Vladimir Galeana
Si la Jefa de Gobierno pensaba que se le pudiera hacer realidad la promesa que le hiciera Andrés Manuel López Obrador de que fuera candidata
a la Presidencia de la República, ya se puede ir despidiendo de esa posibilidad después de la advertencia que le hicieron al Presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando lo llamaron a dar cuentas de sus recientes conductas. El reclamo fue bastante severo porque ya le llenó el buche de piedritas al mandatario norteamericano que ha sido muy paciente y tolerante.
La versión que ha circulado profusamente de la verdad del intempestivo viaje que tuvo que hacer a la Unión Americana lo coloca en un grave problema de credibilidad ante la opinión pública nacional e internacional a causa de sus desatinos y la deleznable costumbre de abrir la boca en sus conferencias mañaneras para cuestionar a gobiernos como el de Estados Unidos que ya le dieron una muestra de lo que pueden ser capaces cuando se trata de poner orden en el hemisferio y en su área de influencia.
La nueva versión de la visita en días pasados a Estados Unidos es que el mandatario mexicano ya sabía los temas que el Presidente Biden le trataría, y entre ellos las pruebas de su complicidad con el Cartel de Sinaloa y colocar en la mesa de las discusiones diversas pruebas de audio, videos y fotos que lo incriminan que fueron proporcionados por testigos protegidos. Por eso no recibió tratamiento de Jefe de Estado, y mucho menos honores a su investidura como Mandatario, por el contrario, fue tratado de una manera bastante preocupante no tan solo para él y sus principales colaboradores, sino para todos los mexicanos por las implicaciones que podría desencadenar el reclamo.
Le mostraron pruebas de audio, videos, fotos y testimonios de muchos testigos protegidos que en la Unión Americana cuentan con enorme credibilidad, acerca de sus ligas con el Cartel de Sinaloa. Por eso no le dieron tratamiento de Jefe de Estado, sino la advertencia a un posible reo que pudiera purgar de por vida el encierro en alguna de las cárceles de Máxima seguridad en la Unión Americana por sus ligas con los grandes carteles de la droga, principalmente el Cartel de Sinaloa, pues tienen muy presente la orden que dio para liberar a Ovidio Guzmán.
Para decirlo más claro, aparte de no haberle rendido honores por ser un Jefe de Estado, el trato fue bastante frío y distante porque fue recibido por un funcionario menor de la Casa Blanca, quien antes de pasarlo al Salón Oval lo llevó con los encargados de la CIA, la DEA y el FBI, para que le hicieran saber por funcionarios encargados del combate al narcotráfico de las pruebas que tienen de sus ligas con el crimen organizado a través de diversas grabaciones, videos, fotos y testimonios de diversos testigos protegidos que están dispuestos a incriminarlo ante los tribunales de la justicia norteamericana.
Y desde luego que el Señor Presidente de la República se vio en el espejo de Lula Da Silva, Ollanta ahúmala y el guatemalteco Otto Pérez Molina, quienes purgan largas sentencias. Por ello es que no recibió honores de Jefe de Estado, y eso habla del desprecio en que lo tiene el stablishment norteamericano, que si por algo se distingue es por la severidad con la que tratan a quienes consideran sus enemigos, y al parecer Andrés Manuel López Obrador es parte de esa lista. Biden le advirtió que si no cooperaba, haría públicas las pruebas de su colusión con las bandas del crimen organizado, lo que pudiera provocar una severa crisis en este país. Por eso entregaron de inmediato a Rafael Caro Quintero ¿Qué sigue? Lo inevitable, los delitos no prescriben, y Claudia Sheinbaun no será candidata. Al tiempo.