SENTENCIA INJUSTA A JOVEN DE 21 AÑOS

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Ulises

Ixtapaluca, Méx. SIMEX.- “Lo único que quiero decir, es que yo me robe el carro… y a este muchacho, lo vine a conocer cuando lo subieron a la patrulla…” fue parte de lo que dijo Antonio López Silva, durante una audiencia ante el Juez, declaración que consta en el audio y video que se tomó durante la audiencia. Sin embargo por tratarse de Magdalena del Refugio Campos Garnica, quien se dijo agente del ministerio público federal, la autoridad hace caso omiso de las pruebas que son evidencia de la inocencia del coacusado, Ulises Vargas Cadena, un joven de 21 años.

Fabiola Cadena García, madre de Ulises, en entrevista dijo que ella, sus hijos y sus novias, acudieron a una feria en Santa Bárbara, y Ulises después fue a dejar a su novia, de regreso a su casa, unos paramédicos a bordo de una ambulancia lo alcanzan lo detienen y lo golpean, acto secundado por elementos de la policía municipal de Ixtapaluca.

Relata que cuando su hijo preguntó por qué lo golpean, le dicen que por haber robado un automóvil en Palmas, al tiempo de exigirle que dijera donde estaban sus cómplices; él les explicó que sólo regresaba de dejar a su novia, lo siguieron golpeando; llegaron patrullas, a golpes lo subieron y, dijeron, que lo presentarían al MP. Todo esto observado por vecinos, quienes la localizaron con el celular de Ulises, que le quitaron a los policías.

Es importante mencionar que los uniformados buscaron el vehículo que fue robado en la colonia del Mazo, y lo encontraron en la colonia Santa Bárbara, cerca de la calle Cotera, por donde los paramédicos detuvieron a Ulises. Sin embargo, al parecer, por querer quedar bien con la ministerio público federal, los policías aseguraron que a Ulises lo bajaron del carro robado, que él iba conduciendo, a pesar de que los vecinos testifican que lo detuvieron y golpearon cuando caminaba, por la calle.

La mamá de Ulises, después de recibir la llamada, acude al lugar, pero no encuentra nada, por lo que, apoyada por uno de los vecinos, inicia la búsqueda de Ulises, primero en palacio municipal, después en el Centro de Mando, y por último en el Ministerio Público de Ayotla. Dos horas después, los policías lo presentaron muy golpeado.

En su oportunidad, Ulises comentó a su progenitora que antes de llegar al MP; lo llevaron por la Panasonic, donde lo siguieron golpeando, exigiendo que diera el nombre de sus cómplices y querían obligarlo a firmar un papel, al no aceptar siguieron los golpes, le aplicaron descargas eléctricas (causándole una lesión). De ahí, lo llevaron al palacio municipal, continúan golpeándolo, porque no firmó el papel, al no conseguirlo, por fin lo presentan ante el MP descalzo y muy lastimado. Donde informaron a Fabiola que se iniciaría la investigación correspondiente, porque estaba acusado de robo de vehículo, les dijo que no podía ser porque estuvieron juntos en la feria de Santa Bárbara. Todo sucedió el 8 de diciembre de 2013.

Al día siguiente, la denunciante, rinde su declaración y señala a Ulises como responsable de robo, por lo que, es trasladado al penal de Mixquic, en donde lleva recluido 2 años. La mamá, comenta que, una vez en el penal, durante la segunda audiencia, el 16 de diciembre de 2013, el Juez, Maestro Manuel Cruz, le dicta libertad “por falta de pruebas”. Pero al poner un pie en la calle, un numeroso grupo de agentes de la judicial de Ayotla, que alcanzaba a cerrar la calle, lo detuvo con el argumento de que tenían una orden de aprehensión “por el mismo delito”, que nunca presentaron. Es importante destacar, que nunca entregaron a Fabiola, (la mamá) el documento de libertad a pesar de que ésta, fue dictada por el juez durante una audiencia.

Fabiola detalló que el MP, Pineda, le informó que Magdalena Del Refugio, pedía que le dieran 130 mil pesos, correspondientes al valor del vehículo (ya recuperado), pero no retiraba los cargos, simplemente dejaría de acudir a las audiencias.

Estos casi dos años, dice Fabiola Cadena, se han convertido en una tortura, pues Ulises ha contado con 3 defensores de oficio, que lo han perjudicado más que defenderlo, y explica: La primera fue una abogada particular, que consiguió (¿) la libertad de Ulises, que le duró hasta la salida del penal. La abogada, cobró, no espero a que Ulises estuviera en la calle, como si estuviera enterada de lo que iba a suceder. Al día siguiente se presentó y pidió la misma cantidad para tomar de nueva cuenta el caso y asumir la defensa por el delito por el que, supuestamente ya había sido juzgado.

Endeudada hasta los huesos, dice Fabiola, regresé a la tortura de tratar de sacar de la cárcel a mi hijo porque es inocente; le asignaron a Juan Domingo, un defensor de oficio, quien promovió un amparo que costó 10 mil pesos, pero no sirvió, porque estaba mal elaborado y lo rechazaron; continúan las audiencias, pero el defensor ya no regresa porque lo enviaron a otra zona. Le asignan a Guillermo, otro defensor de oficio, quien dice que hay que trabajar con todo, pero no asegura resultados porque sólo está de paso, Entonces llega Araceli. Quien le dice a Fabiola que lo que Ulises debe hacer es declararse culpable. Porque así le darían una sentencia menor, y si se va a juicio le darán hasta 20 años.

Lo anterior explica, porque a Antonio López Silva quien se declara culpable, y refiere no conocer a Ulises, le dictan una sentencia benigna de 6 años y 8 meses, en tanto que a Ulises, por sostener que es inocente, el Juez, Octavio Castaño Fonseca (con dos semanas en el cargo), le impone 10 años 4 meses.

Estos casi dos años, dice Fabiola, han sido de sufrimiento para su hijo quien es constantemente golpeado por quienes le piden dinero para no agredirlo; aunque Ulises suplica a su mamá pague lo que le piden, su situación económica no se lo permite, pues Fabiola trabaja en casas ajenas, para sobrevivir. Antes ya le asestaron dos navajazos para obligarlo a pagar una cuota de sobrevivencia. Sólo me alcanza, dice la mamá para pagar la renta de 150 pesos a la semana por la “casa” donde lo tienen hacinado con otros 20 reclusos que pagan la misma cuota, de lo contrario tendría que ser trasladado al lugar “inseguro”. Ahora, los abogados José Martín Caballero y Jesús Santiago cuentan con 30 días para apelar la sentencia…

Casos como el relatado son parte de lo cotidiano en los juzgados, lo cual es lamentable porque dañan la imagen del gobernador Eruviel Ávila Villegas, quien siendo doctor en derecho, se ha comprometido a que la procuración de justicia sea eficaz… Por eso, el Juez Octavio Castaño Fonseca, tiene la última palabra.

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