Jesús Yáñez Orozco
Ciudad de México, (BALÓN CUADRADO).- El caso de José Antonio García, 28 años de edad, ex integrante de Pumas -que representa a la Universidad Nacional Autónoma de México, uno de los cuatro clubes más populares con América, Cruz Azul y Chivas– y quien ahora no puede caminar, postrado en silla de ruedas, es emblemático en el mar de injusticias laborales que priman en el balompié mexicano desde tiempos inmemoriales.
Y es “ejemplo contemporáneo de la manera como los empresarios del balompié ven al jugador, además de que no sólo le falló el club, sino también sus compañeros y la Asociación Mexicana de Futbolistas (AMF)”, lamentó José María Chema Huerta, ex presidente del disuelto Sindicato de Futbolistas Agremiados de México (FAM).
“Es una mancha más al tigre de las injusticias del futbol mexicano”, denunció Huerta, quien hace años logró formar un sindicato de jugadores el cual fue enterrado por directivos de la Liga Mx.
“Toño García demuestra de nueva cuenta la necesidad de un sindicato, no de una asociación civil como lo es la AMF, dirigida por Álvaro Ortiz, la cual no tiene la fuerza colectiva para solucionar un problema tan grave como éste”, dijo molesto el exrepresentante gremial por los atropellos permitidos durante décadas.
José Antonio García reveló hace unos días que se encuentra incapacitado para caminar debido a una negligencia por parte de directivos de Pumas. El futbolista necesitaba de ciertas cirugías por un problema en la cadera, pero el tratamiento no fue el adecuado, además el plantel le retiró su apoyo cuando se encontraba en un momento crítico de salud.
Huerta recordó que ha habido casos similares en la Liga Mx, donde los jugadores tienen que abandonar las canchas por temas médicos, como lo vivió hace 20 años el ex integrante del Atlas César Andrade tras sufrir un accidente automovilístico y perder una pierna.
“En ese entonces se pasó la charola para ayudarlo, lo cual no era lo adecuado, y hasta ahora sigue sin haber un fondo de ahorro para respaldar a los futbolistas en esas situaciones”, recordó.
Aunque los jugadores “laboran bajo esquemas especiales, con grandes salarios, no dejan de ser trabajadores, deben estar inscritos en el Seguro Social, tienen derechos y obligaciones. En el caso de Toño García, si hubo una negligencia por parte del club, deben asumir su responsabilidad”, acusó.
“El problema es la desunión de los futbolistas, la cual ha sido inducida por los directivos”, consideró Huerta.
Ahora, criticó, “los jugadores están más cómodos, se han aburguesado, cada quien defiende su parcela, cambiaron un salario oneroso para aceptar el silencio, pero deben recordar que nadie tiene garantías y es tan responsable el culpable como el que calla.”
Destacó que “al ser el balompié un microcosmos de la sociedad, ojalá el presidente Andrés Manuel López Obrador mirara lo que pasa en este deporte, para hacer una transformación en esta área, donde reina la impunidad, falta el equilibrio con un sindicato para negociar, porque el jugador también es un trabajador.”
(Con información del diario La Jornada)