María Esther Beltrán Martínez Fotos: J. Carlos Santana
Málaga, España.- El Museo Carmen Thyssen Málaga presenta en su Sala Noble la exposición Sorolla en Jávea, compuesta por una treintena de obras; entre lienzos y notas de color, que realizó el pintor español Joaquín Sorolla en Jávea ubicadas en Alicante en el levante español.
El visitante disfrutará de la producción de esta época, se descubre, asimismo, a un Sorolla exquisito, que domina la luz y el color con extraordinaria maestría. Un pintor en plenitud creativa inmediatamente antes de su gran exposición en 1906 en la galería Georges Petit de París, que marcó el inicio de una carrera internacional que le convertiría en el pintor español más exitoso de su tiempo.
Enrique Varela Agüí, director del Museo Sorolla,comisario de la muestra, explica las estancias estivales de Sorolla en esta localidad alicantina, en 1896, 1898, 1900 y, sobre todo, 1905, supusieron un catalizador para que el pintor alcanzase la madurez de su estilo más reconocido.
“En Jávea, se interesa por el paisaje, con el cabo de San Antonio como protagonista de varios de sus lienzos y apuntes, por los colores y reflejos en el mar y el cielo, que pinta una y otra vez buscando captar su luz efímera, y por los juegos del agua y la vibración de sus colores sobre figuras de bañistas en el mar, como el extraordinario lienzo Nadadores que es la imagen principal para la difusión de la exposición. Incluso su propia familia, su esposa Clotilde García del Castillo y sus hijos, protagonizan algunos apuntes rápidos, muy abocetados, mientras disfrutan del entorno que cautivó al pintor”.
Aunque se recogen algunos de los trabajos realizados por Sorolla en Jávea en los años 1898 y 1900, la exposición, compuesta lienzos y notas de color, se centra especialmente en el año 1905, fecha en la que pinta también el cuadro Rocas de Jávea y el bote blanco, de la Colección permanente del Museo y en el que se ilustra a la perfección la transformación del lenguaje de Sorolla a través de su contacto con el paisaje de Jávea.
“Esta obra, resultado de su última campaña pictórica en este espacio paradisíaco, en un verano de grandes logros artísticos, es el origen de este proyecto expositivo. Con él se contextualiza una de las obras maestras de la Colección del Museo, explicando con detalle el entorno en que surgió y el camino de transformación que llevó a Sorolla a su maestría como pintor de la luz que Rocas de Jávea y el bote blanco demuestra. Se trata además de un proyecto de investigación más amplio, que dará sus frutos en una próxima publicación”.
Sin duda está exposición es una de las más visitadas y recuerda que en el 2016 fue una selección de gouaches y dibujos, la que dio testimonio de su segundo encuentro, en 1911, con un entorno nuevo y fascinante, la ciudad de Nueva York, que fue muy visitada.