· Se acerca el triste final del #NarcoPresidenteAMLO; ya lo espera una cárcel de alta seguridad en EU
· El imperio de Andrés, el Olimpo de Morena que conquistó Palacio Nacional —cuan poesía paranoica—, dejará de tener un “amo”, que ante su ambición y su arrogancia, se sobre entiende que López trabajó para transformar a México en un Estado comunista fallido, azuzado por Rusia, Cuba y Venezuela
· Negro pasado de un fratricida
Blas A. Buendía
Un preámbulo del destino final del calificado #NarcoPresidenteAMLO.
Ya lo espera una celda de máxima seguridad en Estados Unidos, por su evidente y amplia vinculación con el narco-crimen y cargos de conspiración con narcotraficantes, anunciaron legisladores de oposición al régimen de Andrés Manuel López Obrador, quien nunca supo ser un digno representante nacional, y mucho menos que se haya desempeñado con una impecable ética como Estadista, sino más bien, un auténtico profesional de la mentira y la bufonería.
Triste —afirman— será el ocaso de un sujeto que continuamente presumía ser “historiador” al grado de compararse superior al presidente Benito Juárez, por encima también del prócer de la Democracia, Francisco I. Madero. López Obrador, ni arde ni perezoso, mostró sus dones de fanfarrón.
La historia del ex presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández —reporta la prensa internacional— fue hallado culpable en los Estados Unidos de Norteamérica por cargos de conspiración con los barones del narcotráfico y uso de su autoridad sobre la fuerza policial y militar para permitir el ingreso a la Unión Americana de toneladas de cocaína y fentanilo, que es uno de los precursores opioides de “alta gama”.
El presidente López, a quien se le considera ahora el Jefe de la Mafia del Cártel de Palacio Nacional, fue un extraordinario alumno al utilizar artimañas políticas cuando fue miembro activo del Partido Revolucionario Institucional, que muchos creían que en breve desaparecería del escaparate político de la nación, pero ¡no!
Porque con la candidata presidenciable aliancista Xóchitl Gálvez, por el Frente Amplio por México abanderando la tesis “Fuerza y Corazón por México”, el PRI, junto con los partidos aliancistas PAN y PRD, se reactivarán como institutos políticos serios y muy respetables por el bien de la Patria, a pesar de la guerra de desprestigio que siempre han recibido por parte de los enemigos de la República, encabezados por el autócrata y fratricida Andrés Manuel López Obrador.
Afirman que el peor pecado que cometió “El Loco” de Andrés Manuel López Obrador, fue haberse correlacionado con el bajo mundo del narco crimen organizado, luego que antes y después de llegar a ocupar la Silla del Águila de Palacio Nacional, siempre se le dependió financieramente con altos jefes del narcotráfico que operan en la amplia escala internacional, en contubernio con las fuerzas armadas mexicanas.
Su cristianismo es totalmente falso porque si bien se acercó a los chamanes para que le efectuaran “limpias espiritistas”, todo ese fanatismo no le servirá de nada ya que se escucha fuertemente entre la sociedad, que una vez que haya entregado la banda presidencial a Xóchitl Gálvez, ésta instruirá a las nuevas autoridades judiciales federales, aprehendan a través de la Fiscalía General de la República, para que de forma inmediata, sea juzgado por las leyes estadounidenses, por diversos delitos federales que incurrió como Presidente de México, en un activismo retrógrada, pro-genocida, emulando las tendencias del dictador alemán Adolf Hitler.
La sociedad mexicana ora diariamente para que el espíritu de Hitler no engendre y se transforme en el ponzoñoso perfil de Andrés Manuel López Obrador, quien el 9 de julio de 1969, sabiendo de lo que hacía por lo peleonero que siempre ha sido, estuvo presente en el escenario de la muerte de su consanguíneo José Ramón López Obrador.
No había nadie más que el asesino material que se convertiría en un fratricida, que horrorizó a la comunidad de Macuspana, Tabasco, de donde la familia López Obrador tuvo que huir del sitio por la vergüenza causada por un irresponsable jovenzuelo.
