efectos del terremoto.
En cierto momento, provocó que se repetiría el histórico sismo que dejó a “México sin su Ángel” en el año 1957, sacudida que lanzó por los suelos el emblemático monumento nacional mexicano y cuyas escenas permanecen en la memoria colectiva de los mexicanos, así como el recuerdo más persistente del sismo que hace 60 años sacudió a la capital del país, aunado a la mezcla de una “aflicción generalizada”.
Aquel terremoto dejó 70 muertos y numerosos edificios destruidos y su magnitud fue de 7 grados en la escala de Mercalli, ocurrido a las 02.43 hora local del domingo 28 de julio de 1957.
“La imagen del Ángel por los suelos fue realmente traumático, mucho más que los muertos y la destrucción de aquel sismo”, explicó el sociólogo e historiador mexicano Carlos Martínez Assad.
El impacto de la caída rompió la cabeza y el brazo derecho de la estatua, únicas piezas que fueron reemplazadas en la restauración que el escultor José Fernández Urbina hizo durante un año, tras lo cual El Ángel volvió a su sitio y reinaugurado el 16 de septiembre de 1958.
“La cabeza fue hecha exactamente igual a la que tenía previamente”, indicó el historiador al explicar que para elaborar el nuevo brazo el escultor tomó como modelo a su entonces secretaria Esperanza Nájera.
Mucha gente pensaba que El Ángel estaba esculpido en una sola pieza de oro, solo que su estructura era de bronce bañada del preciado metal. La rapiña, como hoy en día, apareció y quienes pretendieron llevarse un trozo del “Ángel caído”, fue desilusionador.
Al devolverla a su pedestal tras el sismo de 1957, los constructores de la época reforzaron la columna y la base que sostiene la estatua hasta el punto que El Ángel ha resistido otros temblores, incluido el letal terremoto de 1985 que dejó miles de muertos y, finalmente, el bamboloteo nocturno del jueves 7 de septiembre de 2017, a las 23:49 horas, un día frío y lluvioso. El siniestro dejó un saldo de 61 muertos y 200 heridos.
Es por ello que los más de 14 mil trabajadores del TSJCDMX, laboran en medio de una plena desconfianza en la Ciudad Judicial, bajo techos de viejas estructuras, a pesar que tienen la encomienda de cumplir en tiempo y forma con las sobrecargas de trabajo.
Tan solo en 2016, el Tribunal Superior de Justicia capitalino, trabajó 280 mil 406 expedientes, lo que representa el 13.5 de la carga en el país, equivalente a la labor de 12 entidades de la República Mexicana, y al total en ciudades como Lima, Perú y San Salvador. [email protected]