Guadalupe Orona Urías
Pachuca, Hidalgo.- Sí, tanto los gobiernos estatales como el federal deben respetar más a los mexicanos; a los mexicanos que aún no caemos en las garras de la pandemia, que todavía la Moira Átropos no corta el hilo de nuestra existencia, a quienes aún no hemos atravesado el río en la barca de Caronte; más respeto, menos mentiras y mayores soluciones. Sé que es inútil tratar de hacer entender a los gobernantes, esos que, como el presidente de la República y sus fieles e incondicionales gobernadores, no atienden a los reclamos de sus gobernados, ni a las instituciones acreditadas a nivel mundial que aconsejan escuchar a la población que reclama seguridad en salud, alimentos y un salario emergente o solidario para hacer frente a la crítica situación económica, catapultada y agravada por la pandemia.
No. Los señores gobernantes viven otra realidad, muy parecida a la que vivía en su tiempo la reina María Antonieta de Austria que, como prueba de su comportamiento frívolo y superficial, ante el hambre del pueblo francés, que pedía pan, solo atinó a decir “si no tienen pan, que coman costra de pastel”. Pero el hecho de que los señores se comporten con tanta irresponsabilidad y arrogancia, sintiéndose dueños absolutos del presupuesto público, no evitará que sume mi voz a la de muchos ciudadanos para evidenciar y tratar de dejar en claro su actitud soberbia y hostil hacia los más necesitados de nuestra nación. Asimismo, para que la historia los juzgue por su irresponsabilidad al estar propiciando la agitación social en el país.
Los señores del gobierno federal mienten cuando dicen que “ya se está aplanando la curva” de los contagios; al contrario, cada día aumentan y también el número de defunciones. Mienten cuando dicen que el 1 de junio se volverá a la nueva normalidad, que la mayoría de los trabajadores podrán regresar al trabajo sin mucho problema; ¿a qué nueva normalidad se refieren? ¿Cómo se atreven a decir que podrán regresar a su trabajo, cuando, las cifras van en aumento y no están garantizando las condiciones para que la gente regrese a las fábricas a producir? E incluso, muchos mexicanos se preguntan, ¿regresar, a cuál trabajo? Sí, a cuál trabajo pues cientos de empresas han cerrado y se acerca a dos millones la cifra de empleos perdidos.
Pero, lo que está apurando a que los obreros y empleados en general regresen a laborar, no es precisamente la preocupación por ellos, sino que las autoridades del gobierno mexicano están accediendo a las presiones del gran capital, ese que vive por y para la ganancia diaria, que solamente puede producir la fuerza de trabajo del hombre, del trabajador.
El gobierno de la República cede a las presiones de los grandes ricos de México y del mundo, principalmente de Estados Unidos, y manda a su pueblo, a los productores de la riqueza nacional, literalmente al matadero; esta es una razón, la otra, quizás más
(Fotografía La Jornada)
Mentiras son también las cifras diarias que se nos dan de la cantidad de contagios y decesos, ¿por qué? ¿Será porque el gobierno de López Obrador no quiere reconocer su responsabilidad en el aumento de contagios y defunciones? Porque no quiere admitir su ineptitud para gobernar y su falta de capacidad para controlar la pandemia; las quejas de falta de insumos médicos, ventiladores y equipos de protección para todo el personal de salud siguen siendo constantes.
El propio López Gatell reconoció que los datos con que nos satura todas las noches, siguen siendo solo proyecciones, no los reales. Por ejemplo, la cifra de fallecimientos por Covid-19 en la Ciudad de México “podría ser tres veces mayor que la reportada por el gobierno de Claudia Sheinbaum”, reveló una investigación especial realizada por Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) (El economista 18 de mayo de 2020). De 4, 577 actas de defunción revisadas, 3,209 incluyen al Covid-19 u otro padecimiento respiratorio como causa de muerte; 1,045 mencionan Covid, Coronavirus, pero “sin confirmar”, y solo en 323 actas se confirma que la causa es por Covid. Mientras, en el mismo periodo de la investigación, el gobierno federal había reportado solamente 123 decesos por Covid-19 y el gobierno de la CDMX 937. Los muertos, nuestros muertos y sus deudos, también merecen respeto; consideración a su existencia y a que la opinión pública conozca que un gobierno inepto e inhumano terminó con su vida.
Pero el gobierno de López Obrador, en lugar de corregir, adopta una actitud paranoica, culpando a todos de su fracaso, diciendo que son calumnias de sus adversarios “conservadores”, etc., y el presidente se prepara, pero no para enfrentar la crisis de salud ni la económica ni para ayudar a sus gobernados, sino para reiniciar sus giras y su eterna campaña. Así que, ante este panorama y el llamado a la reapertura económica y a la “nueva normalidad”, preparémonos, o bien para ver caer cientos de seres humanos en brazos de la parca o bien para hacer un frente común entre todos los sectores de la sociedad y parar en seco la política fratricida del actual gobierno de la 4ª.T.