Al igual que el ex presidente hondureño Juan Orlando Hernández, que fue extraditado de su país para saldar cuentas con la justicia norteamericana, podría ser un cartabón en una eventual detención en contra de Andrés Manuel López Obrador, cuando haya dejado ser Presidente de México.
El fiscal federal estadounidense Damian Williams, dijo que esperaba que la declaración de culpabilidad “envíe un mensaje a todos los políticos corruptos que pudieron estar pensando en seguir un camino similar”.
El ex presidente Juan Orlando Hernández “tuvo todas las oportunidades de ser una fuerza para el bien en su natal Honduras”, afirmó Williams para agregar, “en lugar de ello, eligió abusar de su puesto y su país para su propio provecho personal”, asociándose con algunas de las organizaciones del narcotráfico más grandes y violentas del mundo para transportar toneladas de cocaína a Estados Unidos.
Luego que se conociera el veredicto, el gobierno de Honduras emitió un fuerte pronunciamiento en el que destaca que con el fallo en contra de Juan Orlando Hernández, queda al descubierto el fracaso del sistema de justicia hondureño y su complicidad con el crimen organizado durante su mandato.
En el documento, el Poder Ejecutivo de la presidenta Xiomara Castro, asegura que desde antes de ser gobierno, denunciaron durante toda una década la escandalosa corrupción pública y privada, y los asesinatos que quedaron al descubierto durante el juicio al ex presidente, cosa similar ocurre en México.
Juan Orlando Hernández fue arrestado en su hogar de
Tegucigalpa, la capital hondureña, tres meses después de dejar la presidencia en 2022 y fue extraditado a EU en abril de ese mismo año.
En toda esta parafernalia, que pareciera haber surgido como un guion cinematográfico de los estudios de Hollywood, reconoció en sus declaraciones ante el pleno de un tribunal de Nueva York, que “casi todos los partidos políticos en Honduras, recibían dinero del narco”, pero —como buen autócrata mentiroso— negó que “él hubiera recibido sobornos”.
Acentuó que en una gira de trabajo por Washington, ubicándose en la Casa Blanca donde se reunió con presidentes estadounidenses, orgulloso se dijo ser “un paladín en la lucha contra el narcotráfico” que “colaboraba para detener el desvío de drogas al país norteamericano”.
Si bien comentó que “en una ocasión el FBI (Federal Bureau of Investigation que es por igual, la Oficina Federal de Investigación o Buró Federal de Investigaciones), le advirtió que “un cartel quería asesinarlo”.
La prensa estadounidense estableció que Juan Orlando Hernández fue “un protector entusiasta de algunos de los narcotraficantes de cocaína más poderosos del mundo, como el mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán, quien purga cadena de por vida en una prisión de alta seguridad de EU.
Su hermano Juan Antonio “Tony” Hernández, un ex legislador de Honduras, fue condenado a cadena perpetua en Manhattan en 2012, tras haber sido declarado culpable de cargos de droga.
Tras escuchar la sentencia, la ex Primera Dama, Ana García, cónyuge del ex presidente Juan Orlando Hernández, defendió la inocencia de su marido durante una conferencia con la prensa internacional, en la que no respondió preguntas.
“Nuestra familia recibió un duro golpe, a pesar de que Juan Orlando fue el único presidente que ha puesto el pecho para luchar contra el crimen organizado, y hoy ha sido víctima de los mismos narcotraficantes que él mismo extraditó, siendo influenciados por los fiscales”, articuló.
Ana García no dudó en emitir una posición al respecto de la sentencia; hizo un llamado a todos los presidentes de Latinoamérica, que “luchen contra el narcotráfico y las redes del crimen organizado, a tener cuidado con su lucha”.
“Hoy fue Juan Orlando, mañana puede ser cualquiera, cualquiera que tenga una foto que se tomó con alguien en una actividad política, o con los hijos de alguien”, apuntó sin especificar detalles.
