Jesús Yáñez Orozco
Ciudad de México, (BALÓN CUADRADO/agencias).- Prófugo de la dictadura del proletariado –que caracteriza al régimen cubano desde 1962 cuando se declaró socialista–, Randy Arozarena sufre otra pesadilla, quizá similar a que lo hizo huir de su país: discriminación salarial en el corazón del capitalismo. El llamado American Dream. Ganar el premio Babe Ruth como el Jugador Más Valioso de la postemporada 2020 no es garante de una mejora salarial para la próxima temporada. Tampoco ser elevado a novato del año.
Randy, quien tiene un salario promedio de 3.5 millones de dólares, de acuerdo a Spotrac, y se encuentra en Tampa Bay, el décimo tercer equipo de los 30 de la MLB que más invierten en su nómina para outfielders (posición de Randy) con 18.8 millones.
De acuerdo con la revista Forbes, las Rayas tienen un valón de mil 50 millones de dólares, que contrastan con los cinco mil millones de Yankees de Nueva York.
Para un mejor contrato salarial de Arozarena, no suma ni ser de uno de los equipos que llegó a la Serie Mundial 2020 ni sus récords, como el de la mayor cantidad de hits en playoffs de la MLB.
Al contrario, el cubano ha visto su sueldo disminuido desde el 2016, cuando llegó a los Cardenales de San Luis. Ahí inició con un contrato de 1.25 millones de dólares, y al debutar en las Ligas Mayores en el 2019, devengó 555, 000 dólares.
Hoy, Tampa Bay, equipo que lo aceptó en un intercambio de jugadores en enero, le paga un promedio de 563, 500 dólares. Y Spotrac ajusta un salario estimado de 575,000 para el 2021.
“Arozarena es novato de mucha edad (25 años) y por muy bueno que sea no parecería inteligente que le ofrezcan un contrato multianual para comprarle años de agencia libre y de arbitraje”, opina Octavio Hernández Pernía, analista de métricas avanzadas en Diablos Rojos del México, entrevistado por el diario El Economista.
Y detalla:
“Los Rays, sin ofrecerle nada, lo tienen asegurado hasta los 30 o 31 años. Con esa edad, sería agente libre y, como son los Rays, no lo van a firmar, independientemente de que sea muy bueno.”
La pandemia no solo trajo mermas económicas a la liga, a los dueños y a los salarios. Arozarena dio positivo por Covid, retrasando su debut con los Rays hasta el 30 de agosto. Se ganó su lugar en el equipo poco a poco hasta batear .281 con siete jonrones en solo 23 partidos.
Ya en postemporada, bateó .377 con 10 jonrones, 14 carreras impulsadas y un OPS de 1.273 en 20 juegos, recibiendo el 64.3% en la votación de la sección de Nueva York de la Asociación de Escritores de Beisbol de Estados Unidos.
—¿Arozarena tiene una mejor aspiración económica con base en su realidad contractual?
Argumenta Octavio Hernández:
–La respuesta es no.
Porque, explica, es novato y está bajo el control de los Rays por cinco años más. O se limita a conseguir un salario mínimo el año que viene. O se espera a que venga el arbitraje. O espera más tiempo para una oferta de contrato multianual, claro, si los Rays están dispuestos a asegurar su futuro.
–¿Alcanzar la Serie Mundial ayuda a los Rays a tener una mejor capacidad económica y ofrecer mejores contratos?
–Con la temporada recortada (con 60 juegos), estadios vacíos y los dueños de los equipos hablando de pérdidas de 4,000 millones de dólares este año, cualquier ingreso extra por temas de derechos televisivos y por bolsas de premios por llegar a la Serie Mundial sirve para pagar lo que estaban perdiendo en 2020.
Y concluye Hernández:
“Los Rays son un mercado pequeño, siempre tienen la fanaticada más reducida en la liga”.
Cuando el American Dream es otra pesadilla.