Recular en el No circula sabatino, no devolverá confianza y credibilidad

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Errores de cálculo y tibieza hunden a Mancera

Luis Repper

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Hay que saber leer los mensajes para entender que “mientras más se exhiba una decisión, más grande es la desesperación por no perder imagen” Lo que hizo el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, de “pedir” masivamente la renuncia a su gabinete legal fue más una acción desesperada, que una corrección a su pésima administración que tiene en vilo a la ciudadanía por la inseguridad, la corrupción, la impunidad y los desatinos de un gobierno que llegó con el 61% de votos, pero que en dos años y medio esa credibilidad y confianza en MAM está por los suelos.

Ha cambiado a dos voceros, culpándolos de la mala imagen que tiene ahora ante los capitalinos, pero los equívocos no fueron de ellos, sino de sus propios errores de conducción y su maridaje con el priismo, además de las decisiones antisociales que se reflejan en los bolsillos de quienes dice representar.

Mancera se deja manipular –falta de carácter- por su secretario particular Luis Serna Chávez y su hermano, Julio César, administrador de la Central de Abasto, por el perdedor de la elección del 7 de junio, Héctor Serrano, quienes le dictan las políticas y ordenan golpear a los ciudadanos con decisiones como el no circula sabatino, el aumento a la tarifa del Metro, el robo de las arañas y parquímetros –que le representa al clan capitalino- millones y millones de pesos libres, sin comprobar, la necedad de cambiar la tarjeta de circulación tradicional por la de chip, de la que obtienen jugosas ganancias, para el clan y otras calamidades.

El anuncio de “pedir” la renuncia de todo su gabinete es una muestra fehaciente de su incapacidad para gobernar, porque si todos están mal, quiere decir que no tuvo la inteligencia de escoger hace casi 3 años a los mejores hombres y mujeres.

El que sabe, sabe. Un maestro, un dirigente, un mandatario, debe saber que unos meses son suficientes para conocer las capacidades, habilidades, honradez, eficiencia de sus alumnos, colaboradores, secretarios, etc. y quien no funciona, de inmediato debe ser removido; Mancera, o no supo, no quiso o fue indolente, en permitir que casi 3 años, funcionarios como Serrano, Ortega, Müller, León Tovar, Rosa Icela, Sernas, fueran ineficientes y echaran a perder una gestión altamente aceptada, por sus desatinos, errores e ineficiencias.

Correr a algunos cuantos no remediará el boquete de confianza y credibilidad con que llegó en 2012 al Ayuntamiento, pero el mal no es sólo de sus colaboradores, él es directamente responsable de sus descalabros. Su enfermiza relación con Peña Nieto, Marcelo Ebrard y Andrés Manuel y su marrullero engaño de no ser perredista, sino “ciudadano” ha abierto la brecha entre la auténtica izquierda y quienes creyeron en él, aquella noche de la elección para hacerlo llegar al Zócalo; lo sabe y se victimiza; otra debilidad de alguien que no se define y juega a la doble posibilidad.

El “sin partido” (también miente), pues por sus venas corren fluidos tricolores, está en el sótanode su popularidad, y no levantará. Como digo juega a la doble posibilidad de ganar la nominación de candidato presidencial al 18, una como “independiente” y si no lo logra, se irá por el PRI –no en balde su afinidad con Peña-, porque por la izquierda, Mancera no alcanzará la designación, ni AMLO, ni Martí Batres, lo dejarán pasar, por eso con la “petición” de renuncia a sus colaboradores en el GDF, sólo trata de recuperar simpatía y credibilidad de ese 61% de votantes que lo llevaron a la cúspide; pero ¿saben una cosa?, ya no le creen.

Mancera ha medido mal sus posibilidades para el 18. Ha desarrollado su actividad pública y política en la Ciudad de México, sólo es conocido en el DF y quizá en los estados vecinos de Hidalgo, Morelos, de México, Puebla, tal vez Tlaxcala y sanseacabó. Si su mira es la presidencial, doy triple contra sencillo, que en Tekax, Yucatán, Cajeme, Sonora, Tixtla, Guerrero; Ensenada, Baja California, Bacalar, Quintana Roo, etc. no tienen la menor idea de quién es Miguel Ángel Mancera, y si se enteran de que su política administrativa es la de encarecer la vida de quien gobierna, lo rechazarán.

