Por: Pablo Pérez García
Ver a hombres y mujeres, niños y niñas de Tabasco, hundidos por el agua y abandonados a su suerte por el gobierno de Morena y su propio paisano el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, representa un fuerte agravio para los mexicanos, pero ante todo para quienes desde las filas de Antorcha Nacional hemos luchado siempre por salvaguardar la integridad de nuestros compatriotas que, como en esta ocasión, se encuentran sufriendo lo indecible, que han perdido todas sus pertenencias, que viven diariamente en los albergues, esperando que llegue un rayito de esperanza que les devuelva a la vida.
Pero por más que voltean hacia todos lados, lo único que ven es destrucción y agua, el apoyo gubernamental no llega por ninguna parte, únicamente la solidaridad de diversas organizaciones del país que han decidido ponerse en los zapatos de los tabasqueños y sentir en carne propia tan enorme sufrimiento y profunda tristeza.
En esta tierra que anteriormente lucía esplendorosa, con cultivos de todo tipo, con sus familias luchando con fuerza por arribar a mejores niveles de bienestar, se podría decir que el problema de la pandemia de la covid-19 ya no es tan importante, porque aunado a eso, están viviendo en el agua, mojados de pies a cabeza, pensando que al carecer de lo más elemental muy pronto estarán siendo víctimas de otras enfermedades.
Los tabasqueños de esos pueblos inundados de Cárdenas, Nacajuca, Jalpa de Méndez y otros, donde la pobreza se vive desde antes, responsabilizan al presidente de México por haberlos abandonado a su suerte, por no estar con ellos, por haber permitido que el agua los inundara para salvar otro más de sus proyectos faraónicos como la refinería Dos Bocas.
Los antorchistas de todos los rincones del país, no podíamos quedarnos cruzados de brazos frente a esa situación, ante tan tremendo agravio, por ello desde el primer momento de la tragedia instalamos centros de acopio para reunir víveres y demás que ya se han enviado a Tabasco con la finalidad de aliviar un poco el sufrimiento de nuestros hermanos.
Se trata de una tragedia muy difícil de imaginar. La inundación no abarca dos o tres manzanas de una que otra colonia, ha dejado bajo el agua a cientos de colonias populares y pueblos enteros. Las familias afectadas han perdido todo: enseres domésticos, muebles, camas, ropa, artículos y documentos personales, animales, siembras, en una palabra, lo han perdido todo.
Esa catástrofe social no es nueva en esa tierra hoy inundada en sus poblaciones más pobres, ya se han vivido situaciones de emergencia por no haber actuado en tiempo y forma por parte del gobierno aun sabiendo que hacen falta obras de infraestructura para almacenar el agua en la zona de la sierra, obras de desazolve de los ríos para que corra el agua y no se estanque en la zona baja, construcción de muros de contención en zonas inundables y hasta la reubicación de asentamientos humanos que no tienen forma de ser protegidos.
Por supuesto que toda inversión de esa magnitud cuesta pero ni el gobierno de Morena se ha decidido a trabajar en ese sentido, prefiriendo llegar a las consecuencias y pagar caro el precio de su inacción, con el sufrimiento de las familias empobrecidas de Tabasco.
Frente a esa tragedia de nuestros hermanos tabasqueños, los antorchistas hemos enviado más de 200 toneladas de ayuda humanitaria, iniciando además la recolección de firmas para exigir obras del Plan Hídrico Integral bajo el llamado enérgico para que nunca más se inunde Tabasco.
En contraparte, el actual gobierno federal que se llena la boca diciendo que primero están los más pobres, ha preferido destinar los dineros públicos a cosas más redituables políticamente, que salvaguardar la vida y el patrimonio de la gente humilde.
Porque ha sido este gobierno denominado de Morena que se ha desaparecido el Fondo de Desastres Naturales (Fonden) en el Presupuesto de 2021 y tan sólo se tienen programados 200 millones de pesos para el dragado de los ríos lo que equivale a comprar un mejoral para curar un cáncer.
Los activistas, los plenistas, los miembros de los grupos y los simpatizantes del Movimiento Antorchista Nacional, con escasísimos medios, hemos hecho todo lo que se ha podido para salvar y ayudar a la población tabasqueña.
Al momento se ha logrado aliviar un poco el sufrimiento de toda esa gente que con el agua en sus cuerpos, reclaman justicia y atención gubernamental, esa que no ha llegado como debiera, esa que probablemente no llegará y con ello sepultará la esperanza de todo este pueblo que cala muy hondo y que representa un agravio para los antorchistas y para todo el pueblo de México.