La alegría y la esperanza de un nuevo año nos acompañan durante los últimos días de cada año. Hacemos nuestra lista de propósitos para el año venidero y reflexionamos acerca de las derrotas y de los éxitos del año que se va para sacar lecciones de ellos. Lo que más deseamos, es que todo salga bien para nosotros, para nuestra familia para nuestros amigos y para todos aquellos que forman parte de nuestro entorno y que el año esté lleno de cosas buenas y positivas… son deseos y el momento los hace valer.
Sin embargo en la realidad los mexicanos quisiéramos un primer mandatario que entienda los errores que cometen sus subalternos y cambiar al funcionario, por muy amigo que de él sea; que entienda que cuando una reforma fiscal no funciona, haga el cambio necesario para que el país crezca; un mandatario que sea sensible a las necesidades de las mayorías, que esté cerca de los que menos tienen y más necesitan, en fi n, un gobierno que responda a las necesidades de la grandeza que ofrece México.
Los mexicanos en este nuevo año que comienza, 2015, quisiéramos menos violencia en las calles para dar confianza a los inversionistas extranjeros; quisiéramos también que la ley se aplique sin distingos y que se combata la corrupción, principalmente entre quienes son depositarios de presupuestos que deben aplicarse en beneficio del pueblo y que se roban los dineros del erario, ante el silencio cómplice de quienes deben vigilar la aplicación de esos recursos económicos, quisiéramos un México sin la colusión entre delincuentes y funcionarios que es a lo que ahora llaman pomposamente “crimen organizado”, aunque crimen organizado también es cuando un funcionario se enriquece de manera ofensiva para el pueblo y es protegido por funcionarios públicos que están por encima de él ¿o no es un acto criminal el robarse el dinero de un presupuesto de gobierno y que, cuando participan más de uno, es organizado, en las esferas políticas?
Nuestro mayor deseo es que México ya no tenga estados que luego de ser un paraíso y un atractivo turístico mundial, como Guerrero, sean grandes panteones que donde la gente escarba, en lugar de encontrarse un tesoro, se encuentran cadáveres, en México y en el mundo no podemos entender por qué no hay responsables de esos hechos; porque no puede ser el único responsable un alcalde que se encuentra detenido? Por lo mismo nuestro deseo es que se aplique la ley, como ya dijo el presidente “caiga quien caiga”… y deseamos que no solamente sean palabras para el discurso, sino que se conviertan en una realidad en beneficio de la gran mayoría de mexicanos cuya característica es el trabajo, la entrega y su gran entusiasmo por “salir adelante”.
Uno de los deseos que durante el año nos hicieron llegar muchos dueños de negocios establecidos, es que se acaben los cobros de “derecho de piso”, que se terminen los secuestros de sus familiares, que concluyan las amenazas que criminales sin escrúpulos les hacen telefónicamente; muchos de quienes hicieron patente este deseo para los mexicanos cerraron su negocio y con ello, cerraron fuentes de empleo; por ello deseamos para este 2015, que los funcionarios encargados de la seguridad de quienes vivimos en México se apliquen en cuanto al trabajo que deben desempeñar y por el que cobran muy bien…
Pero el fin de año es propicio también para una metáfora, un cuanto y por ello, quisiera compartirles el siguiente cuento de Pancho Aquino que se titula “Un año nuevo: Dicen que cuando se acerca fin de año los ángeles curiosos se sientan al borde de las nubes a escuchar los pedidos que llegan desde la tierra. – ¿Qué hay de nuevo? -pregunta un ángel pelirrojo, recién llegado. Lo de siempre: amor, paz, salud, felicidad…- contesta el ángel más viejo. Y bueno, todas esas son cosas muy importantes. Lo que pasa es que hace siglos que estoy escuchando los mismos pedidos y aunque el tiempo pasa los hombres no parecen comprender que esas cosas nunca van a llegar desde el cielo, como un regalo. ¿Y qué podríamos hacer para ayudarlos? – Dice el más joven y entusiasta de los ángeles. ¿Te animarías a bajar con un mensaje y susurrarlo al oído de los que quieran escucharlo? – pregunta el anciano.
Tras una larga conversación se pusieron de acuerdo y el ángel pelirrojo se deslizó a la tierra convertido en susurro y trabajó duramente mañana, tarde y noche, hasta 1os últimos minutos del último día del año. Ya casi se escuchaban las doce campanadas y el ángel viejo esperaba ansioso la llegada de una plegaria renovada. Entonces, luminosa y clara, pudo oír la palabra de un hombre que decía: “Un nuevo año comienza. Entonces, en este mismo instante, empecemos a recrear un mundo distinto, un mundo mejor: sin violencia, sin armas, sin fronteras, con amor, con dignidad; con menos policías y más maestros, con menos cárceles y más escuelas, con menos ricos y menos pobres. Unamos nuestras manos y formemos una cadena humana de niños, jóvenes y viejos, hasta sentir que un calor va pasando de un cuerpo a otro, el calor del amor, el calor que tanta falta nos hace. Si queremos, podemos conseguirlo, y si no lo hacemos estamos perdidos, porque nadie más que nosotros podrá construir nuestra propia felicidad”.
Desde el borde de una nube, allá en el cielo, dos ángeles cómplices sonreían satisfechos. Hasta ahí el cuento. …Y claro en nuestra realidad mexicana todos debemos participar en lo que nos corresponde para lograr el cambio que queremos.