+La clave del éxito: querer ganar, saber perder
Nicolás Maquiavelo
Bien sabemos que todo presidente debe tomar, como usted lo dijo el viernes, “decisiones difíciles en el presente para evitar afectaciones mayores en el futuro”; pero también debe prepararse para lograr que lo bueno se cuente lo necesario, para que luego lo cuenten muchos…
Sin duda es difícil, dadas las circunstancias, que pueda usted reconsiderar el monto de incremento a los precios de los combustibles petroleros, si ya las mediciones realizadas a fin del año pasado se convirtieron en el anuncio que tantas reacciones, incluso de escándalo y pillaje, ha provocado, pero, mire usted, alguna vez Porfirio Muñoz Ledo me dijo que todo político debe estar siempre preparado para dar, ante cualquier emergencia, un paso atrás.
Siempre, también, desde que el neoliberalismo logró carta de vigencia global, quedó claro que algún día llegaría a una encrucijada que debiera ser resuelta mediante un enfoque heterodoxo. Ya hubo antes varias situaciones que debieron ser atendidas con esa óptica y quizás esta crisis actual no hubiera resultado tan drástica, a partir de que los consumidores fueron, sí, los beneficiarios de los subsidios que usted condenó el viernes pasado, pero los operadores de esa clase de políticas populistas no fueron ellos sino todos, sus antecesores, Presidente, que le rezaron al becerro de oro negro, la herencia-maldición de Lázaro Cárdenas al país, pues en vez de considerarla como la palanca que el desarrollo integral del país necesitaba, hicieron de ella un mito primero y un dogma de fe y presunta parte fundamental de la nacionalidad después…
En esa tesitura se le integró a carta política y social del país, cuando debió haberse quedado en la carta económica para ser tratado ahí como un súper recurso natural sujeto a un manejo técnico adecuado para contribuir al bienestar social de la Nación y al manejo político del Estado. Una institución con características de empresa y no de oficina pública, que aún no le deja operar con la agilidad a que obliga la conversión de un recurso natural en un producto comercial vinculado a una inmensa cartera de rubros industriales que debieron ser el basamento del gran desarrollo nacional…
… Pero la dejaron reducida al nivel de una ventanilla donde sólo los trámites burocráticos tuvieron validez, con una organización sindical que convirtió a sus trabajadores en una camarilla proletaria artificialmente protegida por un sistema socialista jamás instaurado en el país, que jamás pasó de ser un embrollo capitalista en su realidad, corrupto en su naturaleza…
De todo lo anterior jamás sus consumidores nacionales tuvieron vela en el entierro ni participación en las transas; y a la postre ya vimos que los precios por decreto a los energéticos petroleros para justificar la razón social del recurso, se fue revirtiendo en su contra hasta el límite en que hoy nos encontramos, con el grueso de la solución económica sobre las espaldas de su clientela sin deberla ni temerla.
¿Habrá sido completo el sacrificio del gobierno que usted enumeró el viernes, habiendo tanta corrupción que golpea los presupuestos de todas las áreas del gasto público, federal y estatales? ¿No sería aconsejable perder una parte más del presupuesto para ganar, recuperándola, la confianza nacional que se ha esfumado?…
Sería una doble carambola anotada en la columna del ganar-ganar…
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