María Esther Beltrán Martínez Fotos: J. Carlos Santana
Málaga, España.- El Centre Pompidou de Málaga presenta a Sheila Hicks, artista estadounidense, con una monografía, la primera de la artista en España. El público tiene la oportunidad de disfrutar de la variedad del trabajo de Hicks, que tiene obras de dimensiones arquitectónicas hasta pequeños tejidos y fotografías.
Un tiempo propio. Librarse de las ataduras de lo cotidiano, nombre de la exposición contiene Minimes, piezas que denomina así la artista a las piezas pequeñas, que teje al aire libre o en su estudio. Estas miniaturas son como poemas íntimos que constituyen también los bancos de prueba de sus futuras creaciones.Para cualquier trabajo, utiliza un marco de madera de aproximadamente 30 por 10 cm, en el que planta clavos en los bordes superior e inferior, pasando del primer clavo superior al primer clavo inferior, luego al segundo clavo superior y así sucesivamente.
Estira un hilo continuo que formará la cadena con la ayuda de una aguja de acero tejen los colores elegidos por su ojo de pintora. En algunos lugares deja ranuras verticales, que aportan flexibilidad a la superficie. Estas pequeñas obras maestras bordeadas de orillos en los cuatro lados están perfectamente acabadas.
Hicks tiene una gran relación con México y así nos lo hizo saber en una breve charla. En el verano de 1954, mientras estudiaba en la Universidad de Siracusa, Sheila Hicks viajó a Taxco, México. Allí pintó y tomó sus primeras fotografías. En septiembre ingresó en Yale, donde recibió clases de Josef Albers, el veterano profesor de la Bauhaus a la cabeza del departamento de diseño, que despertó la sensibilidad material y cromática de su alumna.
Obtuvo una beca para el viaje de estudios a Francia pero antes decidió viajar a México para fotografiar los restos de ciudades precolombinas y las cubiertas de hormigón del arquitecto Félix Candela para un periódico neoyorquino. Conoció al pintor guatemalteco Carlos Mérida, vinculado al muralismo mexicano y a Matías Goeritz, promotor de la arquitectura emocional y la escultura, que en 1957 inició su serie Mensajes, obras luminiscentes realizadas con pedazos de tela metálica.
Tras su estancia en París, Sheila regresó a México allí permaneció cuatro años viviendo en Taxco el viejo,compartió momentos con los arquitectos Goeritz y Luis Barragán, cuya colorida arquitectura con combinan las tradiciones autóctonas con el modernismo la animaron a trabajar con textiles que eran los materiales que más le atraían realizó obras como Amarillo y Tasco el viejo, ambas en 1960, estas obras se encuentran en el Centre Pompiduo. De está relación hay un fotografía tomada por la artista de los arquitectos mexicanos, que se exhibe en el marco de la exposición que se exhibe en Málaga.
En 1961 presenta la exposición Pinturas de Lana, en la Galería Antonio Sousa desde la Ciudad de México.
Sheila no había abandonado su ambición pictórica solo decidió perseguirla con otros medios ya no con pintura al óleo sino con lana. En 1964 se trasladó de nuevo a París y nunca ha dejado de viajar como se demuestra en la exposición del Pompidou de Málaga en donde vemos obras que realizó en Marruecos, Japón y México.
Para la artista trabajar con hilos es una experiencia de vida, y considera que cada uno que ve su obra debe reflexionar sobre el trabajo que ha tenido las prendas de ropa que porta. Una prenda determina mucho el contexto de una historia.
A sus más de noventa años, la artista se muestra muy activa y señala que donde la llamen para dar cursos o pláticas sobre su trabajo. Ahí estará.
Visitar la exposición permite ver el trabajo y el colorido que transporta al visitante a diversas partes del mundo, donde Sheila ha convivido con los pobladores y ha aprendido el manejo de los tejidos y el uso que le dan a los mismo.
La obra de Sheila Hicks es un reflejo de su propia existencia.