En medio de todo este mediático asunto judicial, se puede predecir que el político Andrés Manuel —nacido el 13 de noviembre de 1953, en el estado mexicano de Tabasco—, a su debido tiempo y circunstancia, cada día se acerca el triste final del ahora calificado #NarcoPresidenteAMLO, así como de todos sus secuaces que participaron activamente con el proyecto de la Cuarta Transformación, que solo resultó ser el saqueo de las arcas del erario federal, dejando en bancarrota a México como nación, y una deuda externa histórica.
Pero Andrés Manuel lo hizo bien para no presumirlo. Lleva años mintiéndole a todo mundo. Se transformó en un monstruo ya que aún cuenta con un ejército y una policía infiltrada en el inframundo, y estableció la cofradía demagoga de Morena.
Se le develó la naturaleza de todos esos falsos “comunistas”, toda vez que han actuado como codiciosos salvajes, guiados por sus propios instintos pasándose por el arco del triunfo toda legalidad, brillando la frase del #NarcoPresidenteAMLO, “a mí no me vengan con el cuento de que la ley es la ley”.
Cuando los morenistas encabezados por su “guía moral”, Andrés Manuel López Obrador, se sintieron amenazados, engañaron sistémicamente a todo el pueblo de México, a quien traicionaron, poniendo en riesgo el equilibrio social que durante años, el PRI había construido.
El pueblo de México, así como encumbró a López Obrador lidereando a su movimiento Morena, acabará de arruinar a esa cleptocracia morenista, la cual ha acribillado a decenas de candidatos de su propia extirpe que no está de acuerdo con el proyecto de la 4T.
El imperio de Andrés, el Olimpo de Morena que conquistó Palacio Nacional —cuan poesía paranoica—, dejará de tener un “amo”, que ante su ambición y su arrogancia, se sobre entiende que López trabajó para convertir a México en un Estado comunista fallido, azuzado por Rusia, Cuba y Venezuela
Ante esta beligerancia, el pueblo de México está dispuesto en levantarse en armas porque rechazará contundentemente ver vulnerada su Patria, por la simple y sencilla razón que “el mexicano siempre ha sido libre” y no aceptaría ser dominado por modelos extranjerizantes retrógradas, signias de empobrecimiento.
De tal suerte que esos neo-comunistas seguirán siendo —cuan parásitos—, adictos al robo y al saqueo de cualquier Nación en el mundo. Otra de las múltiples muestras es que Palacio Nacional se ha mantenido durante el mal gobierno del Obradorato, como todo un impenetrable bunker, equipado con infranqueables barricadas de metal, semejando como si México estuviera en una zona de guerra.
Han corrido diversas historias sobre este particular.
Un disparo retumbó en todos los locales cercanos al Mercado Pino Suárez, ubicado en Villahermosa, Tabasco.
Asustada, la gente acudió al negocio de telas del matrimonio formado por Andrés López Ramón y de Manuela Obrador González, el cual era atendido por dos de sus hijos, Andrés Manuel y José Ramón.
A la entrada de “Novedades Andrés”, entre las calles Progreso y Primavera, se encontraba el cuerpo de un joven de apenas 14 años de edad. Enmarcado por un charco de sangre de casi 70 centímetros de diámetro, su cabeza estaba en dirección a la calle, mientras que sus pies se posicionaron dentro del lugar, como si tratara de escapar.
José Ramón López Obrador había muerto. Una bala le atravesó la cabeza desde la parte baja hasta su oreja izquierda. Una enorme hemorragia y un traumatismo encefálico le provocaron un paro cardiorrespiratorio que lo fulminó casi de inmediato.
Solamente un joven, identificado como Andrés Manuel López Obrador se encontraba dentro del local. Nadie más presenció el hecho. Los ojos llenos de miedo, morbo y adrenalina simplemente veían al adolescente de 15 años que se quedó perplejo por ver a su hermano en el suelo, sin vida.
Notas periodísticas de la época destacaron que AMLO era el único presente en el local cuando todo sucedió, y según reportes policiacos, agentes judiciales le habían asestado una cueriza para que confesara del porqué había asesinado a su hermano casi a mansalva.