Su decisión de deshacerse a “quienes juzga” lo ha hecho mal, esto que ordenó lo obliga a realizarse un autoanálisis, ¿quién lo evaluará a él?… bueno, la ciudadanía ya lo hizo el 7 de junio y lo reprobó: perdió 8 delegaciones políticas, la mayoría en la ALDF, la confianza de los capitalinos, la credibilidad del elector que le dio 61% de votos en 2012 y la incredulidad de que su política “de izquierda” se asemeja tanto a la priista, que un día sí y otro también, pega a la boca, los bolsillos y a la confianza de los mexicanos.

De verdad, Mancera no atina a nada, ahora recula al castigo que infringió a los capitalinos con su no circula lo sábados y ante la postura de Morena y su mayoría en la ALDF, de echar para abajo, no sólo la prohibición entre semana, sino desterrar en definitiva el sabatino, el “sin partido” reacciona, que es lo contrario a proponer, y luego del golpazo que la Corte le dio de permitir que autos anteriores a 2017 puedan buscar la calcomanía 0, el Jefesito de Gobierno –insisto, reacciona- y adelanta que propondrá a la Comisión del Medio Ambiente de la Megalópolis, que se permita a dichos vehículos sustentar el examen de emisiones, aunque sean “autos viejos” como los calificaran el propio MAM y su “brillante” Secretaria de Medio Ambiente, Tania Müller, para obtener la calcomanía 0.

Reacción, esa ha sido la política mancerista en estos dos años y medio. Los capitalinos ya dieron su veredicto el 7 de junio.

Un pecado capital más del inquilino del antiguo Palacio del Ayuntamiento, que no quiere resolver y que daña severamente la calidad de vida, la economía y la paciencia de los defeños, la estúpidas e irracionales marchas, bloqueos, mítines y campamentos de inconformes. Todos los días, incluso hasta domingos, los insensatos taponean vías primarias desesperando a los atribulados automovilistas y pasajeros del servicio público por los infernales embotellamientos a paciencia, complacencia y complicidad de Miguel Ángel Mancera, basada en su personal sentido de la democracia, que sólo favorece a los infractores –que son unos cuantos miles- contra los millones de afectados por esa “democracia a la Mancera”, en aras de una mala interpretación del Derecho; y conste, él es Doctor en Derecho, pero no le interesa que el derecho de terceros está por encima de marchas, plantones, mítines con intereses meramente políticos.

El castillo de naipes que el susodicho levantó en 2012 se vino a tierra, perdió no sólo capital político, sino lo peor, la confianza y credibilidad de quienes confiaron en él. Hoy trata de remover el polvo del incendio sucedido el 7 de junio, pero se tizna, y las cosas van de mal en peor. Morena capitalizó los yerros, corruptelas e incapacidad de una administración que prometió “decidir juntos”, y a la hora de la verdad, la imposición es el sello y sino de un gobierno esperanzador, ahora venido a menos.

No será corriendo, liquidando a los malos funcionarios públicos, cuando el mal es de origen, es el de un político muy acotado, sumiso, obediente de su círculo cercano, que no sabe escuchar y menos discernir, a vox pópuli, que le está diciendo que su decisiones contra el bolsillo y la calidad de vida de los capitalinos son erróneas; pero aplica la máxima de Carlos Salinas de Gortari “ni los oigo, ni los veo”.

Así fue con la tarifa del Metro, con las arañas, con los parquímetros, con el no circula sabatino, con la tibieza de no fincar responsabilidad penal a Marcelo Ebrard por la corruptela e ineficiencia de la Línea 12 del Metro; por la indulgencia (actitud o tendencia de la persona que tiene especial facilidad para perdonar las ofensas, o castigarlas con benevolencia, y para juzgar sin severidad los errores de los demás), en favor de Joel Ortega Cuevas, titular de la SSP cuando la desgracia de la discoteca News Divine, en donde murieron 12 personas, entre ellos 9 jóvenes, y por el contrario lo premia con la Dirección General del STC, Metro. El señor cree que con despedir a su Gabinete se borrará todo el pésimo trabajo que realiza en el gobierno capitalino.

No… pues ahora sí, que Mancera calcula mal, como a la Hidra, cortará algunas cabezas, pero la pésima gestión ahí seguirá, en los edificios del Zócalo. ¿Quién entonces debe irse?

*Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT)

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