Varias versiones se manejaron de este crimen. De acuerdo con datos recopilados por este reportero free lance, que publicó el libro Crímenes Ocultos de López Obrador —censurado por la mafia del poder encabezada por Andrés Manuel—, se narra con lujo de detalle que el hermano de AMLO tomó la pistola, la cual había sido entregada a su padre como pago de una deuda, para jugar con ella, pero en un descuido cayó al suelo y se accionó.
Sin embargo, algunos reportes de medios locales de la época, que marcaron como fecha de la tragedia el 9 de junio de 1969, indicaron que Andrés Manuel acudió ante el Ministerio Público para asegurar que José Ramón quería realizar una broma a un tal Ramón, empleado de una zapatería cercana.
“Deja de jugar con esa pistola”, fue la urgencia que José Ramón le respondió al instante a su hermano Andrés Manuel, quien sin temor alguno, le repeló: “No tengas miedo”.
Y otra vez volvió Andrés Manuel a sus andanadas, que ante la petición de su carnal menor José Ramón, le espetó: “Guarda esa arma porque se te puede ir un tiro”. A esto, José Ramón le respondió: “Lo que pasa contigo es que eres un miedoso. De todo te espantas”, fue lo que reportó el Diario de Tabasco, en su sección Vida y Verdad de la provincia.
En cuanto emprendió el camino hacia la calle, el arma de fuego resbaló de sus manos y se disparó. El pequeño “Americano”, como le decían a Andrés Manuel, no logró ver nada, pues se encontraba de espaldas a la escena caminando hacia el mostrador, según las versiones.
Algunos testimonios no confirmados mencionaron que los hermanos López Obrador discutieron por el uso de la pistola Súper Colt calibre 38. En el forcejeo, AMLO habría activado el mecanismo por accidente y disparado una bala que impactó en la cabeza de José Ramón.
Con el paso del tiempo, el hecho quedó sepultado en el baúl de los pecados de Andrés Manuel, pero no de la sociedad que sigue mostrado su horror de tener a un presidente asesino, ese criminal que lanza la piedra y esconde la mano, de ese fratricida que sin miedo alguno, acepta que “fue un accidente”, que nadie creyó.
El “pequeño” Andrés se volvió más taciturno y reflexivo. Viajó a la capital del país para estudiar la universidad e iniciar su vida política, situación que lo colocó en el ojo público. Ni tardos ni perezosos, las personas trajeron de vuelta el tema, mismo que fue aprovechado por sus diversos contendientes para argumentar en su contra ese pasado negro de Andrés Manuel.
Diego Fernández de Cevallos, durante el famoso debate realizado el 7 de marzo del 2000 durante el programa de Joaquín López Dóriga, hizo referencia a la muerte de José Ramón.
“Yo a usted tendría que acusarlo de asesino”, declaró el panista, quien poseía publicaciones de aquellos tiempos donde señalaban como responsable a Andrés Manuel.
La respuesta del entonces candidato del PRD a la jefatura de gobierno del Distrito Federal fue clara: los políticos del PRI y del PAN habían utilizado esa situación para “enlodarlo”, pues “tratan, con un accidente que sufrió mi hermano, de agarrarme”.
Después de ello, poco se habló sobre el tema entre las esferas políticas y los medios de comunicación. Sólo algunos usuarios de redes sociales rescataban la tesis principal para escribir un tuit o atacar al político tabasqueño: “AMLO asesinó a su hermano”.
El único testigo en quien se podría confiar sería el casquillo que quedó debajo del mostrador. Observando todo. Habría sido el único que pudo otorgar información exacta con el humo proveniente del calor que encendió la pólvora. Algún mensaje trató de otorgar, pero no le llegó a nadie, pues sólo lo tomaron como una evidencia más del caso finalizado en un velorio dentro de la Primera Cerrada de la calle Pedro Fuentes No. 111, domicilio de la familia López Obrador.
Hasta el momento no se ha esclarecido el tema, ni siquiera el acta judicial que levantó el ministerio público del fuero común, no obstante que este reportero que le ha dado seguimiento a este escabroso caso, logró conseguirlo: TAB-140562-DOC-1122. Carpeta de Investigación (“extraviada”).
Premio México de Periodismo Ricardo Flores Magón-2021
